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Muñequitas que acompañan la búsqueda de las personas desaparecidas

Son unas muñecas de apenas unos centímetros. Caben tres, cinco, diez en la palma de la mano. Están hechas de telas coloridas, de papel, palos e hilo. En algunos lugares de Guatemala, antes de ir a dormir, los niños les cuentan a esas muñecas todo aquello que les perturba y les quita el sueño: sus miedos y tristezas. Las muñequitas se quedan con las preocupaciones, les ayudan a dormir livianos, basta con poner las figuras debajo de la almohada: se llaman, por eso, muñecas quitapenas.

Patricia también tiene una muñeca a la que le cuenta sus preocupaciones y le confía sus secretos. La hizo ella misma, mientras pensaba en su hijo Bryan, desaparecido en Guadalajara, México, en 2018. Su muñeca es más grande que las guatemaltecas, mide unos 10 centímetros: le cosió un vestido de flores con encaje blanco y le puso una bufanda que hizo con el calcetín de Bryan.

"Es la muñequita de los recuerdos, esa bufanda dice que aquí lo voy a tener siempre, en mi recuerdo, como lo llevo en mi corazón, en mi mente".

Como ella, otros 51 familiares de personas desaparecidas en México hicieron su propia muñequita para contribuir a fortalecer su respuesta emocional ante la tragedia que viven; ella las acompañará de manera simbólica en la búsqueda de su ser querido.

Esta actividad forma parte de Acompañar las ausencias, un programa de atención psicosocial para los familiares apoyado por la delegación regional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para México y América Central.

Beatriz Reyes, psicóloga de la delegación del CICR, explica que es una prioridad acompañar a las familias de personas desaparecidas a partir de sus necesidades. Una de ellas es la atención a la salud mental.

"Es importante generar espacios seguros que les permitan compartir sus dolores, sus angustias e incertidumbres y, sobre todo, sus saberes. Estos espacios ayudan a recargar la fuerza de las familias, muchas de ellas llevan años esperando noticias; y, sobre todo, para que no se deteriore su salud mental y física, y puedan continuar con la búsqueda", dice Beatriz.

Durante la pandemia las familias recibieron acompañamiento psicosocial de manera virtual. El taller presencial para la elaboración de estas muñecas, realizado a mediados de 2021, fue la primera actividad después de más de un año de distanciamiento físico.

Cualquier objeto puede ser un tesoro

Un calcetín, unos botones, una playera usada. Para las familias de personas desaparecidas las prendas y objetos de sus seres queridos son una forma de tenerlos presentes en el día a día. No es que no piensen en ellos, al contrario. Respiran la ausencia: "desde que amanece está presente en mis recuerdos, está presente en mi memoria, en todo lo que yo hago".

Las muñecas son una forma de materializar y darle forma a esas ausencias. Por eso, al hacerlas incluyen una prenda de la persona a la que buscan.

La muñeca de Patricia no tiene ojos para que no la juzgue, ni boca para que no le diga palabras que la lastimen. Así, cuando Paty se siente sola, puede contarle sus penas y sobrellevar los momentos difíciles.

La muñeca que acompaña a las familias está hecha así a propósito, ya que muchas veces, cuando expresan su sentir con otras personas que no viven la desaparición de un ser querido, son juzgadas o estigmatizadas.

Como lo explica la psicóloga, esta muñeca contribuye a que las personas se sientan acompañadas cuando no tienen su red de apoyo o cuando no pueden reunirse (como sucedió con la pandemia); les hablan sobre sus frustraciones y sobre las situaciones difíciles que atraviesan.

"Yo la utilizo así: la coloco debajo de la almohada. De repente la pongo en una canastita, ahí, paradita en el día... no necesitas tener a nadie para poder hablar. A lo mejor en ese momento yo puedo traer algún sentimiento de tristeza o algo, pues agarro la muñequita y le hablo", compartió una de las familiares.

Al mismo tiempo, las familias saben que la muñequita tiene a otras muñecas que también son parte de un tejido social: las familias que siguen buscando a sus seres queridos, un grupo en el que han encontrado la comprensión, la solidaridad, la escucha y la fuerza para seguir en la búsqueda.

Mientras bordan y cosen, las familias platican y se escuchan de viva voz por primera vez en muchos meses. Hablan de todo lo que han atravesado desde que desaparecieron sus seres queridos, de cómo la pandemia dificultó las búsquedas y de las cosas que las han ayudado a seguir adelante. Acompañan y son acompañadas.

"Dios puso al lado de mi silla a la señora nueva y me sentí tan bien al expresarle mi apoyo... es algo que jamás había hecho: dar fortaleza, cuando siento que soy tan frágil", dijo una de ellas.

A pesar de que el taller fue presencial, mantener la distancia física fue muy importante como parte del cuidado mutuo. Ellas no podían tocarse, pero sus muñecas sí podían estar cerca. Al terminar de elaborarlas, las colocaron en un círculo. "Quisimos visibilizar la importancia de seguir sostenidas por un grupo, la importancia de seguir construyendo redes de apoyo", dijo Beatriz. "A pesar del dolor, la incertidumbre y la angustia que finalmente no acaba, ellas pueden estar siempre acompañadas".

La búsqueda de un ser querido puede ser un camino muy solitario

La psicóloga explica que la búsqueda de un ser querido llega a ser muy solitaria. "Es un dolor que principalmente entiende la familia que lo atraviesa. Sin embargo, estos espacios con otras familias que pasan por la misma situación contribuyen a que ese dolor individual se convierta en acciones colectivas que fortalezcan a los familiares y sus acciones de búsqueda e incidencia".

A más de un año de no ver de forma presencial a las familias, los equipos del DIF Guadalajara y del CICR, como parte del programa Acompañar las ausencias, decidieron realizar este taller luego de observar las problemáticas derivadas de la pandemia. Participaron 51 mujeres y un hombre.

Beatriz detalla que, sobre todo, hubo complicaciones para que las familias siguieran en comunicación. "La idea del taller fue hacer algo manual, construcción del tejido social, pero sobre todo algo que se llevaran, porque sabemos que la pandemia va a continuar. No sabemos en qué medida vamos a seguir virtual o presencialmente".

Como parte de su acción humanitaria, el CICR acompaña a las familias que buscan encontrar a un ser querido desaparecido. Para miles de familias en México y América Central la búsqueda no se detiene: nuestro compromiso es continuar acompañándolas.

Poema leído durante el taller

Estoy hecha de retazos.
Pedacitos coloridos de cada vida que pasa por la mía
y que voy cosiendo en el alma.
No siempre son bonitos,
ni siempre felices,
pero me agregan y me hacen ser quien soy.
En cada encuentro, en cada contacto, voy quedando mayor...
En cada retazo una vida, una lección, un cariño, una nostalgia...
que me hacen más persona, más humana, más completa.
Y pienso que es así como la vida se hace:
de pedazos de otras gentes que se van convirtiendo en parte de la gente también.
Y la mejor parte es que nunca estaremos listos ni finalizados...
siempre habrá un retazo para añadir al alma.
Por lo tanto, gracias a cada uno de ustedes,
que forman parte de mi vida
y que me permiten engrandecer mi historia
con los retazos dejados en mí.
Que yo también pueda dejar pedacitos de mí por los caminos
y que puedan ser parte de sus historias.
Y que así, de retazo en retazo podamos convertirnos,
un día, en un inmenso bordado de "nosotros".