Artículo

Colombia, vivir en medio del conflicto: episodio 3 - "Un día no pude más"

Los episodios se estrenarán individualmente cada 15 días y se podrán leer en nuestra página web.

Entre todas las dificultades que se presentan diariamente en un centro asistencial de Quibdó, Chocó, una de sus enfermeras nunca imaginó que la pandemia por COVID-19 fuera a cambiar su vida personal y profesional. Esta es su historia.

Transcripción:

[Dramatizado]: Había una vez una mujer muy valiente que, desde muy pequeña, descubrió su vocación de ayudar a los demás, gracias a su madre.

[María Elena]: Mi nombre es María Elena Mosquera Mosquera. Nací hace 32 años en el municipio de Tadó, actualmente resido en la ciudad de Quibdó donde me desempeño como enfermera en el Hospital San Francisco de Asís.

Siendo todavía una niña residí en mi pueblo con mi familia, y me tocaba presenciar episodios dolorosos con emesis de mi padre, porque a él lo aquejaba una alteración gastrointestinal y yo, pues, en esa época miraba cómo mi mamá lo cuidaba, utilizando los remedios caseros, remedios naturales, y a mí eso me parecía muy bonito; dedicarse y cuidar a los demás. Ya cuando crecí un poquito a la edad de 10 años salí a vivir rumbo con unos familiares, entre ellos mi hermanita mayor, la cual es auxiliar de enfermería. Ella en sus labores, a mí me gustaba mucho como se dedicaba a atender sus pacientes, y me parecía muy bonito cómo se dedicaba a cuidar a los demás justo en el momento en el que ellos por sí mismos no lo pueden hacer.

[Dramatizado]: María Elena jamás imaginó que a causa del COVID-19 su vida y la de sus hijos empezaría a cambiar...

[María Elena]: Ya cuando se escuchan de los rumores de la pandemia, que se inician a tener los cambios o las medidas preventivas que ya iniciaron, a dejar... suspendieron las clases en los colegios, a nosotros los trabajadores de la salud nos tocaba llegar de la casa al hospital con una ropa, en el hospital cambiarnos y cuando llegábamos a la casa, el protocolo de quitarse zapatos, que bañarse otra vez, que lavar todo lo que llevábamos...

También le sumamos las restricciones al salir, pues eso uno todo lo hacía y lo cumplía normal porque uno como profesional de la salud comprende que son cosas que le sirven a uno y a la familia. Entonces, uno lo que quiere es evitar al máximo el contagio de cualquier enfermedad y todo eso sin problema, lo hacíamos sin problema.

Ya cuando se escucha del rumor del primer caso... Ah, sumado a esto pues cuando el departamento del hospital donde trabajo se presentó el primer caso sospechoso, yo hacía parte del grupo de profesionales de la institución que laboraba en el área destinada para atender a dichos pacientes, la sala COVID, entonces cuando con mi esposo en consenso hablamos sobre la situación, entonces decidimos mandar a los niños para donde su abuela, es decir, la mamá de mi esposo. Y eso lo hicimos sin dificultad porque tienen muy buena relación los niños con la abuela.

Para ser sincera yo no pensé que fuera tanto tiempo. Cuando tomamos la decisión yo pensando... la verdad no pensé en qué tanto tiempo iba a ser, pero yo sí dije en el momento "estamos buscando una solución" y a la verdad sí lo vimos viable, por eso enviamos a los niños para donde la abuela y todo transcurría sin ninguna dificultad.

[Dramatizado]: Nuestra heroína tuvo que enfrentar momentos que jamás pensó vivir, no por los pacientes que debía atender, sino por la discriminación causada por el miedo...

[María Elena]: Ya cuando llega el primer caso positivo a nuestro departamento, que fue una compañera del trabajo, lastimosamente son cosas que duelen y duele en el alma; uno prestando un servicio con la mayor disposición, con todas las dificultades que nosotros pasamos en nuestro medio para brindar lo mejor de nosotros para la comunidad... Tener que escuchar de esas mismas personas que nosotros cuidamos esas sartas de amenazas que si bien estaban conjugadas con el miedo, con el desconocimiento, siempre se hicieron, pues, con mala intención, y eso también, aunque uno no crea, lo afecta porque en ese tiempo todavía, en ese tiempo ser paciente COVID era un delito, eso era un pecado, ese era el peor crimen que podía cometer un ser humano acá en nuestro departamento, ¿por qué digo cometer? porque los demás no sé qué pensaban que uno salía a la calle o uno decía "hoy quiero enfermarme de COVID"...

[Dramatizado]: Aunque María Elena luchó incansablemente para salvar la mayor cantidad de vidas, en su día a día luchaba contra el miedo de ser reconocida...

[María Elena]: Sí, aparte del ambiente hospitalario, en algún momento llegué a sentir temor porque como fueron tan fuertes las amenazas y el decir de la comunidad era de que acá en el hospital les legalizábamos sus familiares, entonces el temor siempre estuvo allí porque uno no sabía en qué momento alguien lo reconocía en la calle y por quizás por dolor o no sé qué cosas le pudiera hacer algún daño o atentar contra la integridad, entonces pues por ese lado al principio sí, ya después gracias a Dios todo cambió.

[Dramatizado]: Su lucha continuó y, aunque sin darse cuenta, su salud mental se estaba deteriorando, pero para ella llegó una ayuda como caída del cielo.

[María Elena]: Porque sin darme cuenta estaba cayendo en una depresión, en una depresión... Yo recuerdo tanto la primera cita que tuve con la doctora, cuando ella me preguntó, me hizo la primera pregunta, que yo inicio a pronunciar palabra solamente no pude hablar. Pronuncié la primera palabra y luego todo fue llanto. Aún yo no sabía nada, yo no me imaginaba nada, porque a mí todo me parecía, en el momento, normal y tenía muchos sentimientos encontrados en el momento y aún yo quería traer a mis niños a pesar de toda la situación.

Ya a medida que fueron avanzando las terapias y las conversaciones con la doctora, tiempo después, me pude dar cuenta de que, por lo que conozco de que mi caso cada día se estaba agravando más, y doy muchas gracias a Dios por haber puesto esos profesionales a que me ayudaran; me siento muy afortunada porque tengo mis hijos conmigo y porque puedo decir que superé ese estado emocional en el que me estaba sumergiendo, gracias a Dios.

[Dramatizado]: Nuestra heroína y cientos de personas que trabajan en el sector salud han tenido que vivir de primera mano esta desgarradora experiencia.

[María Elena]: Gracias a Dios pude comprender que las cosas externas le afectan a uno en la medida en que uno le dé cabida en su vida y también comprendí que siempre en el mundo van a haber dificultades, aunque en presentaciones diferentes, pero las hay... y que todo pasa por un propósito, las cosas de Dios todas tienen un propósito.

Justo ahora me siento más fortalecida, me siento mucho más abierta a las cosas y tranquila, muy tranquila, comprendiendo que la voluntad de Dios siempre es perfecta y, sin duda, esta situación vino a enseñarme muchas cosas; el valor de la familia, el ser mucho más humana con mis pacientes, aunque siempre he tratado de ser lo más cortés y los más humana posible con ellos, siempre uno en la vida a diario tiene que cambiar. Entonces, esto me ha enseñado mucho, y le pido a Dios que me siga ayudando y también que bendiga a todo ese equipo a ese cuerpo de trabajo que conforma el CICR, que los bendiga siempre a ustedes y a sus familias, muchísimas, muchísimas gracias.

[Dramatizado]: Al menos el 40 % del personal de salud en Colombia padece algún tipo de trastorno o afectación a su salud mental debido a la pandemia. Ellos también necesitan ser cuidados.

[María Elena]: ¿Cómo me siento ahora? Tranquila, tranquila y agradecida; agradecida por el apoyo tanto psicológico que me brindó el CICR en su momento y como también por los aportes económicos en vista de la situación de nuestra institución.

 ← VOLVER A LA PÁGINA DEL CICR EN COLOMBIA