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“Aquí está mi mamá, aquí está mi papá”: una sepultura digna para las personas fallecidas

En Chimaltenango, Guatemala, entre colores y montañas, se encuentran algunas de los miles de historias de que deben ser contadas para la memoria: las de personas fallecidas que durante muchos años permanecieron como desaparecidas para sus seres queridos, las de personas fallecidas cuyos cuerpos han sido recuperados pero que permanecen sin identificar, las de personas que siguen esperando respuestas sobre el paradero de sus familiares.

En la comunidad de La Pedrera, Chimaltenango, los habitantes han unido esfuerzos para que las personas fallecidas identificadas y no identificadas tengan una sepultura digna, mientras pueda establecerse su identidad y ser restituidas a sus familias.

En el marco del Día de muertos, que se conmemora en diferentes países de la región, el CICR recuerda que la búsqueda de las personas desaparecidas, la identificación de las personas fallecidas y su entrega digna a sus seres queridos con respeto a sus usos y costumbres no es solo un derecho sino un imperativo humanitario. Asegurar un lugar digno para que las familias puedan recordar a sus seres queridos y honrar su memoria, significa para ellas y sus comunidades una vía para cerrar heridas profundas de muchos años

Cuando una persona desaparece, sus seres queridos se quedan con un profundo dolor y la incertidumbre de no saber qué le ocurrió y dónde se encuentra. Las consecuencias humanitarias de la desaparición no solamente afectan a los familiares, sino también a las comunidades a las que pertenecen las personas.

En Guatemala miles de familias siguen esperado respuestas desde hace décadas. No importan las circunstancias o el tiempo transcurrido: las personas tienen derecho a saber dónde y cómo se encuentran sus familiares.

En el caso específico de Guatemala, muchas personas que fallecieron en el marco del conflicto armado fueron inhumadas en diferentes territorios, muchas veces desconocidos por sus seres queridos. En la Comunidad de la Pedrera, sus integrantes realizan actividades para recordar a las personas desaparecidas, honrar a sus seres queridos fallecidos y dar cobijo a las personas que han sido identificadas y pero no reclamadas. Este año, en el marco del Día internacional de las personas desaparecidas, la asociación ASOQANIL llevó a cabo una conmemoración especial.

Con una ceremonia en la capilla del cementerio, los integrantes de la comunidad se reunieron para honrar a las personas cuyos cuerpos han sido exhumados y sepultados posteriormente en un lugar digno. Los jóvenes desempeñan un papel crucial en estas actividades, ya que son la próxima generación encargada de preservar la memoria de las personas y enfatizar la importancia del derecho a saber de los familiares de personas desaparecidas.

"Estamos reunidos para no dejar en el olvido a todos los seres queridos que están desaparecidos, que las futuras generaciones no olviden. La importancia para nosotros es tenerlos en un lugar digno como este y no estar en algún lugar abandonado, para que los familiares los puedan visitar. Tenerlos, dignificar los rostros de todas las víctimas".

  • Félix Jutzutz Cos, Habitante de Chimaltenango.

Los procesos de exhumación, identificación e inhumación en lugares dignos facilitados por expertos forenses adquieren una importancia monumental para las familias de personas desaparecidas y sus comunidades A través de estas exhumaciones se preserva la memoria de las víctimas y además otorgan a las familias la oportunidad de cerrar heridas emocionales, encontrar consuelo y rendir homenaje a sus seres queridos según sus creencias.

"Donde hacemos las exhumaciones no son lugares dignos, yo por eso sigo buscando a mi papá para que sea inhumado en un cementerio, para visitarlo el día del padre, el día de su cumpleaños. Un día lo voy a encontrar para venir al cementerio a dejarle un ramo de flores"

  •  Milagro Lotzoj, Habitante de La Pedrera e integrante de ASOQANIL

Estas acciones son motivadas por la necesidad de saber de las familias y la recuperación de la memoria colectiva. Es crucial destacar la importante labor de la Asociación ASOQANIL en este proceso, ya que gracias a las exhumaciones que han llevado a cabo, han brindado cierto alivio y consuelo a los familiares que ya conocen el paradero de su ser queridos y pueden empezar un verdadero proceso de duelo.

Los habitantes de la comunidad muestran su generosidad al dedicar tiempo y esfuerzos. Como doña Milagro, que donó un terreno en el cementerio para dar un lugar de descanso digno a las personas fallecidas identificadas e identificadas pero no reclamadas, brindando así a las familias un espacio donde pueden honrar a sus seres queridos y dejarles un ramito de flores para recordarlos.

"Lo que se está logrando a través de organizaciones e instituciones es importante porque así los familiares tienen esa oportunidad (...) esa satisfacción de decir "aquí está mi mamá, aquí está mi papá o aquí está mi hijo" y lo vamos a sepultar, para que uno en cualquier momento puede ir a dejar un manojito de flores en cualquier momento para no olvidarse de ellos".

  • Isaías Jacobo Habitante de La Pedrera

En el CICR, valoramos y apoyamos estas iniciativas locales que contribuyen a resolver el paradero de las personas desaparecidas, regresar la identidad de las personas que han fallecido y dar así respuestas a sus familias, sanando heridas del pasado y garantizando que las personas desaparecidas sean recordadas y honradas según las creencias de sus familias.
Como organización humanitaria, neutral e independiente, seguiremos trabajando en colaboración con las comunidades y las autoridades para promover la búsqueda de respuestas, respetando siempre los derechos y la dignidad de las personas desaparecidas, fallecidas y sus familiares.