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“Cuando la vea, voy a abrazar a mi mamá todo lo que no la abracé estos años”: el reencuentro de Javier e Irma

A doña Irma* le devolvieron la vida bajo la sombra de los árboles de su patio.

Tenía más de un año sin saber de Javier, su hijo, a quien hacía muerto. Sus sospechas se intensificaron una tarde de marzo de 2022, cuando dos personas con el emblema de la Cruz Roja llegaron a buscarla. Pero no eran pájaro de mal agüero; iban a comunicarle que su muchacho está vivo. Javier* se encontraba detenido en Guatemala buscando la manera de volver a ver a su madre, de hablar con ella, de volver a abrazarla.

"Me devolvieron la vida", dijo Irma cuando recibió la noticia.

La señora recuerda que hace muchos años, cuando era pequeño y llegaba la hora de dormir, Javier hacía muecas para imitar a los animales que tanto le gustaban: gatos, iguanas, cangrejos... lo hacía para hacerla reír y para divertir a sus hermanos desde la habitación que compartían en Honduras. Irma recuerda también que en 2018 su hijo decidió migrar; se marchó sin decir nada. Un año y medio más tarde, al ser detenido en Guatemala, su familia le perdió la pista y comenzó la angustia de no saber qué ocurrió con él, de no saber si estaba vivo, o no.

Javier tiene 18 años y bajo un ceño fruncido que deja ver una adolescencia "dura desde siempre" dice que su andar ha sido el de alguien que intenta sobrevivir a la pobreza y a la violencia. "Salí de mi casa huyendo", suelta de pronto durante una entrevista con integrantes del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Cuenta que el día que decidió migrar lo hizo llorando, sin saber si lograría llegar a Estados Unidos y nunca sospechó que pasaría cientos de días viendo cómo sus compañeros del centro juvenil de detención provisional recibían visitas, comida y presentes de sus seres queridos. "Es difícil que nadie venga nunca por mí", confiesa, al tiempo que mira de reojo al monitor que hace la revisión de las bolsas de víveres y ropa que las familias llevan el día de visita.

Javier tenía año y medio sin hablar con sus familiares. Lo detuvieron primero en México y después en Guatemala. En la memoria no guardó el número de su madre, por lo que no dudó en aprovechar una visita del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) al centro de detención para enviarle un mensaje a la mujer que carcajeaba con las imitaciones nocturnas de su hijo.

Una mañana de febrero de 2022 Javier escribió una carta para su madre: "le expliqué que estoy detenido en Guatemala, pero que me encuentro bien"; agregó unas cuantas indicaciones para llegar a su hogar en Honduras: una casa de portón café cerca de la escuela y una tienda en la esquina; y luego entregó la carta al equipo del CICR.

Como parte de sus actividades, el CICR visita centros penitenciarios, entrevista a las personas privadas de libertad y comunica sus hallazgos y recomendaciones a las autoridades de forma bilateral y confidencial a fin de garantizar que se respeten las condiciones básicas de detención.

En este contexto el comité pudo acercarse a Javier y así, la mañana del 1 de febrero de 2022, durante una visita que le hizo la organización humanitaria, el joven tuvo la posibilidad de sostener un intercambio de correspondencia con su madre por mediación del CICR.

Los mensajes Cruz Roja se realizan con la esperanza de que las personas puedan restablecer el contacto con sus seres queridos.

El primer reencuentro

Eddie, oficial de terreno del CICR en Honduras, y Erlinda, voluntaria de la Cruz Roja Hondureña, lograron descifrar las instrucciones para dar con el domicilio. En marzo de 2022, ahí, a la sombra de los árboles de su casa estaba Irma: con el rostro descolocado por el miedo de creer que iban a confirmar la muerte de su hijo.

Eddie y Erlinda le explicaron que Javier está bien y que desde hace unos meses se encuentra detenido en Guatemala, anhelando hablar con ella. "Yo no creo que mi hijo esté vivo... hasta que lo vea, hasta que hable con él", repetía Irma. En ese momento la dirección del centro juvenil de detención provisional concedió que tuvieran una videollamada. "No lloré, quería llorar, quería gritar... nada: quedé paralizada".

20 minutos frente a la pantalla calmaron las ansias de Irma. Madre e hijo por fin se vieron, hablaron y los vecinos se acercaron para dejar un saludo al muchacho.

Hubo entonces un antes y un después. "Me devolvieron la vida... yo lloré a mi hijo demasiado. Él se fue sin decirme nada y yo me cansé de ir a llorar a la policía a decirles que mi hijo no aparecía. La gente decía que lo más seguro era que estaba muerto".

Los mensajes Cruz Roja son una esperanza para las personas que están separadas de sus seres queridos.

"Llevar un mensaje escrito a un familiar desde un centro de detención para jóvenes podría parecer un esfuerzo pequeño, una acción sencilla, pero tiene un efecto multiplicador en beneficio no solo de quienes retoman el vínculo, también de su círculo cercano y familiar", expresó Eddie.

El abrazo

Doña Irma llegó al centro de detención un viernes de junio a las nueve de la mañana**; el día anterior, junto a su hija, había recorrido en autobús los más de 400 kilómetros que separan su hogar del centro de detención en el que se encuentra Javier.

Cuando bajó del vehículo que la transportó desde el hotel en el que pasaron la noche, doña Irma recorrió el lugar con la mirada. Frotaba sus manos una y otra vez, y su voz parecía temblar. Acompañadas del personal de la Secretaría de Bienestar Social y del Comité Internacional de la Cruz Roja avanzaron al área de registro de las visitas y después de unos minutos llegaron al que sería el lugar del encuentro: un pequeño patio pintado de azul y blanco, al que Javier era llamado en paralelo.

Javier no esperaba a su mamá ese día. La noticia se guardó para evitar desilusiones por si las cosas no marchaban como esperaban. El joven se asomó por la esquina pensando que recibiría alguna información referente a su caso, pero en ese momento su mirada se encontró con la de Irma y se abrazaron.

Un mes antes, en mayo de 2022, después de una segunda videollamada, Javier prometió abrazar a su mamá todo lo que no pudo estando lejos. Lo mismo hizo con su hermana.

Después de las emociones primeras, los tres se quedaron charlando en unas sillitas.

"Soy la madre más feliz de este mundo", asegura Irma, quien envía un mensaje a las personas que desconocen el paradero de algún ser querido: "no pierdan la esperanza, sigan buscando, no se queden sin fuerzas".

Miles de familias en México y América Central pierden el contacto cuando alguno de sus integrantes decide migrar a causa de la violencia o los desastres causados por eventos naturales; hoy son incontables las familias que siguen esperando noticias sobre sus seres queridos.

Para el Comité Internacional de la Cruz Roja el restablecimiento del contacto familiar, la búsqueda y localización de personas dadas por desaparecidas es una prioridad humanitaria. Por eso trabajamos en conjunto con la Cruz Roja de cada país, con las autoridades y las familias para que estas últimas tengan respuestas.

*Los nombres de las personas han sido cambiados para resguardar su seguridad.

**Para lograr el reencuentro de Irma y Javier el Comité Internacional de la Cruz Roja trabajó y se coordinó con las autoridades de la Secretaría de Bienestar Social de Guatemala.