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Brasil: en esta Navidad, la música lleva esperanza a un hogar de menores

Sentado con una guitarra en el regazo, Luiz*, de 13 años, deslizó sus dedos por las cuerdas, y el sonido invadió el patio. Frente a él, más de treinta personas se detuvieron para verlo tocar. Era la noche del 23 de diciembre, y la presentación celebraba la Navidad.

"Me pongo un poco nervioso", dijo Luiz, que ya se presentaba al público por cuarta vez. En el escenario improvisado, se encontraban él y otros tres niños, dos de ellos, sus hermanos.

"Me gusta aprender a tocar", dijo Felipe*, de 16 años, que estaba sentado justo atrás de su hermano más pequeño, con otra guitarra. "Pero realmente mi sueño es ser jugador de fútbol".

Los cuatro hermanos —uno de ellos, con discapacidad— viven juntos en el hogar para menores de Boa Vista, capital de Roraima, desde hace cinco años.

La unidad es administrada por la Secretaría de Trabajo y Bienestar Social (Setrabes) del gobierno de Roraima. Recibe a adolescentes en situación de vulnerabilidad, tanto brasileños como migrantes.

"Hoy estuvieron todo el día ensayando. Estaban ansiosos", contó el profesor Jackson Ferreira, que dicta clases de guitarra y acompañó a los niños en el pequeño concierto. "Esto es fruto de cuatro meses de aprendizaje y contacto con la música".

Hasta el año pasado, el panorama en el hogar era muy diferente. Los niños ya vivían en el lugar, pero no había instrumentos ni clases de música. El cambio sucedió después que el CICR entregó, a fines de agosto, un conjunto de instrumentos musicales para el hogar.

La música se incorporó al proyecto "Plantando Sueños", que comenzó hace seis meses y que incluye otras actividades como carpintería, huerta, artesanía, lengua de señas brasileña (LIBRAS) y crochet.

"El año 2020 fue desafiante y nos obligó a cambiar nuestra forma de vivir y trabajar, pero el hogar realizó una labor impresionante", dijo Nadège Porta, delegada de protección del CICR en Boa Vista. "Y en 2021, desde el CICR, nos gustaría seguir ayudando al hogar a plantar sueños".

Juliano*, de 17 años, el mayor de los hermanos, también tocó la guitarra y participó de una obra teatral en LIBRAS como parte de la celebración navideña. Sobre sus hombros, comienza a sentir el peso de una enorme responsabilidad. En breve, va a llegar a la mayoría de edad y dejará el hogar.

Foto: Adriana Duarte/CICVFoto: Adriana Duarte/CICR

"Sé que voy a tener que ayudar a mis hermanos, enseñarles y cuidarlos", expresó el joven, que no disimula su preocupación por el futuro "Pienso dónde voy a trabajar, qué voy a ser. Pienso en muchas cosas".

Dada la cantidad de tiempo que lleva viviendo en el hogar, Juliano* no tiene muchos recuerdos de Navidades lejos de allí, pero fue él quien sacó los más bellos acordes de su guitarra. "Noche de paz", uno de los villancicos más famosos, llenó de aliento y esperanza los oídos de la platea.

"Los niños que llegan aquí están llenos de heridas y cicatrices debido a las experiencias que vivieron", dijo Jaiza Lameira, consejera tutelar que trabaja en el hogar y conoce la historia de vida de la mayoría de los niños. "Por eso es muy bonito verlos cuando son bien recibidos y tienen nuevas experiencias más humanas y sensibles".

*Se usaron nombres ficticios para preservar la identidad de los entrevistados.