Los artefactos explosivos, una amenaza silenciosa en Colombia

El impacto del conflicto armado y de la violencia no ha dejado de sentirse durante la pandemia.

13 marzo 2021

En 2020, registramos 389 víctimas de artefactos explosivos, el número más alto de los últimos cuatro años.

La mayoría de las víctimas son civiles, principalmente población campesina, que, mientras realizaban labores cotidianas como cultivar, buscar agua, o transitar por las veredas, tropezaron con estos artefactos.

Los accidentes ocurrieron en 69 municipios de 17 departamentos del país. En algunos de ellos*, no se habían registrado víctimas en los últimos años, lo que indica que el fenómeno se ha extendido a zonas donde se pensaba que la problemática era un hecho del pasado.

Artefactos explosivos en Colombia 

Resulta difícil estimar el grado de contaminación que hay en el territorio por estos artefactos. Desde la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el Estado colombiano, se han logrado importantes avances en algunas zonas respecto al desminado humanitario, pero todavía existen grandes desafíos para descontaminar las regiones y garantizar el derecho a la no repetición de las víctimas, particularmente donde persiste el conflicto y la violencia armada.

En estas zonas, el reto es aún mayor, ya que no solo se trata de la antigua presencia de dichos artefactos, sino también de una nueva contaminación que se está generando en el contexto de la confrontación armada entre las diversas partes del conflicto y la disputa entre grupos armados por el control territorial.

En Colombia, la presencia de artefactos explosivos impacta de manera directa a la población civil, que es la más perjudicada por el conflicto y la violencia. Entre estos artefactos, se encuentran las minas antipersonal, que son los más conocidos por la opinión pública, pero también hay otros como los restos explosivos de guerra, los artefactos lanzados y los de detonación controlada**, que cada vez causan más víctimas.

El número de víctimas evidencia la gravedad de la problemática, pero no es el único indicador. En 19 municipios donde se registraron accidentes, las comunidades afrontaron, además, situaciones de confinamiento o desplazamiento, hechos que demuestran las múltiples consecuencias de este fenómeno en el plano humanitario.

Los artefactos explosivos son una amenaza silenciosa y latente para las comunidades rurales que, al no tener certeza sobre su ubicación, viven con la zozobra permanente de no poder transitar libremente por su territorio, lo que también afecta sus actividades productivas. 


* De los 69 municipios afectados en 2020, 41 no habían registrado accidentes en 2019.
**Artefactos explosivos que se activan a distancia o de forma manual, con temporizadores, control remoto u otros mecanismos.

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