Declaración

Fortalecimiento de la coordinación de la asistencia humanitaria de emergencia que prestan las Naciones Unidas, 2015

Plenario de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 70° período de sesiones , declaración del CICR, Nueva York, 10 de diciembre de 2015.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) agradece la oportunidad de dirigirse a la Asamblea General para compartir sus observaciones en relación con algunos de los problemas que afronta la acción humanitaria en los conflictos armados.

En primer lugar, en una excepcional conferencia de prensa conjunta celebrada el 30 de octubre, el señor Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, y el señor Peter Maurer, presidente del CICR, resaltaron la importancia de reconocer que gran parte del sufrimiento humano que hoy presenciamos es consecuencia del flagrante incumplimiento de las normas del derecho internacional humanitario, tanto por parte de los Estados como de las partes no estatales, en los conflictos armados. Sobre ellos, no sobre las organizaciones humanitarias, recae la responsabilidad jurídica principal de proteger a las personas civiles que se hallan bajo su control y de procurar que se atiendan sus necesidades básicas. Es urgente asimismo que los otros Estados, en forma tanto individual como colectiva, recuerden a las partes en un conflicto la necesidad de que respeten sus obligaciones jurídicas, incluidas las que rigen el acceso de las organizaciones humanitarias imparciales.

En segundo lugar, es preciso hacer más esfuerzos para fortalecer los efectos de la acción humanitaria. Pese a las importantes iniciativas emprendidas por los actores humanitarios durante los últimos años, particularmente con respecto a la coordinación, la falta de acceso y la inseguridad siguen siendo obstáculos importantes que impiden la prestación eficaz de asistencia y protección humanitarias. Esto se debe principalmente a los frecuentes problemas de aceptación por las partes en los conflictos. Por este motivo, los gobiernos deben empeñarse en alcanzar un consenso renovado en torno a la acción humanitaria apolítica, incluso absteniéndose de patrocinar o limitar la acción humanitaria por motivos ocultos. Eso ayudará a crear un entorno de trabajo en el cual la acción humanitaria pueda alcanzar su potencial pleno. También incumbe a las organizaciones humanitarias atenerse a los principios humanitarios tanto en los debates públicos como en sus operaciones. Las organizaciones no deben preconizar principios humanitarios a los que no desean o no pueden adherirse en la práctica, ya que ello alimenta la desconfianza hacia todo el sector humanitario.

En tercer lugar, se debe encarar con más atención y comprender mejor la cuestión de cómo mejorar la inclusión y la promoción de la acción local en la respuesta humanitaria general. En este sentido, el enfoque del CICR consiste en fortalecer las capacidades de las Sociedades Nacionales del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, prestar apoyo a los servicios médicos locales y proporcionar formación en DIH a las fuerzas armadas. Sin embargo, en situaciones altamente polarizadas como los conflictos armados, los actores humanitarios pueden suscitar recelo por diversas razones, incluso por su afiliación étnica, religiosa o política, percibida o supuesta. En tales casos, es posible que no puedan prestar asistencia humanitaria a las víctimas que se hallan detrás de las líneas enemigas ni realizar actividades de protección efectivas con todas las partes en el conflicto armado.

La experiencia ha demostrado que, en esas situaciones, las organizaciones humanitarias internacionales pueden estar sujetas a menos restricciones y actuar con mayor eficacia. Por consiguiente, el CICR considera que, en interés de las víctimas, debemos aprovechar plenamente los puntos fuertes tanto de las organizaciones locales como de las internacionales, en lugar de favorecer a unas más que a otras. El mejor enfoque será el que se base en las circunstancias del caso y en un criterio de complementariedad y de asociación responsable.

En cuarto lugar, deben estrecharse los vínculos entre la planificación y la financiación de las actividades humanitarias y de desarrollo. Habida cuenta de que muchos conflictos se prolongan por años e incluso décadas, el CICR y otras organizaciones humanitarias se dedican, en creciente medida, a desplegar proyectos relacionados con el desarrollo, apoyando los servicios básicos y la infraestructura esencial en ámbitos como la asistencia de salud, el abastecimiento de agua y el saneamiento, la electricidad, la atención veterinaria y la agricultura. Dado que el gasto destinado al desarrollo es insuficiente, millones de personas llegan a depender de estos servicios para su supervivencia. Si bien estas actividades representan compromisos de largo plazo para las organizaciones humanitarias -particularmente cuando se realizan en zonas urbanas- están sujetas a las limitaciones que afectan a los presupuestos humanitarios anuales de corto plazo. Por ende, sería preciso adaptar los modelos de financiación existentes, a fin de permitir que las organizaciones humanitarias planifiquen y presupuesten este tipo de trabajo a lo largo de varios años.

Las organizaciones humanitarias y de desarrollo también deben aprender a trabajar juntas de una manera que permita responder mejor a las necesidades de sus beneficiarios. Por su parte, el CICR se esfuerza por fortalecer su cooperación con organizaciones dedicadas al desarrollo y por trabajar con ellas más sistemáticamente. El compromiso del CICR con los principios de independencia y neutralidad, que son esenciales para su capacidad de llegar hasta las víctimas de todas las partes, a veces limita las situaciones y las zonas en que puede concretarse esa cooperación. No obstante, hay muchas formas de cooperación que son tanto posibles como convenientes.

El CICR considera que el progreso real dependerá de la capacidad de encarar estos problemas. Para ello, es fundamental reconocer que el sistema humanitario internacional se basa en tres pilares distintos: el sistema de las Naciones Unidas, el Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y las ONG, cada uno de los cuales posee fortalezas y debilidades particulares. El enfoque que se aplique no debe perseguir la fusión de estos tres pilares, alentándolos a trabajar del mismo modo y sobre las mismas cuestiones, sino que debería orientarse a capitalizar los puntos fuertes de cada uno. El CICR espera que vuestras deliberaciones y la próxima Cumbre Humanitaria Mundial ayuden a lograr mejoras significativas en las vidas de los muchos millones de personas que, todos los años, resultan víctimas de conflictos armados, y está dispuesto a compartir sus puntos de vista y experiencias en tal sentido.