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Desaparecidos en América Latina: música para seguir buscando aun en tiempos difíciles

En las Américas, cada año el número de personas desaparecidas aumenta a raíz de los conflictos armados del pasado o del presente, situaciones de violencia armada, crisis migratorias, desastres naturales y pandemias que afectan a la región. Este año, en alianza con la organización Playing For Change presentamos un video musical en el que participaron más de 15 artistas de la región para rendirles homenaje a las familias de las personas desaparecidas.

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Las personas desaparecidas podrían estar vivas o muertas, enterradas en lugares de los que no se tiene información, en morgues sin identificar, inconscientes en hospitales, secuestradas, en prisión o retenidas.

Mientras este fenómeno crece, el paso del tiempo sigue siendo crucial para los miles de familiares que buscan desesperadamente a seres queridos desaparecidos. Es un camino largo y lleno de dificultades, pero que recorren sin rendirse, aun si nada les garantiza que encontrarán una respuesta. Desde su mirada, suspender la búsqueda sería como abandonar a sus seres queridos para siempre.

La frustración de buscar y tocar muchas puertas sin obtener respuestas produce afectaciones físicas, emocionales y psicosociales, a las que frecuentemente se suman dificultades legales, administrativas y económicas. Esta incertidumbre deja a miles de familiares sumidos en un abismo permanente de angustia que les impide reconstruir sus vidas, lo que representa una de las consecuencias humanitarias más dañinas y duraderas.

Coyunturas como la enfermedad por COVID-19 agregan nuevos desafíos y complejidades a la situación en América Latina, tanto en el manejo apropiado de los restos de las personas fallecidas para evitar nuevas desapariciones, como con el freno que muchas familias han tenido que enfrentar en los procesos de búsqueda debido a las restricciones de movimiento impuestas en la mayoría de los países, y también por el deterioro, en muchos casos, de su situación económica.

Tanto las personas que desaparecen como sus familiares son víctimas. Incluso, en tiempos de COVID-19, miles de familiares de personas desaparecidas continúan trabajando y apoyándose entre ellos en la búsqueda de sus seres queridos.

Colombia y un reto muy actual: cada tres días desaparece una persona

En Colombia aún hay más de 120.000 personas desaparecidas cuyas familias merecen saber qué pasó y dónde están sus seres queridos. Por esta razón, para el CICR encontrar a quienes han desaparecido por causa del conflicto (desde 1958 a la actualidad) y la violencia sigue siendo uno de los retos humanitarios más importantes para el país en los próximos años.

Las nuevas desapariciones dificultan el proceso de enfrentar este reto. Por su parte, el CICR ha documentado 2.083 casos de desaparición desde la entrada en vigor del acuerdo de paz (ocurrida el 2 de diciembre de 2016) y agosto de 2020, de los cuales 466 corresponden a hechos ocurridos en este periodo. Es decir, que cada tres días desaparece una persona a razón del conflicto armado y la violencia. 

Esta es una cifra preocupante teniendo en cuenta las dificultades actuales a las que se enfrenta Colombia en el marco de la emergencia COVID-19 para atender oportunamente las denuncias, activar acciones de búsqueda y para las familias, acceder a la institucionalidad.

Lo anterior se suma dos elementos adicionales preocupantes: por un lado, diversos actores armados restringen la libre circulación de civiles en medio de la pandemia, lo que hace que muchas familias no puedan salir a realizar las diligencias relacionadas con sus familiares desaparecidos. Por el otro, muchos familiares de personas desaparecidas se sostienen de economías informales, las cuales se han visto afectadas durante la pandemia, situación que los ha puesto en el debate entre salir a procurarse el sustento diario o dedicarse a la búsqueda de sus seres queridos.

Foto: Laura Aguilera Jiménez / CICR

Madre y abuela de Eliana Quintero, desaparecida en Colombia en 2007.

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Perú: implicar al Estado y con enfoque humanitario

Según cifras oficiales, se estima que 21.793 personas desaparecieron durante el período de violencia que tuvo lugar en el Perú entre 1980 y 2000.

Padres, madres, hermanos, parejas, hijos y amigos sufren hasta el día de hoy por no saber qué ocurrió con sus seres queridos, la mayoría de los cuales probablemente se halle en alguno de los sitios de entierro registrados a nivel nacional o en el mejor de los casos, se encuentre separado de sus seres queridos.

Foto: José Atauje / CICR

La incertidumbre está instalada en la vida de miles de familias peruanas, que no sentirán tranquilidad hasta saber qué sucedió con sus seres queridos desaparecidos.

En el departamento peruano de Ayacucho hay provincias en las que se ha encontrado uno de esos sitios cada tres kilómetros cuadrados. La incertidumbre está instalada en la vida de miles de familias peruanas, que no sentirán tranquilidad hasta saber qué sucedió, si están vivos o muertos y, cuando sea posible, recuperar los cuerpos de sus seres queridos, darles sepultura digna y poder efectuar los rituales correspondientes de acuerdo con su religión y sus costumbres.

Foto: José Atauje / CICR

Para afrontar un reto de tal magnitud y complejidad fue necesario contar un mecanismo que promueva una respuesta estatal integral a las necesidades de los familiares de las personas desaparecidas. La Ley de Búsqueda de Personas Desaparecidas, promulgada en 2016, impulsa a través de la Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas (DGBPD) acciones que permitan gestionar la búsqueda, recuperación, identificación de las personas desaparecidas, así como la restitución de los cuerpos a los respectivos familiares y propiciar que se realicen entierros dignos.

Buscar con un enfoque humanitario

El enfoque humanitario de la búsqueda ha permitido que en Perú se encuentre a una persona dada por desaparecida hace más de 30 años. Willy Castañeda Rivadeneyra fue reportado como desaparecido en el año 1986, desde que el grupo armado Sendero Luminoso lo separó de su familia en Huánuco y se lo llevó a la ciudad de Iquitos, lugar del que logró escapar hacia Sao Paulo de Olivença, en Brasil, donde reside hasta la actualidad. Mediante una prueba de ADN, se confirmó su identidad y pudo reencontrarse, por ahora a través de una videollamada, con sus tres hermanos. Se estima que habría más casos como el suyo y las autoridades han manifestado estar comprometidas en continuar con los esfuerzos de centralizar la información, darle seguimiento, cruzarla y verificarla para determinar el paradero de las personas desaparecidas.

Por otro lado, el Perú a través de un decreto legislativo promulgado en 2018 propició la creación del Banco de datos genético, cuyo objetivo es implementar un archivo sistemático de información genética de los familiares de las personas desaparecidas y de los restos óseos recuperados durante el proceso de búsqueda, codificados de manera que permiten conservar la confidencialidad y fácil trazabilidad así como de no perder toda la información genética que pueda ayudar a la identificación de las personas.

También en el Perú la pandemia y sus consecuencias agravan la situación de las familias que han sufrido la desaparición de un ser querido. Muchos de sus procesos de búsqueda se han visto detenidos o aplazados y ellos mismos tienen otras preocupaciones urgentes que atender, como su salud. Sin embargo, una vez más, los familiares han demostrado la capacidad que tienen para encontrar maneras de salir adelante y fortalecerse entre organizaciones, mostrándose solidarias, buscando y brindando ayuda económica, mostrando apoyo solidario y creando estrategias para continuar la búsqueda.

Información de contacto para familiares de personas desaparecidas en el Perú:

Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas (DGBPD)
Lima: (01) 4631414 – anexo 107
Ayacucho: 967458184
Huánuco: 959958987

Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN)
Perú: (51) 253-5325 - (51) 253-5347

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Foto: José Atauje / CICR

Más de 20 mil personas desaparecieron durante el período de violencia que tuvo lugar en el Perú entre 1980 y 2000.

México y Centroamérica: conflictos del pasado, violencia del presente

La desaparición de personas es y ha sido uno de los grandes retos humanitarios en El Salvador. El año pasado, la Fiscalía recibió diariamente en promedio nueve denuncias de personas desaparecidas, mientras más de un millar desaparecieron en la ruta migratoria. Estos casos se suman a las de 8.000-10.000 salvadoreños que desaparecieron durante los años del conflicto armado (1979-1992), según estimaciones de autoridades estatales y organizaciones de la sociedad civil.

Aún no existen cifras consolidadas, pero la cantidad de salvadoreños que han desaparecido por la ola de violencia en la última década en el país superará la cantidad de personas que desaparecieron durante los doce años de conflicto armado. Casi tres décadas después de la firma de los acuerdos de paz, la no repetición sigue siendo un reto difícil de conseguir.

Si bien hay avances positivos para enfrentar el problema de la desaparición, aún queda mucho por hacer. Los familiares no son reconocidos legalmente como víctimas y no reciben ayuda económica del Estado, a pesar de sus necesidades. No existe aún un registro único de personas desaparecidas y cuerpos no identificados que facilite el proceso de búsqueda e identificación. Las dependencias estatales encargadas del proceso de identificación y acompañamiento en salud mental a menudo se ven sobrepasadas, pues la demanda supera, de lejos, su capacidad financiera, humana y de infraestructura.

En Guatemala, alrededor de 45.000 personas desaparecieron durante el conflicto armado y 40.000 familias aún esperan una respuesta sobre el paradero de sus seres queridos. En los años posteriores al conflicto armado continúan registrándose miles de desapariciones a raíz de otras situaciones de violencia.

La desaparición de personas en Honduras tiene diversas causas: situaciones de violencia, desastres naturales, peligros de la ruta migratoria y hechos del pasado que siguen sin resolverse. No existe un registro detallado y extenso sobre personas desaparecidas. En el informe de la CIDH sobre la Situación de Derechos Humanos en Honduras 2019, el Estado mencionó que, desde 2012, contaba con un registro de 499 casos de hondureños desaparecidos, de los cuales se han identificado a 36 fallecidos y 46 con vida. De acuerdo con datos de los Comités de Familiares de Migrantes Desaparecidos se registraban 741 casos a finales de 2019.

En México, a más de dos años de entrada en vigor de la Ley General en Materia de Desaparición, uno de los grandes retos humanitarios que enfrenta este país es lograr una respuesta nacional y coordinada a la problemática de las personas desaparecidas y sus familiares. Esto implica el fortalecimiento del Sistema Nacional de Búsqueda, la creación del Sistema Único de Información Tecnológica en Informática (SUITI) y la aprobación del protocolo homologado de búsqueda, entre otros procedimientos de identificación forense.

Información de contacto para familiares de personas desaparecidas en México y Honduras:

México:
Si necesitas reportar la desaparición de una persona puedes hacerlo llamando a la línea telefónica 55.13.0990 y 800.028.77.83, desde cualquier punto de la ciudad.
185.52.62.31.09 llamada gratuita internacional
O bien, ingresando a la siguiente dirección electrónica: https://cnbreportadesaparecidos.segob.gob.mx/
Página de la Comisión Nacional de Búsqueda: https://www.gob.mx/cnb
Se recomienda contactar la comisión de búsqueda de la entidad federativa correspondiente.

Honduras:
- Zona Norte:
Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos de El Progreso (COFAMIPRO)
cofamipro@yahoo.com
+504 9782-5946
- Tegucigalpa y Francisco Morazán:
Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos Amor y Fe
amoryfe@gmail.com - +504 88087883 / 98987007
- Zona Central (Comayagua y la Paz)
Comité de Familiares del Centro de Honduras (COFAMICENH)
cofamicenh@yahoo.com
+504 8933-1963
- Zona Sur
Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos La Guadalupe
+504 9882-1255
Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos del Centro de Honduras (COFAMICENH)
+504 8733-3419

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Foto: Francesco Panetta / CICR

En Guatemala, 40.000 familias aún esperan una respuesta sobre el paradero de sus seres queridos.

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Brasil: el dolor que no se explica

Brasil ha registrado más de 80 mil casos de desapariciones de personas por año. Las circunstancias de las desapariciones son múltiples y el fenómeno está inmerso en un contexto de violencia que afecta a personas de distintos perfiles, en todo el territorio nacional.

Foto: Marizilda Cruppe / CICR

Encuentro de familiares de personas desaparecidas promovido por la institución Mãe da Sé en São Paulo.

Las autoridades brasileñas trabajan para implementar una Política Nacional de Búsqueda y un Registro Nacional de Personas Desaparecidas previstos por ley. Entretanto, ante a las dimensiones del país y de la problemática, se necesitan muchos más esfuerzos para que todas las instituciones relevantes estén coordinadas y garanticen una respuesta a los casos de desaparición y a las necesidades de sus familiares.

El gran número de posibles explicaciones para la desaparición de sus seres queridos genera un elevado nivel de incertidumbre a los familiares de personas desaparecidas, afectando su salud mental y física. Los efectos de la ausencia se incrementan con el desgaste derivado de las muchas acciones de búsqueda que se sienten impulsados a realizar, ante la ausencia de una autoridad central que les brinde información sobre las investigaciones. En consecuencia, las familias asumen riesgos y quedan vulnerables tanto económicamente, porque asumen los gastos de la búsqueda, como administrativa, judicial y psicológicamente.

Mientras el asunto está presente en los medios y ha sido temática de telenovelas, los distintos aspectos de la problemática y sus duras consecuencias para los familiares de personas desaparecidas todavía siguen siendo poco conocidas.

En Brasil, el CICR ha hecho recomendaciones a las autoridades nacionales, estaduales y municipales, en especial en Amazonas, Ceará, Río de Janeiro, Roraima y San Pablo con el objetivo de mejorar el manejo sobre personas fallecidas, asegurar el respeto de su dignidad y de sus familiares, así como evitar un aumento de las desapariciones.

Foto: Marizilda Cruppe / CICR

Lucila Maria França da Costa, hermana del desaparecido Leonardo França da Costa.

Al ser Brasil uno de los países más afectados por la COVID-19, superando en agosto los 115 mil fallecimientos, el CICR ha incentivado y apoyado a las autoridades a que incrementen su capacidad de mantener los registros de las personas fallecidas no identificadas o identificadas, pero no acompañadas para que no se conviertan en personas desaparecidas para sus familiares.

Se recomienda que caso ocurra una desaparición en Brasil, se registre este hecho inmediatamente al departamento de policía más cercano. No es necesario esperar 24 horas o ningún plazo.

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La desaparición en cifras:

La ausencia de datos unificados en Colombia no permite hablar de una cifra exacta de personas desaparecidas. Sin embargo, la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, a partir de los estudios del Centro Nacional de Memoria Histórica, estima que hay unas 120.000 personas desaparecidas en el marco del conflicto.

Por parte del CICR, con posterioridad a la firma del acuerdo de paz, entre enero de 2017 y agosto de 2020, ha documentado 2.047 casos de desaparición, de los cuales 444 corresponden a desapariciones ocurridas en este periodo*. Esto significa que cada cuatro días se deja de saber el paradero de una persona a razón del conflicto armado en el país.

En el Perú, 21.793 personas desaparecieron durante el período de violencia que tuvo lugar en 1980 y 2000, según datos actuales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y Sitios de Entierro.

En Guatemala, debido a los conflictos armados se estima que más de 45 mil personas han desaparecido y en El Salvador se estima entre 8.000 y 10.000[2].

En México más de 73.316 personas siguen desaparecidas según últimas estimaciones[3]; en Guatemala, de acuerdo con fuentes oficiales, entre enero 2016 y octubre 2017 se reportaron 9.088 personas desparecidas de las cuales 6.474 siguen sin aparecer. En El Salvador, según cifras oficiales, entre 2017 y 2019 se reportaron más de 8.100 personas desaparecidas.

Un Registro Nacional sobre Personas Desaparecidas sigue todavía en construcción en Brasil. Las cifras disponibles hasta la fecha corresponden al número de registros de personas desaparecidas por las Secretarias Estatales de Seguridad Pública, informados al Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP) desde 2017. Los Anuarios Brasileños de Seguridad Pública indican que de 2007 a 2016 se han registrado 694.007 casos, y que en 2017 y 2018 fueron registrados 83.701 y 82.094 casos, respectivamente. Esos números no reflejan las subnotificaciones ni los casos solucionados, pero son un primer indicativo de las dimensiones del problema en el país.

[1] Recopilación de casos que no son de antes de 2017.
[2] CONABÚSQUEDA. Plan Nacional de Búsqueda de Personas Adultas Desaparecidas en el Contexto del Conflicto Armado de El Salvador. La cifra es una estimación dado que algunas familias no han registrado sus casos y no se dispone de un registro consolidado.
[3] https://versionpublicarnpdno.segob.gob.mx/Dashboard/ContextoGeneral

Subregistro de desapariciones: un problema histórico

Las cifras no deben verse como absolutas debido al subregistro histórico de casos, no solo porque las familias no recurren a la institucionalidad a denunciar la desaparición de sus seres queridos por temor a rechazos, estigmatizaciones o represalias de grupos armados, sino también por las dificultades que el mismo sistema les impone, lo cual termina exacerbando las barreras de acceso a la justicia.

Por ejemplo, en medio de la pandemia, muchos funcionarios en distintos países de la región trabajan desde sus hogares (lo cual significa que no hay muchas personas atendiendo las líneas de atención telefónicas) y si van a sus oficinas, lo hacen en horarios reducidos.

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Dificultades en el manejo de restos mortales y las desapariciones administrativas

En lo corrido de 2020 se han evidenciado, de nuevo, las dificultades que hay en varios países de la región relacionadas con el manejo adecuado de cuerpos de personas no identificadas y la necesidad de que estos sean preservados en lugares dignos.

En ocasiones, se han presentado casos en los cuales se mueven los cuerpos de las personas no identificadas en los cementerios para darle espacio a los fallecidos por COVID-19.

Esta situación que también podría dificultar el acceso a la justicia en caso de que estos restos no se almacenen de la forma adecuada y se pierda la oportunidad de realizar los estudios genéticos necesarios para conectarlos con sus familias.

Alianza con Playing for Change: voces latinoamericanas les cantan a los familiares

 

Para conmemorar el Día Internacional de los Desaparecidos, el CICR produjo un video musical en América Latina en alianza con Playing for Change. La filmación de la canción "Hasta la raíz", compuesta por Natalia Lafourcade y Leonel García, se realizó durante estos tiempos de pandemia con la participación de más de 15 músicos de América latina para decirle a los familiares de los desaparecidos que no están solos en su búsqueda.

Fue grabado en nueve países latinoamericanos con la generosa participación de cantantes como León Gieco, Susana Baca, Silvana Estrada, entre otros. También cuenta con el talento de extraordinarios músicos e instrumentos latinoamericanos: acordeón de Colombia interpretado por el Rey Vallenato, Julián Mújica, tambores garífunas de Honduras, cavaquinhos de Brasil, guitarras de El Salvador, el cajón de Perú, y la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala.

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