Un niño observa la distribución de socorros llevada a cabo por el CICR y la Cruz Roja de Filipinas en Ditsaan-Ramain, al este de Marawi, donde hace más de un mes comenzaron los enfrentamientos.
Desde el inicio de las hostilidades, el CICR y la Cruz Roja de Filipinas (CRF) vienen trabajando conjuntamente para ayudar a las personas afectadas. Los voluntarios de la CRF están debidamente capacitados y son una pieza fundamental en la prestación oportuna y eficiente de apoyo a los habitantes de Marawi que han sido desplazados de su hogar.
Un funcionario del CICR explica la distribución de socorros a las familias desplazadas para que el proceso se desarrolle de la mejor manera posible.
Un empleado del CICR ayuda a una señora mayor a cargar sus artículos de socorro. Es la primera vez que las familias desplazadas de esta zona reciben semejante cantidad de provisiones.
Cada familia recibió artículos domésticos, como colchonetas, bidones, mosquiteros, mantas y utensilios de cocina.
También se entregaron artículos de aseo personal a familias alojadas en centros de evacuados. La asistencia se distribuyó justo antes del fin del sagrado mes del Ramadán.
Miles de personas que no consiguieron escapar de los enfrentamientos en la ciudad de Marawi para desplazarse hacia el norte hasta Iligan se trasladaron a los municipios ubicados al este del lago Lanao. En Ditsaan-Ramain, uno de esos municipios remotos, la distribución de socorros es escasa debido a los problemas que presenta la zona en materia de seguridad y acceso, lo que obliga a las familias desplazadas a pagar precios más elevados para adquirir alimentos y otros artículos de primera necesidad.
A fin de brindarles apoyo, los días 23 y 24 de junio distribuimos provisiones a unas 13.000 personas desplazadas alojadas en centros de evacuados y en casas de familiares en Ditsaan-Ramain, en colaboración con voluntarios de la Cruz Roja de Filipinas. Unos 650 evacuados también recibieron artículos de aseo personal como parte de los socorros.