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Llamado a la acción: Necesidades de Protección en el Triángulo Norte de Centroamérica

Discurso pronunciado por Juan Pedro Schaerer, Jefe de la Delegación Regional del CICR para México, América Central y Cuba, durante la Mesa Redonda de Alto Nivel "Llamado a la acción: Necesidades de protección en El Triángulo Norte de Centroamérica", en San José de Costa Rica, 6-7 Julio 2016

Excelentísimos altos funcionarios de las delegaciones estatales, distinguidos miembros de las Organizaciones Internacionales aquí presentes,

Señoras y Señores,

Como es de todos conocido, la región de Estados Unidos, México y América Central experimenta uno de los flujos migratorios más importantes del mundo. En 2015, aproximadamente de 350.000 a 400.000 personas, en su mayoría centroamericanos, emprendieron un viaje lleno de riesgos, con la aspiración de alcanzar un futuro mejor.

Las razones por las cuales estas personas decidieron y siguen decidiendo migrar, como se ha mencionado estos dos últimos días, son múltiples y complejas, incluyendo la ausencia de oportunidades laborales en sus países de origen, la escasez de servicios de salud y educación, o el deseo de reunirse con familiares que se encuentran ya en otros países. Pero tampoco podemos obviar las situaciones de violencia en las cuales muchos se hallan inmersos, la inseguridad o desesperanza que han podido permear tantos ámbitos de su vida cotidiana.

En esta región, con los altos índices de violencia que todos conocemos, el mismo desplazamiento, de un individuo o de una familia, dentro de sus fronteras o fuera de su país de origen es un llamado de atención. Puede ser el resultado de una inseguridad socioeconómica, pero cada vez más está relacionado con la violencia armada. En muchos casos, el desplazamiento de mujeres, hombres y niños es ante todo motivado por una búsqueda o llamado de protección.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), en estrecha colaboración con la Sociedades Nacionales de la Cruz Roja en cada país, así como con organizaciones locales, trabaja en México y América Central en favor de personas afectadas por la violencia desde 2012.

El compromiso del CICR es motivado por la vulnerabilidad de las personas afectadas por la violencia armada, sean residentes, desplazados internos o migrantes. Sus actividades son definidas por las necesidades de los mismos. En cuanto a la población migrante, el CICR – como el resto del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja – emplea una descripción amplia de "migrantes" , que incluye a los refugiados, solicitantes de asilo y migrantes irregulares. Lo hace con el fin de abordar al máximo las preocupaciones humanitarias relacionadas con el desplazamiento y la migración, para proporcionar flexibilidad suficiente al hacer frente a las complejas situaciones que viven estas personas y al hecho de que pueden llegar a ser vulnerables tanto en su trayecto hacia determinado país de destino, o en su proceso de deportación.

Dependiendo de la situación jurídica de cada individuo, la acción del CICR tiene por objeto garantizar que todos reciban la protección que les corresponde en virtud del derecho internacional y nacional, incluyendo la protección especial concedida a ciertas categorías de personas, como los refugiados y solicitantes de asilo.

Quiero pues reafirmar una vez más nuestro compromiso, el compromiso de trabajar con todas las autoridades e instituciones pertinentes de la región para dar respuestas a estas problemáticas, contribuir a mitigar las consecuencias humanitarias, y aportar mejoras sustanciales para la protección de las personas con mayores factores de vulnerabilidad.

Es evidente que ante estos problemas no hay respuestas simples, únicas. Pero lo que también es un hecho es que son las autoridades las que tienen la responsabilidad y el deber de proponer soluciones duraderas. Deben buscar medidas eficaces conforme al derecho internacional, que garanticen el respeto de los derechos de las personas, sea para la protección de las personas internamente desplazadas, o sea a lo largo de la ruta migratoria o el país de destino.

En los países de origen, reiteramos nuestro compromiso y disponibilidad para trabajar tanto con las autoridades como con las organizaciones de la sociedad civil, para establecer y reforzar mecanismos de protección o rutas de atención para todas estas personas en búsqueda de protección, sean personas desplazadas internamente o personas deportadas con problemas de protección.

Para tal fin, el CICR ha decidido reforzar su presencia en El Salvador, Honduras y Guatemala en los próximos meses y años, de manera que pueda contribuir y apoyar en la búsqueda de mecanismos de protección.

Asimismo, conjuntamente con las diferentes Sociedades Nacionales, nos mantenemos a disposición para apoyar como ya lo venimos haciendo en Honduras o Guatemala, los esfuerzos de los Estados para facilitar una recepción adecuada de las personas deportadas.

Y en los países de tránsito y/o de destino, para apoyar a las autoridades en la búsqueda de soluciones para que la vida, la integridad, la dignidad y la seguridad de los migrantes sean garantizadas en cada etapa de la ruta migratoria. Nos parece igualmente importante resaltar a estos mismos países, una vez más, que previo a todo proceso de deportación, y en particular en los casos en los que una persona tiene temores fundados de ser perseguida en su país de origen, se debe respetar el principio de no devolución, de acuerdo al derecho internacional y los compromisos asumidos por los Estados, por ejemplo, en el marco de la Declaración de Cartagena de 1984.

Además, se debe dar el acceso a procedimientos de asilo justos y eficientes, y a medidas que garanticen que sus derechos sean cabalmente respetados, que les permitan vivir en condiciones dignas y seguras, y que los ayuden a encontrar una solución a más largo plazo. Los Estados tienen la responsabilidad primordial de brindar esta protección. De igual manera, mientras se determina la situación de personas que buscan asilo, la privación de libertad debería ser generalmente evitada, y seguimos a su disposición en la búsqueda de medidas alternativas de detención.

Para el CICR, la detención debe ser una medida excepcional. La libertad y alternativas a la detención siempre deben ser consideradas primero, es decir, la detención debe ser una medida de último recurso.

Quiero concluir recordándoles que, en el marco de su acción exclusivamente humanitaria, el CICR ofrece su apoyo en la región para contribuir a mejorar la recepción de las personas en tránsito y deportadas, en cooperación con las respectivas Sociedades Nacionales de la Cruz Roja. Me permito reafirmar nuestro compromiso desde el CICR, de trabajar con todas las autoridades e instituciones concernidas en la región por esta situación, sea de manera bilateral o en el ámbito multilateral, para dar respuestas a estas problemáticas, contribuir a mitigar las consecuencias humanitarias de los flujos migratorios así como las de los procesos de deportación a fin de aportar mejoras sustanciales a la protección de las personas desplazadas o migrantes que enfrentan estos procesos expuestos a los mayores factores de vulnerabilidad.

Muchas gracias por su atención.