Ansaf, madre de diez hijos, ya ha perdido a dos hijos y una hija desde el comienzo del conflicto. Ella misma sufrió graves heridas cuando, el mes pasado, quedó atrapada en un tiroteo en Moodamiya. Ahora, recibe tratamiento en un centro médico en el valle de Bekaa, (Líbano), donde el acceso a la atención de salud en condiciones seguras es más fácil que en Siria. El futuro se muestra sombrío para esta mujer de 59 años, que teme perder a más miembros de su familia en este violento conflicto.