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Colombia, vivir en medio del conflicto: Episodio 2 - Un consejo salva vidas

Jugando fútbol, cultivando caña y vendiendo panela, así pasaba los días Salomón. Una madrugada él y su padre tuvieron que huir de casa por los enfrentamientos. En camino hacia un refugio pasó algo inesperado. Salomón duró una década sin dormir como antes y, aunque ya han pasado 14 años, lo sucedido sigue teniendo impacto en su vida.

Transcripción

[Salomón]: Una de las cosas que a mí más me gustaba en la vida era jugar fútbol. Ahora no puedo ni caminar porque camino con muletas; tengo la pierna, pero no puedo caminar así solo. Tengo que utilizar muletas, entonces es una cosa muy crítica, demasiado dolorosa que no se la desearía ni a mi peor enemiga que le llegase a suceder una cosa de estas, porque esto es muy duro.

[Deysa Rayo]: Les presento a Salomón Lugo Cardozo, el protagonista de nuestra historia de hoy.

Su vida y la de su padre cambiaron el 6 de enero de 2007 cuando sucedió algo muy cerca de su casa, en una zona rural del departamento de Caquetá con presencia de actores armados.

Pero antes, conozcamos un poco más sobre la forma en que Salomón se ganaba la vida.

[Salomón]: Yo tengo una finquita, tengo unos palitos de café y de eso mantenemos por ahí, y cuando hay la forma pues por ahí jornaliando, trabajándole al vecino, para uno ganarse lo de la comidita.

[Deysa Rayo]: Vivir un día a la vez. Esta es la realidad de miles de familias colombianas que, debido a situaciones complejas en sus territorios, deben buscar cómo conseguir el sustento para mantenerse.

Hace unos años, Salomón tenía diferentes tipos de cultivos...

[Salomón]: Nosotros en ese entonces cultivábamos caña, nosotros vivíamos solamente de la caña. Ahí había unos trapiches comunitarios donde todos los vecinos, es decir, toda la comunidad de la región, cultivábamos caña y sacábamos la caña, la panela y cada 8 días se vendía la panelita y de eso sobrevivíamos.

Nos dedicamos fue a cultivar algo lícito, pura caña y de eso vivíamos; maíz, arroz, yuca, plátano, eso era lo que nosotros cultivábamos.

[Deysa Rayo]: Bienvenidos a "Colombia: vivir en medio del conflicto". Soy Deysa Rayo y los estaré acompañando en este espacio creado por el Comité Internacional de la Cruz Roja para compartir las historias que están detrás de las estadísticas, historias de personas que, como Salomón, se enfrentan a la adversidad, se levantan, trabajan y hoy quieren compartir sus experiencias para evitar que más colombianos sufran accidentes similares.

[Deysa Rayo]: Antes de empezar advertimos que este episodio puede contener descripciones sensibles, que no son aptas para todo público.

[Deysa Rayo]: Salomón nos contaba que llevaba una vida normal, hasta que llegó aquel día del 2007...

[Salomón]: El 6 de enero del año 2007 en una trocha carretera abandonada, habían [sic] combates. Nosotros estábamos en la casa de mi padre porque todos vivíamos allí, en la misma finca; cada uno tenía su ranchito y ahí vivíamos.

[Deysa Rayo]: Eran más o menos las 5 de la madrugada cuando comenzaron los enfrentamientos muy cerca de la casa en la que se encontraban.

Hasta allí llegó una persona a advertirles que tuvieran cuidado...

[Salomón]: Nos dijo que sería bueno que nos retiráramos porque las cosas se estaban poniendo muy feas debido a la dureza de los combates. Entonces nos retiramos.

[Deysa Rayo]: En busca de refugio, se fueron caminando en dirección a una capilla de la vereda.

[Salomón]: Nosotros retiramos, nos fuimos a la capilla. Ya íbamos bien adelante y mi padre recordó que se habían quedado unas panelitas afuera en la casa, y se devolvió a llevarlas. Después de un buen rato, mi padre nada que aparecía y eso se escuchaba demasiados disparos y bombas, entonces yo me regresé a encontrarlo a ver qué le había pasado.

[Deysa Rayo]: Salomón alcanzó a caminar más o menos unos 300 metros cuando vio que su padre venía a lo lejos con las panelas, su sustento de vida.

[Salomón]: Me quedé esperándolo ahí, él llegando donde estaba, a unos 4 metros, 5 metros de donde estaba yo, cuando él se llevó una cuerda invisible con los pies y explotó la mina que fue la que nos perjudicó.

[Deysa Rayo]: Tanto Salomón como su padre sufrieron las consecuencias de la explosión.

[Salomón]: La misma comunidad fue la que nos sacó en hamaca, nos sacaron a la vía principal, y de ahí nos remitieron a Florencia, Caquetá, donde recibimos los primeros auxilios y donde estuvimos la mayor parte de la recuperación del accidente que sufrimos por una mina antipersonal.

[Deysa Rayo]: Las consecuencias de este tipo de accidentes en la vida de las personas son enormes. Un solo segundo, y después, la vida es otra.

Cada día al menos una persona es víctima de artefactos explosivos en Colombia.

En 2020 las vidas de 389 colombianos cambiaron drásticamente tras sufrir un accidente por uno de estos artefactos como consecuencia del conflicto armado y la violencia.

[Salomón]: Nosotros todos los campesinos tenemos sueños, somos las personas más humildes, que fuimos creados por mi Dios especialmente para cuidar la tierra... Además, uno con familia, con hijitos, uno queda enfermo y pues eso es muy duro porque a uno se le dificulta para todo y si uno no recibe las ayudas necesarias del gobierno, es muy crítico uno poder salir adelante.

[Deysa Rayo]: La mano derecha del padre de Salomón perdió totalmente su funcionalidad, no la puede mover y, además, a raíz del sonido de la detonación, quedó sordo.

Salomón por su parte, sufrió una fractura en una de sus piernas por lo que, desde ese día hasta hoy, casi 14 años después, debe andar siempre con muletas.

Eso sin hablar de las secuelas emocionales.

[Salomón]: Yo duré entre 8 y 10 años que yo no podía dormir, porque yo estaba dormido, o me quedaba dormido y de una vez comenzaba a soñar, y dentro del sueño escuchaba una explosión y de una pegaba era el grito.

[Deysa Rayo]: Tras vivir esta experiencia, Salomón sabe que es posible prevenir muchos de los incidentes. Por eso quiere compartir este aprendizaje.

[Salomón]: La recomendación es especialmente a la gente, que utilice caminos seguros, que no se campen [sic] en casas solas, casas abandonadas, que no recojan artefactos que encuentren, municiones, granadas o cualquier cosa que encuentren. Si a uno no se le cae, no recojan absolutamente nada porque uno no sabe qué han puesto ahí.

[Deysa Rayo]: Y es que los artefactos explosivos pueden ser de diferentes formas, tamaños y colores, además, pueden estar hechos de materiales diversos: madera, metal, vidrio o plástico, entre otros.

Pueden encontrarse en diferentes superficies, por ejemplo, enterrados, encima de la tierra, ocultos en la vegetación, colgados, flotando o debajo del agua.

Por eso es tan importante lo que dice Salomón: si no lo botó, no lo recoja.

[Salomón]: Especialmente pues es esa la recomendación ¿no? Y es una cuestión que le cambia a uno totalmente la vida. Mire créamelo que yo a ratos, yo me siento, yo lloro del sufrimiento en el que uno vive, y de ver que uno era una persona alentada, que uno por el medio que teníamos eran nuestras manos y nuestros pies para uno caminar y unas manos para trabajar, para conseguirnos el pan de cada día, y que a uno se le limite un 80 % de lo que uno podía hacer antes. Eso es muy duro, créamelo que eso es demasiado duro.

Yo quisiera que la gente tenga mucho cuidado, que no utilice caminos que no sean seguros; utilicen diario caminos que sean seguros, porque las minas están allí. Las minas fueron colocadas especialmente para mutilarle a uno las piernas, muchas veces matarlo o mutilarle las manos; entonces, esto es muy doloroso.

[Deysa Rayo]: Eso es lo que hacen las minas antipersonal y otros artefactos explosivos; hieren, mutilan o matan y se activan por la presencia, proximidad o contacto de personas o animales. Además, limitan la movilidad de la comunidad, vulneran sus derechos e impiden el acceso a bienes y servicios.

Por eso, Salomón insiste e insiste en sus recomendaciones para evitar que esto le ocurra a más personas.

[Salomón]: ¿Cómo podemos saber que un camino es seguro? Donde transita la gente todos los días, donde hay movimiento de gente todos los días. Porque es que muchas veces uno por perezoso, porque ya ha sucedido, yo conozco varios casos, porque yo pertenezco a una asociación de víctimas, de sobrevivientes de víctimas de minas en el Huila... y uno escucha de la forma en que ellos han caído, muchos. Entonces, cuando me refiero a un camino seguro, es de utilizar un camino que a diario lo esté transitando la gente.

[Deysa Rayo]: Hoy Salomón vive en una finca cafetera y vive de lo que gana vendiendo café o jornaleando, es decir, trabajando por días.

Las consecuencias de su accidente siguen teniendo impacto en su vida.

[Deysa Rayo]: En los últimos años el Comité Internacional de la Cruz Roja ha identificado un aumento preocupante en el número de eventos por artefactos explosivos.

La presencia de artefactos explosivos genera consecuencias humanitarias directamente en la población civil, que está protegida por las normas de la guerra.

El CICR asiste a las personas víctimas de artefactos explosivos y apoya a las comunidades para que elaboren sus planes de contingencia, teniendo en cuenta sus propios mecanismos de respuesta con el fin de prevenir accidentes por artefactos explosivos.

Gracias por escucharnos. Soy Deysa Rayo y este es el podcast "Colombia: vivir en medio del conflicto".

Agradecemos a Salomón Lugo Cardozo por compartirnos su historia con el propósito de ayudar y prevenir a otras personas. La reportería y el guion son de Juliana Abdala y Laura Vélez, y la producción es de Akorde Podcast.

Gracias por escucharnos. Hasta la próxima.

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