Es urgente buscar a las personas desaparecidas en Colombia
Todo conflicto armado deja consecuencias que perduran por décadas. El de Colombia no será la excepción. Hoy no se conoce el paradero de 79.000 personas y la cifra aumenta cada día, no solo porque más familias se atreven a hablar, sino porque más colombianos siguen desapareciendo.
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En Colombia, se documenta la desaparición de una persona cada hora y solo se reporta la aparición de una persona cada tres horas, ya sea viva o muerta. Este desfase ha significado que hoy sigan desaparecidos unos 79.000 colombianos, tanto por el conflicto armado como por otras situaciones, según los registros del Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (SIRDEC).
Buscar a estas personas mientras se atienden las necesidades de sus familiares debe ser una prioridad para Colombia en 2016 y, posiblemente, en los próximos años. El CICR ha sido testigo durante años de las dificultades que enfrentan las autoridades para realizar la búsqueda de personas desaparecidas y la identificación de restos humanos encontrados, así como de la falta de solidaridad que sufren a diario las familias.
No existe un cálculo certero sobre la cantidad de víctimas directas de desaparición que ha dejado el conflicto colombiano a lo largo de cinco décadas. Sin embargo, se presume que son más de 45.000 si se toman en cuenta las cifras del Registro Único de Víctimas (RUV). De lejos, las dimensiones de esta tragedia humanitaria superan las de cualquier otro país del continente y las de la mayoría de conflictos armados recientes en el mundo.
El CICR saluda todo esfuerzo que contribuya a aliviar el sufrimiento de los familiares, como afirmamos el 17 de octubre de 2015, día en que se anunció el acuerdo entre el Gobierno y las FARC-EP para adoptar medidas inmediatas para encontrar a las personas desaparecidas a raíz del conflicto armado.
En este acuerdo, las partes solicitaron nuestro apoyo en la implementación de esas medidas y se comprometieron a proveer la información que tuviesen en su poder (ver recuadro en la p. 17). Durante los cinco meses siguientes, el CICR ha trabajado con el Gobierno, las FARC-EP, las instituciones del Estado correspondientes y los familiares de las víctimas para poder concretar esas búsquedas.
Para ello, reiteramos el llamado a las partes a acelerar la implementación de este acuerdo que, de tener éxito, sería un aporte fundamental para resolver esta grave problemática, cuya solución posiblemente tardará varias décadas.
Lo peor es no poder hacer el duelo
“Esto que nos hacen a los familiares, no decirnos qué pasó, es inhumano desde todo punto de vista.” Lo dice Emilio, un hombre de 75 años que se ha pasado los últimos seis buscando a su hijo Edwin Mauricio, desaparecido a la edad de 30 años en Buenaventura.
Su esposa Rosa y él han tocado todas las puertas posibles y siguen sin tener una sola pista. Las historias sobre torturas, desmembramientos y cuerpos tirados al mar de las que se oye hablar en este puerto sobre el Pacífico los llenan de pavor. “De todos modos, yo espero que mi hijo vuelva con vida”, dice.
Su historia contrasta con la de Liliana, en la misma ciudad. Su hijo Jonathan, de 19 años de edad, estuvo desaparecido seis meses, hasta que se confirmó que él y un amigo con el que salió a trabajar a otro barrio habían sido asesinados y enterrados en una fosa común. Ella afirma que, si bien el dolor por la pérdida es inmenso, por lo menos pudo hacer el duelo, sepultarlo y tratar de seguir adelante con su vida. “De todos modos, nunca olvidaré lo que pasó”, afirma.
Algunos desaparecen dos veces
Cada desaparición es un mundo aparte, y por muchos factores se vuelve difícil dar una respuesta a las familias. Es escasa la información que se puede obtener de los presuntos responsables sobre el paradero de estas personas, porque los registros son escasos.
Además, los trámites para denunciar una desaparición y activar los mecanismos de búsqueda oficiales suelen estar plagados de complicaciones para las familias. Asimismo, la capacidad técnica de las autoridades en varias regiones es limitada, sumada a la falta de recursos para absorber de manera eficaz tanta demanda. Finalmente, cotejar la información sobre las personas desaparecidas con los cuerpos ya encontrados es otra tarea titánica.
Según registros del SIRDEC, en los cementerios y depósitos de cadáveres del país hay por lo menos 23.000 restos humanos que no han sido identificados. En muchos cementerios, ni siquiera hay un registro de dónde están los cuerpos de personas no identificadas (conocidas coloquialmente como ‘NN’). Otros cuerpos que han sido identificados no son reclamados por sus familiares. En la práctica, esto significa que muchas personas desaparecen dos veces.
Este problema debe ser prioritario
Ante la gravedad de la desaparición de personas, durante 2016 el CICR continuará con sus labores de indagación ante los presuntos responsables. En este momento, trabajamos para ayudar a resolver más de 430 desapariciones, recogidas por nuestros colaboradores en el terreno.
En el marco del acuerdo entre el Gobierno y las FARC-EP, continuaremos prestando nuestros buenos oficios para ayudar a resolver los casos priorizados.
También reforzaremos la asesoría a las autoridades encargadas de las labores de búsqueda e identificación y, sobre todo, continuaremos con el apoyo a los familiares. Por primera vez, priorizaremos tres ciudades, en igual número de regiones, donde la desaparición de personas es elevada y donde hay mayores necesidades de fortalecimiento de las instituciones.
Lo que hagan en 2016 el Estado y la sociedad para aliviar el sufrimiento de las miles de familias que siguen buscando a sus seres queridos determinará el rumbo que tome Colombia para saldar, o no, una de sus deudas humanitarias más grandes. Por eso, para el CICR, este tema es y seguirá siendo nuestra prioridad en el país.
Tres preguntas sobre el acuerdo de La Habana
El Gobierno colombiano y las FARC-EP firmaron en octubre de 2015 un acuerdo humanitario para acelerar la búsqueda de los desaparecidos.
1. ¿Cuál es el papel del CICR?
El acuerdo contempla dos etapas. En la primera, las partes se comprometen a entregar la información que tengan sobre desaparecidos. Una vez recibida la información, el CICR apoyará a las instituciones del Estado a diseñar e implementar planes de trabajo concretos para la búsqueda, ubicación, identificación y entrega digna. Una segunda etapa se dará tras la firma de la paz: la creación de la Unidad Especial para la Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD). El CICR podrá formular recomendaciones en cuanto a la estructura y la funcionalidad de esta Unidad.
2. ¿Qué se ha logrado hasta ahora?
La Fiscalía realizó una primera entrega de 29 restos humanos, en su mayoría excombatientes de las FARC-EP. El Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía ha llevado a cabo la exhumación de 81 cuerpos en el cementerio de Cimitarra (Santander), de los cuales once han sido identificados por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Las asociaciones de víctimas y la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas se han reunido para preparar recomendaciones a la mesa de La Habana. El CICR, por su parte, ha trabajado en La Habana con el Gobierno y las FARC-EP para concretar el listado de casos por priorizar y ha empezado a recibir información de las partes.
3. ¿Qué queda por hacer?
Todavía no se ha consolidado una lista de casos concretos que se intentará resolver en el marco de las medidas inmediatas del acuerdo. El CICR espera que haya resultados concretos en ese sentido en la primera mitad de 2016.
Lo que hicimos en 2015 para ayudar a solucionar la tragedia de la desaparición en Colombia
En 2015, además de apoyar a los familiares en la búsqueda de sus seres queridos, construimos bóvedas para sepultar los restos aún no identificados y brindamos formación a las autoridades para que mejoraran la respuesta a las familias.
- 205 casos de personas desaparecidas fueron documentados por los equipos del CICR en el terreno y, cuando fue posible, llevados ante los presuntos responsables para tratar de hallar una respuesta. De ellas, veinte aparecieron vivas o muertas.
- 290 familiares de desaparecidos recibieron apoyo económico para la búsqueda de su ser querido. De ellos, 150 recibieron también apoyo psicosocial para afrontar la incertidumbre que deja la ausencia de un familiar.
- 500 bóvedas y osarios fueron construidos en Buenaventura para guardar en un mismo lugar los restos de las personas que han sido sepultadas en varios cementerios de la ciudad y no han podido ser identificadas.
- 10 cuerpos de personas fueron recuperados por forenses del CICR en ocasiones en que las autoridades no podían acceder por falta de garantías de seguridad.
- 170 bomberos, personal de Defensa Civil y voluntarios de la Cruz Roja Colombiana fortalecieron su capacidad en la gestión de restos humanos en emergencias a través de talleres ofrecidos por el CICR.
- 100 fiscales, investigadores y expertos forenses participaron en seminarios del CICR sobre buenas prácticas en la identificación de restos humanos y la asistencia legal y psicosocial a los familiares de los desaparecidos.
- 31 servidores públicos en Saravena, Quibdó y Buenaventura, lugares muy afectados por la desaparición de personas, participaron en talleres sobre gestión de restos humanos en cementerios.
Colombia es una de las 15 operaciones más grandes del CICR en el mundo. En 2015 el presupuesto de esta delegación fue de 33,3 millones de francos suizos, unos 100.000 millones de pesos (cambio promedio en 2015).
Descargue las fotos del informe 'Colombia: retos humanitarios 2016'.
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