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Georgia / Abjasia: los restos retornados a las familias brindan alivio y dignidad

El tema no resuelto de las personas desaparecidas sigue siendo una pesada carga para las familias y para la sociedad de Georgia y Abjasia, muchos años después del final del conflicto armado que tuvo lugar en Abjasia entre 1992 y 1993. Según los registros del CICR, alrededor de 2.300 personas siguen desaparecidas como consecuencia de ese conflicto.

A continuación figura la historia de dos familias, una de Georgia y la otra de Abjasia, cuyos seres queridos desaparecieron en el conflicto y que, tras 22 años de incertidumbre, finalmente obtuvieron una respuesta acerca del paradero de sus familiares, Zurab Okruashvili y Almas Kapba, cuyos restos se encontraban entre los identificados.

La poesía del dolor

Zhuzhuna y Valerian Okruashvili llevan 60 años de casados. Ella tiene 84 años y él 90. Comparten desde hace años la pena de haber perdido a sus dos hijos.

Su hijo mayor, Zaza, tenía diecisiete años cuando falleció en un accidente automovilístico. El dolor de esa pérdida todavía estaba a flor de piel cuando su hijo menor, Zurab, desapareció durante la guerra en Abjasia. Viajaba en un avión que fue derribado en septiembre de 1993. "El avión de Babushera", llamado así por el lugar en que fue derribado, se volvió sinónimo de la desaparición de más de 120 personas.

Zhuzhuna recuerda: "Zurab era un joven talentoso, buen pintor y poeta. Se fue de casa a escondidas para unirse a los voluntarios que partían a Abjasia. Yo no sabía dónde estaba ni que se encontraba a bordo de ese avión. Al ver las imágenes del accidente de avión en la televisión, sentí que tenía algo que ver conmigo. Esa noche soñé con un gran incendio en el horizonte y vi a Zurab en medio de las llamas pidiéndome ayuda. Fue una premonición". Dos días más tarde, recibieron la terrible noticia de que Zurab efectivamente viajaba en el avión del accidente.

Zhuzhuna y Valerian quedaron sumidos en el dolor. Zhuzhuna intentó suicidarse pero sobrevivió y Valerian, a pesar de muchos esfuerzos, no logró encontrar información sobre Zurab.

Georgia. Zhuzhuna Okruashvili, whose son was missing 24 years, sits alongside her husband Valerian and signs one of her books in which she expresses her emotions through poetry. CC BY-NC-ND/ICRC

Georgia. Maia Alkhazishvili, psicóloga del CICR, conversa con Zhuzhuna Okruashvili. CC BY-NC-ND / CICR

Hacía 24 años que Zurab se encontraba desaparecido, hasta que la fosa de las víctimas del avión de Babushera fue excavada por peritos forenses argentinos. Valerian recuerda: "Temía que la Cruz Roja demorase mucho en identificar a las víctimas y que, teniendo en cuenta nuestra edad, ya no estuviéramos aquí cuando los restos de Zurab fueran identificados".

En abril, los restos de Zurab Okruashvili fueron identificados y pudo ser enterrado dignamente en el cementerio familiar junto a su hermano. Zhuzhuna y Valerian dicen que fue un gran alivio ver a su hijo enterrado con honor, que su tierra natal finalmente pudo expresarle su gratitud. "En cierta medida, ahora podemos estar tranquilos, finalmente, sabiendo que nuestros dos hijos están juntos en el mismo cementerio."

Zhuzhuna escribe poemas y publicó dos libros. "La poesía fue la forma de lidiar con el dolor", dice mientras firma ejemplares con la dedicatoria "Al personal de la Cruz Roja, mi agradecimiento en nombre de Zurab". "Muchos de los poemas tratan sobre Zurab, sobre mis emociones y sentimientos acerca de su desaparición. Mi corazón de madre sabía que un día recibiría sus restos, y ese día ha llegado con la ayuda del CICR."

Una montaña de dolor

Firuza Chamaghua Kapba es la madre de Almas Kapba, que desapareció durante el conflicto que tuvo lugar entre 1992 y 1993. Encabeza la rama en Sukhumi de la asociación "Madres de Abjasia", que reúne a las familias que sufrieron la pérdida de seres queridos.

La familia Kapba llevaba una vida pacífica en su ciudad natal de Sukhumi antes de que comenzara la guerra. Firuza trabajaba en una imprenta, donde Almas comenzó a trabajar cuando cumplió dieciséis años, luego de graduarse de la escuela. Tenía sólo diecisiete años cuando estalló la guerra y partió para luchar.

Almas desapareció en 1993. Durante 22 años, los familiares no supieron nada acerca de su paradero. "A veces pensaba que se encontraba con vida", recuerda Firuza. "La incertidumbre era dolorosa. No sabía a qué sepultura acercarme en el Park Slavi [Parque de la Gloria] en el que fueron enterrados los restos de más de sesenta personas no identificadas".

La búsqueda desesperada de los restos de Almas los condujo a varios lugares, incluido el monte Akhbiuk, donde en julio de 1993 se estrelló un avión con varias personas a bordo.

Firuza recuerda: "La primera vez que escalamos la montaña, vimos restos óseos. Algunos cuerpos estaban completamente quemados. Recuerdo que un hombre mayor encontró una placa de cobre con el número 1013. Nos enteramos de que pertenecía a su hijo, cuyos restos fueron identificados un tiempo más tarde. Finalmente, se reunieron todos los restos óseos del lugar del accidente y se ubicaron en dos ataúdes. Desde entonces, siempre me pregunté cómo identificarían los restos."

La fosa común ubicada en Park Slavi fue la primera que excavaron los peritos forenses del CICR. Se recuperaron los restos de 64 personas, incluidos los de Almas Kapba, que fueron identificados en 2014. Por fin, la dolorosa incertidumbre de Firuza, que duró 22 años, había terminado.

"Ahora traigo flores a su tumba el día de su cumpleaños y el día en que murió. Me siento allí, lloro y le hablo", cuenta Firuza. "Como miembro de la asociación "Madres de Abjasia", sé que hay muchos familiares que no han encontrado aún a sus seres queridos. Por este motivo, la tarea que realiza el CICR es muy importante para todos nosotros".

El CICR trabaja en beneficio de los familiares de los desaparecidos

Desde el año 2010, el CICR, como intermediario neutral e independiente aceptado por todas las partes, es responsable del mecanismo de coordinación que trabaja en relación con el tema de las personas dadas por desaparecidas a raíz del conflicto armado que tuvo lugar entre 1992 y 1993 y sus consecuencias.

Este mecanismo funciona exclusivamente sobre una base humanitaria y tiene por objeto responder al derecho a saber de los familiares de las personas desaparecidas. Integrado por participantes tanto de Abjasia como de Georgia, se espera que contribuya al proceso de brindar respuestas a los familiares acerca del destino y paradero de sus parientes y a la adopción de decisiones importantes.

Entre 2013 y 2015, con la participación de peritos forenses del CICR, se recuperaron 162 conjuntos de restos humanos: 46 en Georgia y 116 en Abjasia. De esos 162 conjuntos de restos, hasta el momento se han identificado 81, que se entregaron a sus respectivos familiares. El equipo sigue trabajando en la identificación de los demás restos.