“La violencia armada afectó el acceso a la asistencia sanitaria en nuestra comunidad. El centro de salud cerró después de haber sufrido saqueos durante los hechos de violencia, así que nos vimos obligados a depender de nuestros curanderos tradicionales”, señala Frederico Andre Mudgesa, dirigente comunitario de Vunduzi, distrito de Gorongosa.