La Colombia que fue, la que será

11-04-2014 Introducción

Colombia ha avanzado mucho en el camino hacia el fin del conflicto armado interno entre la guerrilla y el Gobierno. Tanto que la pregunta que se hacen hoy millones de colombianos ya no es si habrá paz, si el medio siglo de conflicto entre las FARC-EP, el ELN y el Estado llegará a su fin.

Tierralta, Córdoba. En este municipio, 10.000 personas se beneficiaron con acceso al agua. Hernando Vanegas/El Colombiano

La pregunta que retumba hoy en las selvas, montañas y poblaciones colombianas es si 2014 será el año de la paz o habrá que esperar hasta 2015. Una pregunta agridulce, cargada de ansias y de ansiedades.

El CICR concentró su acción humanitaria en 25 zonas del país. 

Zona rural de Chocó.
El CICR concentró su acción humanitaria en 25 zonas del país.
© El País / M. Morales

Ansias, largo tiempo incubadas, de una vida mejor para las presentes y futuras generaciones, de una vida sin guerra, con dignidad y con oportunidades, donde la Colombia de la innovación, las inversiones, la del 5 por ciento de crecimiento y apenas el 9 por ciento de desempleo llegue a las veredas más alejadas, a los barrios marginales.

Ansiedades porque el tiempo de espera no es tiempo de paz, sino tiempo de guerra que continúa sin pausa, engordando la cuenta diaria de desapariciones, desplazamientos, homicidios, amenazas y abusos sexuales, inventario trágico de víctimas que cifras oficiales ponen ya en más de seis millones desde 1984.

Porque frente a la esperanza de la paz sigue estando la realidad de la guerra, el CICR reitera la obligación de las partes en conflicto de respetar estrictamente los principios y normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH), al tiempo que las exhorta a explorar acuerdos humanitarios, a cuya elaboración e implementación puede contribuir el CICR, que tengan un impacto inmediato sobre las condiciones de vida de la población civil.

Ello daría, sin duda, un bienvenido barniz de realidad y cercanía a unos diálogos de paz que, para muchas personas, todavía suenan a difusa promesa distante.

Preocupación ante la certidumbre de que un eventual acuerdo de paz apenas marcará el fin del principio. Le seguirá el principio del fin, largo y complejo, como lo son todos los acuerdos de paz del mundo, como lo es reparar y reconciliar cualquier sociedad fragmentada y traumatizada por decenios de guerra. Será crucial que esos procesos y acuerdos sean incluyentes y creativos, que establezcan mecanismos que pongan fin de verdad al conflicto e instauren dispositivos de reparación tanto material como moral y garantías de no repetición.

Será importante también que la comunidad internacional acompañemos a Colombia y a los colombianos en ese difícil camino. A petición de las partes involucradas, el CICR está dispuesto a contribuir a este proceso como intermediario neutral, experto en DIH y aportando toda su experiencia en la ejecución de acuerdos de paz en otros países para la búsqueda de desaparecidos, la reintegración, la limpieza de áreas contaminadas por explosivos o el retorno de los desplazados a sus lugares de origen.

Inquietud porque un acuerdo de paz exitoso con las guerrillas no pondrá fin a la violencia armada generada por otros grupos, las denominadas bandas criminales, cuyo impacto humanitario es, con frecuencia, comparable al del conflicto armado. En las paradojas de la desgracia, la consecuencia más inmediata de un acuerdo de paz con las FARC-EP y el ELN podría ser un aumento del área de  actuación y de la violencia de esas bandas.

La inclusión en el sistema estatal de asistencia y  reparación de las víctimas de estos grupos es un importante avance que vio la luz en 2013, un muy esperado paso para poner fin a la discriminación que sufren esas víctimas. Con todo, la violencia armada generada por estos grupos debería ser abordada de manera integral para poner fin a sus graves secuelas y proteger los logros y compromisos alcanzados en los diálogos de paz.

Este informe presenta la Colombia en la que viven millones de colombianos. La Colombia en la que trabajan las mujeres y los hombres del CICR. No es una Colombia fácil. Es una Colombia llena de desafíos habitada por personas que luchan por salir adelante con determinación y valentía. Les invitamos a leer sus páginas con sosiego, humildad y esperanza.

Sobre el papel puede que 2014 parezca un año con más ansiedades que ansias, pero las emociones humanas, hechas de material sensible, desafían consultorías, gráficos y porcentajes. Las adversidades nos enseñan a medir la felicidad y la tristeza en instantes, a adaptarnos al destino como el agua se amolda a su recipiente y a aferrarnos a las expectativas de una vida mejor por pequeñas o remotas que parezcan. A nadie escapa que 2014 es un año transcendental para Colombia en muchos ámbitos. Un año de transición hacia algo mejor que todo el mundo ansía pero que causa ansiedad porque aún está por definir.

Jordi Raich
Jefe de la Delegación del CICR en Colombia

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