Mejores prácticas para servicios de ambulancia: asistencia de salud de excelencia para pacientes

A menudo, los conductores de ambulancias y los socorristas son el primer contacto de un paciente con los servicios de asistencia de salud. Para garantizar que los enfermos y los heridos reciban atención de calidad, también en condiciones difíciles, su seguridad es prioritaria.

El año pasado, la Cruz Roja Noruega, en conjunto con la Cruz Roja Colombiana y la Cruz Roja Libanesa, organizó dos talleres para conductores de ambulancias, miembros del personal y coordinadores operacionales de doce Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Su misión consistió en identificar las mejores prácticas para que los servicios de ambulancia y prehospitalarios sean más seguros.

Frederik Siem, asesor en el proyecto "Asistencia de salud en peligro" de la Cruz Roja Noruega, no es conductor de ambulancia ni socorrista. Sin embargo, su trabajo fue decisivo en la organización de los talleres de "Asistencia de salud en peligro" que se realizaron en Cartagena y Beirut en 2014. El informe "Mejores prácticas para servicios de ambulancia en situaciones de riesgo", resultado de esos talleres, se publicó en julio de 2015.

¿Cómo contribuyen los talleres y este informe a la protección de la asistencia de salud?

En nuestro informe, proponemos recomendaciones prácticas para los voluntarios y miembros del personal que prestan servicios ambulancia y atención prehospitalaria.

Muchas de las mejores prácticas mencionadas son relevantes también para otras organizaciones, más allá del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. No proponemos algo totalmente nuevo, sino una selección de ejemplos a partir de los cuales podrán extraerse y contextualizarse soluciones a fin de fortalecer la respuesta y reducir la exposición al riesgo.

En algunos países, es preciso quitarse el cinturón de seguridad al acercarse a un retén porque los segundos que lleva desajustarlo, y agacharse frente a un peligro potencial, pueden resultar fatales. En otros, llegar a un puesto de control sin el cinturón de seguridad puede conllevar demoras innecesarias, ya que las fuerzas de seguridad deben asegurarse de que todos los conductores respeten la ley.

Para mencionar otro ejemplo, un participante del taller preguntó por qué hablábamos sobre uniformes y no sobre problemas de seguridad. Un conductor de ambulancia de otra cultura le explicó que solían tener uniformes con un pequeño bolsillo negro que había sido confundido con una funda de arma. Esto podía ocasionar problemas de seguridad cuando un voluntario acudía rápidamente en socorro de una víctima, pero parecía sostener su arma auxiliar en lugar de un equipo de primeros auxilios.

Ésta es la razón precisa por la cual debemos debatir e intercambiar experiencias y lecciones aprendidas de otros países.

¿Qué más pueden aprender unos de otros los conductores de ambulancia y otros socorristas?

El personal de las ambulancias debe tener en cuenta diversos aspectos durante su labor, como qué tipo de lenguaje utilizar con los familiares de un paciente en una situación tensa. En un ambiente caótico con la presencia de muchas personas, puede resultar más efectivo hablar en un tono de voz alto y enérgico, mientras que una situación calma con pocos miembros de la familia presentes podría requerir mayor empatía y un tono más suave. Muchos participantes solicitaron más formación y consideraron útil comparar experiencias.

Los participantes del taller también destacaron la importancia de explicar temas médicos en un lenguaje comprensible. El uso de demasiados acrónimos y términos médicos sólo suma desorientación y estrés a los familiares.

Entre los temas importantes, se planteó que los voluntarios y miembros del personal deben respetar las costumbres culturales y religiosas de los pacientes. En caso de duda, se debe preguntar a los familiares acerca de las tradiciones aplicables a la situación correspondiente. Por ejemplo, en el caso de un fallecimiento, los socorristas deben conocer la manera apropiada de tratar un cuerpo antes, durante y después de su traslado en una ambulancia.

Otro tema importante que se planteó fue si corresponde enviar un equipo de socorro cuando la información disponible es parcial; por ejemplo, cómo actuar cuando se solicita una ambulancia en determinado lugar y se sabe que en ese mismo lugar ya se ha respondido a llamados cuya intención era atacar al personal de la ambulancia o robar el vehículo. Una solución podría ser contactar a voluntarios que viven en la zona y corroborar los datos con ellos.

Algunas de las mejores prácticas fueron menos concretas y reflejaron las capacidades y los instintos adquiridos a través del tiempo por parte del personal de la ambulancia. Un participante lo explicó claramente: "aun cuando no estamos trabajando, oímos la sirena de la ambulancia minutos antes que los demás".

¿Cómo las Sociedades Nacionales, los Estados y todos los demás interesados pueden convertir las mejores prácticas en acciones concretas?

La Cruz Roja Noruega organizará un evento paralelo sobre servicios de ambulancias en la Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja que se celebrará en Ginebra en diciembre. Las Sociedades Nacionales de Israel, Kenia, Filipinas, Colombia y Noruega harán presentaciones sobre cómo enfrentan los diversos dilemas operacionales que sus servicios de ambulancia y prehospitalarios deben resolver en situaciones de riesgo y qué tipo de soluciones específicas de contexto ya se han aplicado.

El informe también ha sido compartido con el Instituto Superior Tecnológico de la Cruz Roja Ecuatoriana, y actualmente se mantienen conversaciones sobre cómo el informe podría incorporarse en su plan de emergencias médicas. Como el Instituto es un centro de referencia para las Sociedades Nacionales de toda la región, esto realmente podría ayudar a ampliar la implementación de algunas de las mejores prácticas.

Actualmente, la Cruz Roja Libanesa y la Cruz Roja Noruega están iniciando acciones de cooperación con otras Sociedades Nacionales en Medio Oriente y el norte de África, para proveer apoyo en el análisis de los riesgos a los cuales los servicios de ambulancia y prehospitalarios de las Sociedades Nacionales están expuestos en cada contexto, así como para mejorar la gestión de riesgos y la prevención de incidentes.

La primera edición del informe es un gran comienzo y nos ha permitido trabajar juntos más allá de las fronteras. Ya se prevé la necesidad de un segundo informe que incluya recomendaciones y adaptaciones adicionales a medida que continuemos nuestro trabajo con otras Sociedades Nacionales, conductores de ambulancias y otros proveedores de atención prehospitalaria.

Realmente espero que más Sociedades Nacionales y proveedores de servicios de ambulancia y primeros auxilios se sumen a nuestros esfuerzos. En definitiva, todos tenemos un objetivo común: poder cumplir nuestra labor de brindar atención de calidad a nuestros pacientes sin temer por nuestra vida.

Los conductores de ambulancia y otros prestadores de asistencia de salud deben ser respetados y protegidos.