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Líbano: el hospital del CICR atiende a niños sirios refugiados

Cuando deja de sacarse autofotos con el celular de su madre, Ahmad, de nueve años, se cambia solo los vendajes de sus piernas amputadas e inspecciona la cicatrización de sus heridas.

Cuatro años atrás, en Idlib, Siria, cayó un cohete en un lugar cercano a la casa de Ahmad, donde él estaba jugando. El niño perdió ambas piernas en forma instantánea.

"Ahmad es el más pequeño de mis cinco hijos", explica Yaman, su madre. "Cuando resultó herido, fue operado y tratado antes de que nos fuéramos a Líbano en 2012, pero esos cuidados no fueron suficientes. Desde el accidente, a menudo sufre dolores insoportables".

Cuando llegó a Líbano, lo sometieron a una nueva cirugía, pero los dolores siguieron. Desde hace tres meses, Ahmad se encuentra al cuidado del CICR en el Centro de Formación en Traumatología de heridas causadas por armas (CFTA).

Ahmad fue herido en Idlib, Siria, cuando un un cohete cayó cerca de su casa mientras él jugaba. CC BY-NC-ND / CICR / Hussein Baydoun

El CFTA es una institución especializada en procedimientos quirúrgicos para personas con heridas de arma y proporciona formación a los cirujanos locales. Fue creado en septiembre de 2014 por el Comité Internacional de la Cruz Roja en Trípoli (Líbano), en el marco de un acuerdo celebrado con el Ministerio de Salud de Líbano.

El Centro brinda tratamientos quirúrgicos y cirugías reconstructivas en forma gratuita.

Tras un período inicial de temor y tristeza, Ahmad logró sobreponerse y hoy le sonríe a la vida, a pesar de las dificultades. CC BY-NC-ND / CICR / Hussein Baydoun

Al mirar a Ahmad, se puede ver en su sonrisa el amor por la vida. Pero al principio, cuando llegó al Centro, Ahmad era un niño traumatizado, que gritaba cada vez que se le acercaba un médico o una enfermera. Con frecuencia, había que sedarlo para que el personal médico pudiera hacer su trabajo.

"Tenía miedo de todo y de todos. Tratábamos de sobornarlo, de bromear con él, pero nada funcionaba", dijo Maj Gottarp, enfermera del Centro, quien añadió: "En cierto momento, gritó que quería morir".

"Todas las experiencias que había atravesado Ahmad habían sido atroces, así que intentamos aplicar la terapia del teatro", explica la señora Gottarp. "Tomamos una esponja y le hicimos suturas como las que él tenía en las piernas. Lo invitamos a jugar a que él era el médico y tenía que retirar los puntos de la esponja con nuestra ayuda".

Ahmad pasó de ser un niño asustado a actuar como la estrella de esa obra de teatro. Incluso preguntó si podía repetir su actuación. Cuando llegó el momento de retirarle los puntos de las piernas, el procedimiento llevó más de tres horas, pero Ahmad no gritó ni una sola vez.

Sin embargo, Ahmad no es el único niño atrapado en el fuego cruzado de la crisis de Siria que termina en el CFTA. En la habitación contigua a la de Ahmad se encuentra Hiba, de seis años, procedente de Homs (Siria).

Hiba, de 6 años, hace terapia de rehabilitación desde hace cuatro meses en el CFTA, después de someterse a dos operaciones. Fue herida en Homs, Siria. CC BY-NC-ND / CICR / Hussein Baydoun

Hiba sufrió una herida en la pierna hace dos años, cuando su casa en Homs fue blanco de un ataque. La niña recibe terapia en el Centro desde hace cuatro meses, tras haberse sometido a dos operaciones.

Tanto Ahmad como Hiba dejaron la escuela debido a sus heridas. Sus madres esperan que los niños pronto estén listos para volver a la escuela y lleguen a ser dos adultos que puedan ayudar a sus comunidades.

El dolor de sus hijos ha creado un vínculo entre estas dos mujeres.

Hiba puede sentir su mejoría y está orgullosa de sí misma. Todo lo que desea ahora es ir a la escuela y estudiar para ser cirujana.

Ahmad también insiste a su madre que desea regresar a la escuela.

Quiero dos cosas para mi hijo: que camine de nuevo y que termine sus estudios. Pero, sobre todo, quiero verlo caminar de nuevo sin dolor.

Apoyar a los refugiados en Líbano

Además de dirigir el CFTA en Trípoli, el CICR también apoya los centros de salud en Líbano que atienden a personas que huyeron de Siria, en particular mediante donativos de insumos médicos y equip0s.

La Institución contribuye a restablecer el contacto entre personas que perdieron el contacto o quedaron separadas de sus familiares por el conflicto en Siria y, cuando es posible, facilita la reunificación familiar, prestando especial atención a las personas más vulnerables, en particular los menores no acompañados.

Asimismo, el CICR ha proporcionado socorros materiales a personas que se vieron obligadas a huir del conflicto, entre ellos refugiados palestinos procedentes de Siria y libaneses que regresaron a sus lugares de origen en varias regiones de Líbano.

Para aliviar la carga que representa para la infraestructura y las comunidades de acogida la afluencia masiva de personas que huyen de Siria a raíz del conflicto, el CICR ha implementado programas de abastecimiento de agua en todo Líbano. Durante el año pasado, llevó a cabo importantes proyectos de suministro de agua en el valle de Bekaa y en el sur del país, en beneficio de más de 240.000 personas, entre ellas unos 90.000 refugiados.