Excelencias, colegas, señoras y señores:
Es un privilegio estar aquí con ustedes para hablar de la iniciativa mundial en torno al derecho internacional humanitario (DIH).
Considero muy importante esta estrategia porque creo que se necesita un esfuerzo excepcional para reafirmar la pertinencia del DIH. Es momento de que los Estados se comprometan a revertir la espiral de muerte y devastación que vemos en las zonas de conflicto armado en todas partes del mundo.
El mundo y las generaciones futuras no pueden permitirse guerras que se exacerben sin límite. El sufrimiento es inconmensurable, y los costos de reconstrucción, astronómicos. Para reducir la dependencia del socorro y preservar los avances realizados en materia de desarrollo, debemos reducir los efectos de la guerra en las personas, empezando por reforzar el compromiso de respetar las leyes que la regulan.
Cuando se transgreden los límites establecidos para el combate, se desata la violencia sin sentido y se crean condiciones propicias para el arraigo de nuevas amenazas en el ámbito de la seguridad. En un mundo de divisiones y alianzas que cambian continuamente, preservar un nivel básico de humanidad durante los conflictos, en última instancia, nos protege a todos.
Podemos imaginar un mundo en el que se respeten más las leyes de la guerra: un mundo en el que se proteja a la población civil de los ataques, en el que no se viole a mujeres y niñas, en el que los niños no sean arrebatados de su madre, en el que los hospitales sean un refugio para los heridos y los enfermos, en el que la asistencia humanitaria llegue a quienes la necesitan, y en el que los prisioneros y detenidos reciban un trato digno.
Señoras y señores:
Debemos trabajar juntos para revitalizar el respeto por los Principios Fundamentales consagrados en los Convenios de Ginebra.
El CICR, junto con Brasil, China, Francia, Jordania, Kazajistán y Sudáfrica, presentó en septiembre una iniciativa mundial para impulsar el compromiso político con el derecho internacional humanitario. Desde entonces, más de 50 Estados han manifestado su apoyo, y espero que otros lo sigan haciendo.
Esta iniciativa se inscribe en una nueva realidad multilateral, trasciende compartimentos estancos para renovar el compromiso con las leyes de la guerra. A lo largo de los próximos dos años, los Estados colaborarán con especialistas jurídicos del CICR para formular recomendaciones prácticas y difundir maneras de reforzar el respeto por las leyes de la guerra.
En primer lugar, sabemos que es posible librar guerras sin dejar de lado el derecho internacional humanitario. Trabajaremos en identificar buenas prácticas y en fortalecer el compromiso para evitar infracciones.
En segundo lugar, es preocupante lo habituales que son los ataques contra infraestructura civil y hospitales. Haremos especial hincapié en que se apliquen las reglas para mejorar su protección.
En tercer lugar, debemos reforzar el derecho internacional humanitario para los desafíos que podrían plantear las guerras del mañana. Eso incluye generar orientaciones sobre cómo reducir el efecto de las operaciones cibernéticas y de información en la sociedad civil, y cómo limitar las consecuencias humanas y ambientales de las operaciones militares en altamar.
Por último, analizaremos cómo puede ayudar el cumplimiento del derecho internacional humanitario a abrir caminos hacia la paz.
En la segunda mitad del año, se darán a conocer algunas conclusiones muy preliminares. Además, voy a convocar a una junta asesora de alto nivel para que nos ayude a conducir este proceso político hacia un encuentro mundial a fines de 2026, en el que reafirmemos nuestro compromiso común con el derecho internacional humanitario.
El éxito de esta iniciativa depende de la participación decidida de todos los Estados. Esa participación no es solo un acto de liderazgo, sino también la reafirmación de una responsabilidad compartida y un compromiso con un mundo más humano.
La comunidad diplomática de Ginebra será esencial para llevar adelante esta iniciativa. Los Convenios de Ginebra se aprobaron en esta ciudad hace más de 75 años. Tenemos la responsabilidad colectiva de sostenerlos ahora y preservarlos para las futuras generaciones.
Los invito a hacerse eco de nuestro llamamiento y ser parte de este proceso.
Muchas gracias.