18.000 personas se refugian en una aldea de Sudán del Sur

No hay suficiente alimento, pero comparten lo poco que tienen

  • Cerca de un tercio de las personas que viven en Deim Zubeir son desplazados de Raja, Korogana y Sopo. Viven en campamentos improvisados y trajeron consigo muy pocas pertenencias. Algunos se desplazaron hasta tres veces a causa del conflicto. El CICR distribuyó objetos —lonas, ropa, mantas, utensilios de cocina y bidones— para ayudar a las personas.
    CC BY-NC-ND / CICR / Mark Kamau
  • “La vida se está tornando cada vez más difícil en este lugar porque mi familia depende de mí. Aun cuando estoy enferma, debo cuidar a mis hijos y proveerlos de alimento. No sé dónde está mi esposo y no tengo manera de recibir información”, afirma Belina Sabino mientras prepara la cena para sus cinco hijos.
    CC BY-NC-ND / CICR / Mari Aftret Mortvedt
  • Esta es la cena para seis personas.
    CC BY-NC-ND / CICR / Mari Aftret Mortvedt
  • Esta parva de hojas de mandioca es el primer alimento que Rita y su familia comerán hoy. “Sacaremos las hojas, las pondremos en agua hirviendo y les agregaremos sal. Solo comemos hojas, porque no recibimos otros alimentos”, manifiesta su madre, Fatra Omar. Esto fue el el día anterior a la distribución de alimentos.
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  • Madelena Mousa proviene de Raja. “Vine aquí con mis seis hijos por el conflicto. El más pequeño tiene tres meses de edad. Caminé hasta aquí desde Raja, y el viaje duró seis días. Sabía que este era el lugar donde la seguridad era buena, y por eso decidimos venir. No tenemos pensado volver a Raja porque sigue siendo inseguro. Nos quedaremos aquí”, sostiene.
    CC BY-NC-ND / CICR / Mari Aftret Mortvedt
  • Kersto, de tres años de edad, llegó a Deim Zubeir junto con su madre y cuatro hermanos, todos provenientes de Raja. El CICR registró los datos de su familia: el niño comerá papilla el día siguiente.
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  • Después de que se le cayó un diente, Julia lo puso encima de su tukul (*cabaña donde duermen ella y su familia), porque la tradición indica que luego volverá a crecer. Julia tiene vergüenza de abrir la boca: otros niños a veces se ríen de ella porque le faltan dientes. “Estoy segura de que van a crecer de nuevo”, dice la niña.
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  • El CICR le ha dado habas y otros alimentos a Madeline Martin, que ahora prepara una comida para sus hijos. Montesena, su hija, está muy entusiasmada.
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  • “Estaba embarazada cuando tuve que huir de Raja con mis hijos. Teníamos que descansar cada dos o tres horas, y tardamos diez días en llegar hasta este lugar. No fue fácil para ellos, pero no teníamos otra opción más que irnos”, explica Belina Sabino. Diez días después de que llegaron a Deim Zubeir, nació su hijo Lurni, que hoy tiene dos meses de edad.
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  • “Si bien el CICR aún no me ha entregado alimentos, sí recibí víveres de vecinos a quienes ya se los habían entregado. Nos dieron los alimentos porque no habíamos comido nada desde la mañana. No podré devolvérselos pero, en nuestra cultura, cuando una persona no tiene nada, sus vecinos no se quedan de brazos cruzados sin ayudar. Otro día, cuando yo tenga algo, también se lo daré a alguien que no tenga nada. Nuestra cultura es así, porque sabemos que el día de mañana podrá ser uno mismo quien no tenga nada”, explica Kelika Jahn. Tiene cuatro hijos y proviene de Raja. El día siguiente, Kelika y su familia recibieron suministros del CICR.
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  • Katna Arkangelo disfruta de la papilla que le preparó su madre tras la distribución de alimentos del CICR. La niña es una de ocho hermanos que comparten alimentos. “Los alimentos que nos entregó el CICR son buenos, pero no alcanzan”, afirmó Dorina, madre de la niña.
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  • Después de cenar, los niños de la aldea se reúnen a jugar al fútbol frente a la vieja iglesia.
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16 agosto 2017

El CICR distribuyó alimentos de emergencia entre 1.000 familias en la aldea Deim Zubeir, en el noroeste de Sudán del Sur, el 10 y el 11 de agosto. La ayuda alimentará a 6.000 personas.

Según autoridades locales, Deim Zubeir tiene 36.000 habitantes, pero ahora la comunidad hospeda a 18.000 desplazados; los recursos, tanto el alimento como el agua, están exigidos al máximo