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Haití: el personal de salud se esfuerza por salvar vidas bajo estrés crónico y temor constante

Ambulance workers shield a patient on a stretcher from the sun with an umbrella

El doctor Odans se describe a sí mismo como un “hijo de Cité Soleil”. Ama a su comunidad y está orgulloso de su gente. Quiere que tengan un mejor futuro y sueña con algo diferente para su bebé de ocho meses. Pero la vida no es nada fácil en una de las zonas más afectadas por la violencia armada en Puerto Príncipe. Y menos aún lo es trabajar en una de las pocas instalaciones de salud que funcionan allí. 

“El personal médico vive con estrés crónico, temor, depresión”, relata mientras nos muestra las salas escasamente equipadas de su hospital, donde pacientes y cuidadores esperan para ser atendidos. “Además de la pérdida de vidas día tras día, nos enfrentamos a un riesgo constante. Esta situación nos afecta profundamente”. 

Sus palabras describen la realidad de muchas personas. Seis meses después de la intensificación de la crisis humanitaria en Haití, la violencia armada persiste en la región metropolitana de Puerto Príncipe, y quienes se encuentran en las zonas más golpeadas afrontan a diario la desesperante falta de acceso a servicios básicos como la asistencia de salud y el agua potable.

En algunas zonas, la violencia generalizada ha llevado al sistema de salud al borde del colapso. Los ataques armados, y el incendio y saqueo de establecimientos de salud, sumados a la falta de las condiciones de seguridad más básicas para el personal, provocaron el cierre de algunos hospitales, mientras que muchos otros no cuentan con personal suficiente y están dañados. En las instalaciones, se observa una alarmante escasez de insumos médicos tales como medicamentos, sangre y oxígeno, y muchas carecen de un suministro regular de energía eléctrica y agua corriente. En ocasiones, permanecen aisladas durante días, sin poder trasladar a los pacientes o recibir insumos a causa de las restricciones a la circulación impuestas por la violencia armada. “Uno siente impotencia, no se puede hacer nada. Eres médico, pero te faltan materiales y el hospital está muy mal equipado… A veces no puedo contener las lágrimas, porque es mi comunidad. Son mis hermanos, mis hermanas”, cuenta el doctor Odans.

Doctor Elmondo Odas in Saint Marie Hospital, Brooklyn, Cité Soleil
Isabel Ortigosa/CICR

El doctor Odans trabaja en uno de los pocos hospitales funcionales que aún existen en Cité Soleil.

Mientras siguen llegando pacientes en estado crítico a los puntos de estabilización tras los enfrentamientos, muchos de los heridos ni siquiera llegan a recibir la atención más básica. Menos del 20 % de las instalaciones de salud que atienden casos de traumatismos graves en Puerto Príncipe funcionan normalmente, según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA). El traslado de pacientes a instalaciones de salud disponibles es una tarea compleja, dada la precariedad de las condiciones de seguridad en las que deben transitar las ambulancias. El servicio de ambulancias de la Cruz Roja de Haití trasladó a más de 400 pacientes en 2024, pero muchas personas no logran salir del lugar donde se encuentran y deben recurrir a prestadores de primeros auxilios que, con frecuencia, no tienen la capacidad de tratar la gravedad de sus heridas. 

“A veces las personas heridas mueren por falta de tratamiento, porque no logramos trasladarlas a tiempo a causa de los enfrentamientos, por los cortes en las carreteras o porque las ambulancias no pueden entrar", señala el doctor Odans.

Hospital beds without matresses in Port au Prince
Patients sit in a waiting room at Port au Prince hospital
Patients sit in a waiting room at Port au Prince hospital
Isabel Ortigosa/CICR

“La situación es desesperada en la mayor parte del área metropolitana de Puerto Príncipe. El acceso a los servicios de salud es prácticamente inexistente en las zonas afectadas por la violencia armada, y las personas viven con el temor de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado y resultar heridas”, dice Marisela Silva, jefa de la delegación del CICR en Haití. “Es difícil describir el nivel de ansiedad que sufre el personal de salud. ¿Cómo podemos esperar que se presten servicios de salud de calidad si el personal médico no cuenta con las garantías de seguridad más básicas para realizar su trabajo? Quienes ayudan a las personas más vulnerables nunca deberían tener que enfrentarse a estos peligros”. 

Además del acceso sumamente difícil a los servicios de salud, las más de 600.000 personas desplazadas en el país no tienen alimentos, refugio básico ni artículos domésticos necesarios para reconstruir su vida. Viven en condiciones precarias y, en muchos casos, los niños no asisten a la escuela. La malnutrición sigue aumentando y más de cinco millones de personas, casi la mitad de la población de Haití, necesitan ayuda humanitaria, según las Naciones Unidas. 

“Reiteramos nuestro pedido de respetar, proteger y facilitar la misión médica, y de garantizar el acceso de la población a los servicios de salud y a insumos, sin discriminación ni limitaciones, en cualquier momento y en todas las circunstancias”, indica Marisela Silva, jefa de la delegación del CICR en Haití. 

El CICR también insiste en la necesidad de que todos los portadores de armas protejan y respeten los sistemas de suministro de agua, las escuelas y otras infraestructuras esenciales.

La acción del CICR

Como consecuencia del aumento de los ataques a la infraestructura esencial, apoyar el suministro de agua de emergencia para personas vulnerables en las zonas más afectadas por la violencia armada es una cuestión prioritaria para el CICR. También es fundamental contar con kits de tratamiento del cólera en estas zonas, así como garantizar aspectos básicos de higiene y acceso a agua potable antes del comienzo de la temporada de ciclones.

El CICR mantiene un diálogo confidencial y bilateral con las autoridades competentes y los portadores de armas, que incluyen la Policía Nacional de Haití, integrantes de la Misión de Apoyo Multinacional a la Seguridad, cuyo objetivo es estabilizar la seguridad en Haití, y grupos armados. El diálogo se centra en la importancia de garantizar el acceso humanitario sin obstáculos para que puedan prestarse servicios básicos y entregarse insumos vitales, así como en la obligación de respetar y proteger la infraestructura esencial.

El CICR también sigue entregando a hospitales en las zonas afectadas insumos médicos que se necesitan con urgencia para el tratamiento de personas heridas con armas de fuego. Asimismo, imparte formación básica en primeros auxilios a las comunidades para que sepan cómo estabilizar a los heridos antes de su evacuación. Apoyamos los servicios de ambulancia y, en última instancia, contribuimos a la prestación y la continuidad de los servicios de salud de emergencia para personas afectadas por la violencia armada.

Ambulance workers in Haiti
+400

pacientes con heridas fueron tratados por el servicio de ambulancias de la Cruz Roja de Haití, con el apoyo financiero y técnico del CICR.

10

establecimientos de salud recibieron nuestro apoyo mediante la entrega de kits quirúrgicos, apósitos y botiquines de primeros auxilios. 

25

lámparas solares fueron donadas para mejorar el sistema de iluminación de dos hospitales, lo que contribuyó a mitigar los riesgos de seguridad y de ataques.

+55.000

personas afectadas por la violencia armada en Puerto Príncipe obtuvieron acceso a agua potable y segura gracias a la distribución de más de 2,5 millones de litros de agua y la instalación de tres tanques en sitios para personas internamente desplazadas (PID).

+100.000

litros de combustible fueron donados para garantizar el funcionamiento de hospitales y el servicio público de abastecimiento de agua.

10.000

personas desplazadas recibieron asistencia de emergencia, que incluye productos de higiene, lámparas solares familiares y dispositivos para lavarse las manos.

Ambulance workers in Haiti
A doctor working as a volunteer at the Haitian Red-Cross
Willy Pierrea volunteer at Haitian Red Cross
Two volunteers help a patient from a stretcher into an air ambulance
Fotos: Jean Jacob Charles/CICR