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"La importancia de la acción humanitaria": Lorenzo Caraffi

Con cierta frecuencia, sin importar el país, me preguntan cómo es posible ser neutral ante el sufrimiento de las personas a raíz de los conflictos armados.

No es sencillo. Cualquier trabajador humanitario podrá hablar de los dilemas a los que se enfrenta, también con cierta frecuencia, al momento de tomar decisiones que afectarán la vida de las víctimas. Es difícil el equilibrioentre los beneficios y los perjuicios de una posición.

Lo cierto es que para nosotros la neutralidad no es solo una postura moral. Es una postura humanitaria, una postura pragmática, que nos permite dialogar con todos los portadores de armas y acceder a las comunidades en las regiones más afectadas. La neutralidad no nos permite tomar partido en los conflictos armados, pero sí tomar acciones en favor de las víctimas. Nos facilita el paso en los frentes de batalla para prestar asistencia humanitaria que puede salvar vidas.

Por más de 50 años, nuestra neutralidad, imparcialidad e independencia nos han permitido cumplir con nuestro papel humanitario en las zonas más afectadas por los conflictos armados en Colombia.

De esta manera, el año pasado pudimos asistir con agua y alimentos a más de 74 mil personas confinadas o desplazadas. Obtuvimos las garantías para que nuestros equipos de salud atendieran a 382 personas heridas o enfermas, y a 1.170 víctimas sobrevivientes de violencia sexual en medio de la guerra. Nos permitió recuperar 39 cuerpos de personas dadas por desaparecidas para que pudieran ser devueltos a sus familiares, y que ellos pudieran darles un entierro digno. Además, participamos en la liberación de 63 personas en poder de grupos armados, y visitamos personas privadas de libertad en 11 cárceles del país.

Igualmente, nuestros principios nos concedieron un espacio global para promover la adhesión de los Estados a instrumentos internacionales sobre derecho internacional humanitario (DIH). La neutralidad no impone silencio al CICR, sino que crea los espacios necesarios para dialogar con los responsables directos de las presuntas violaciones de las normas humanitarias.

Insistimos en la importancia de preservar la acción humanitaria y respetar sus modalidades de trabajo para asistir a las personas afectadas

Estos diálogos son bilaterales y confidenciales. Se presentan alegaciones y, de ser el caso, se busca que las partes asuman responsabilidad sobre ellas. No es necesario que las acciones se publiquen en redes sociales para que realmente sucedan. Esto no implica que nuestra confidencialidad sea sinónimo de complacencia. Priorizamos reunirnos cara a cara con quienes toman decisiones en medio de las confrontaciones armadas. Además, en el CICR usamos la comunicación pública para apoyar nuestra labor multilateral, sensibilizar sobre el DIH y otras normas humanitarias, y explicar nuestra manera de actuar.

Adoptar una postura neutral no resuelve, por sí sola, los problemas humanitarios; pero da un marco lógico y coherente a todo lo que el CICR hace y dice. La coherencia es fundamental para generar confianza.

Los reportes de 2022 de nuestros equipos en el terreno nos permiten afirmar que la situación humanitaria en Colombia frente a los siete conflictos armados no internacionales continuó deteriorándose en distintas regiones. Lamentablemente, hubo un aumento en el número de víctimas de artefactos explosivos y de los ataques a los servicios de salud por parte de los portadores de armas. Así mismo, continuamos registrando centenas de casos de personas desaparecidas a raíz de los conflictos armados y asistiendo a decenas de miles de personas confinadas o desplazadas.

Es por eso que saludamos el marco de la política de la Paz Total y todos los esfuerzos que ayuden a disminuir las consecuencias humanitarias de los conflictos armados, e insistimos en la importancia de preservar la acción humanitaria y respetar sus modalidades de trabajo para asistir a las personas afectadas.

Las organizaciones humanitarias imparciales requieren aplicar estándares que se sustentan en el ejercicio constante de los principios de neutralidad, imparcialidad e independencia, así como el manejo riguroso de la seguridad de todos los concernidos.

A la vez, recordamos que las normas humanitarias, como el DIH, son el piso y no el techo: son los acuerdos mínimos y fundamentales a los que hemos llegado como humanidad para proteger a quienes no participan o han dejado de participar en las hostilidades. No son una prebenda para las partes en conflicto.

Todas las partes en un conflicto armado pueden brindar más protección que la prevista por el DIH, pero no menos. Además, pueden existir acuerdos entre partes para que se aplique bilateralmente una mayor protección.

Por todo lo anterior, siempre que me preguntan cómo es posible ser neutral en medio de los conflictos armados, la respuesta es la misma: para estar del lado de las víctimas de la guerra.

Lorenzo Caraffi
Jefe de la Delegación del CICR en Colombia