La desaparición de una persona es una de las consecuencias más dolorosas de la violencia. No saber dónde o cómo está un ser querido representa una profunda angustia para sus familiares.
A las niñas, niños y adolescentes la desaparición de un familiar les impacta de forma diferenciada: a la angustia de no saber qué ha ocurrido con su ser querido, a menudo se suma un sentimiento de abandono y una sensación de orfandad. Además, en situaciones de violencia, las y los pequeños enfrentan un miedo constante por la seguridad de sus cuidadores y se ven expuestos a escenarios que pueden ser perturbadores mientras acompañan a sus familiares en la búsqueda, además de que están expuestos a la estigmatización de la sociedad.
En México, según registros oficiales, hay más de 116 mil personas desaparecidas, cuyas familias siguen buscando respuestas. Sin embargo, no hay un registro oficial del número de niñas, niños y adolescentes que tienen un ser querido desaparecido, y que requieren acompañamiento psicosocial.
Como parte de su labor humanitaria, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en conjunto con la Red de Psicólogas y Tanatólogas de Guanajuato y la Procuraduría de los Derechos Humanos del Estado de Guanajuato (PRODHEG), desarrolló una serie de talleres para brindar acompañamiento psicosocial a niñas, niños, adolescentes y personas que quedan a cargo de su cuidado(las personas cuidadoras son, a menudo, abuelas, tías, hermanas). Como resultado de los talleres, el CICR publicó la guía "Jugando nos acompañamos", para replicar la metodología en otros espacios y lugares.
Es fundamental escuchar y priorizar las necesidades de las infancias ante la desaparición de un ser querido y generar espacios seguros para que reflexionen cómo se sienten y puedan expresarlo, y, a la vez, sean escuchados por otros niños, niñas y adolescentes que enfrentan el mismo dolor de no encontrar a aquellos seres queridos a quienes aman profundamente.