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Confidencialidad, la llave para abrir espacios más humanitarios

“Que no hablemos públicamente sobre determinadas cuestiones, no significa que estemos callados”. Esta frase resume muy bien la esencia del trabajo del CICR en el mundo y, por supuesto, en Nicaragua. También resume mi amplia experiencia con el CICR y reafirma mi convicción de que, sin la confidencialidad, no hubiera podido hacer lo que hice en los últimos 30 años en favor de las personas afectadas por diversas situaciones humanitarias, incluidos conflictos armados y violencia.

Por Thomas Ess, jefe de la misión del CICR en Nicaragua

Para lograr cambios y resultados humanitarios, priorizamos el diálogo confidencial y discreto como modo de trabajo frente a otras modalidades como, por ejemplo, la denuncia pública. Ese diálogo nos permite generar espacios de trabajo productivos para abordar con libertad las necesidades y los problemas humanitarios con quienes tienen el poder de mejorarlos. Sin embargo, el hecho de no hablar en público de lo que vemos no significa que nos quedemos con los brazos cruzados.

Admito que esta forma de trabajo es muy particular de nuestra institución y, a veces, a las personas externas a ella les resulta difícil entenderla. Pero a través de la historia, y en distintos contextos, ha permitido el logro de importantes resultados y contribuido a mejorar las condiciones de vida de millones de personas afectadas por la violencia, los conflictos, así como la situación de miles de personas privadas de libertad.

La confidencialidad es un modo de trabajo que complementa nuestros valores institucionales más importantes: somos neutrales, es decir, no tomamos partido en situaciones de conflicto o de violencia, y hablamos con todos los implicados en las controversias; somos imparciales, es decir, atendemos a quien lo necesita sin discriminar en función de raza, religión, nacionalidad, género, etcétera, y somos independientes, es decir, decidimos las intervenciones en función de nuestros propios criterios y de las necesidades humanitarias.

En el marco de estos tres principios -neutralidad, imparcialidad e independencia- y un modo de acción prioritario el diálogo confidencial-, el CICR realiza su trabajo humanitario en todo el mundo. En Nicaragua, visitamos centros de detención desde 2018, en favor de las personas privadas de libertad, sin distinción ni discriminación.

Conoce más sobre la confidencialidad como modalidad de trabajo del CICR.

El CICR se reúne tanto con las autoridades como con las familias de las personas privadas de libertad, a la vez que visita centros de detención donde recoge testimonios de personas detenidas y verifica las condiciones de reclusión. Las visitas son de carácter exclusivamente humanitario y se proponen contribuir a que las personas privadas de libertad gocen de un trato y condiciones de vida conformes al derecho internacional y a los estándares internacionalmente reconocidos, en particular, el contacto con sus familiares.

Los informes de las visitas a los centros de detención y de las personas privadas de libertad, con las recomendaciones sobre las principales observaciones, son compartidos de manera confidencial con las autoridades.

Asimismo, respetamos la autonomía de otras organizaciones que, siguiendo sus propios mandatos y modos de acción, realizan informes públicos sobre la situación de Nicaragua. La acción de estas organizaciones puede ser vista como complementaria de la del CICR.

El compromiso con nuestra acción humanitaria en Nicaragua continúa durante este peculiar 2021; seguiremos apoyando a la Cruz Roja Nicaragüense, manteniendo nuestros principios y modos de acción para visitar a las personas privadas de libertad y profundizando nuestro diálogo con las autoridades responsables.

Descarga aquí la sección de Nicaragua del Balance Humanitario 2020-2021

Balance Humanitario 2021: México y América Central