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Paraguay: proyecto de artesanía empodera mujeres detenidas

Hace ocho años, el 9 de marzo de 2008, un grupo de detenidas del Correccional Mujeres Casa del Buen Pastor abordó a funcionarios del CICR que visitaban el centro de detención para presentar una propuesta que cambiaría sus vidas. En hojas de cuaderno escritas a mano, las detenidas pedían apoyo para la formación de una asociación de artesanas.

El CICR equipó el taller en el penal: reformó el espacio, instaló máquinas de coser, ofreció materiales para que las detenidas puedan aprender técnicas como el ñanduti. CC BY-NC-ND /CICR/ L. Vera

Esta semilla se transformó en el Proyecto Kuña Katupyry (mujer emprendedora en guaraní), una exitosa iniciativa de generación de ingresos y de reintegración social desarrollada en la principal cárcel de mujeres de Paraguay. Con el apoyo del CICR y de la Cruz Roja Paraguaya (CRP), ha formado más de 300 artesanas.

"Pasé de ser una mendiga a una persona que trabaja y da trabajo a otras", cuenta Susana*, que empezó las clases de artesanía hace cinco años. Ella cree que el Proyecto Kuña Katupyry es una puerta abierta a la reinserción y enumera las razones: permite una formación profesional, posibilita la generación de ingresos propios, suscita una visión de emprendedora y un cambio actitud. Con la iniciativa, Susana continuó sus estudios; hoy está en el primer año de Psicología y en cuarto año de Derecho.

Las detenidas de la Casa del Buen Pastor aprenden diferentes técnicas de artesanía como una forma de terapia y de generar renta. CC BY-NC-ND /CICR/ L. Vera

"Esperamos que las historias y experiencias que aquí se presentan sean tan interesantes para ustedes como fue para nosotros acompañarlas y ayudar a construirlas", consideró el jefe de la delegación regional del CICR para Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, Lorenzo Caraffi.

Algunas de las mujeres que toman los cursos, certificados por el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), nunca antes habían tenido la oportunidad de aprender algún oficio y estudiar. Para ellas, los módulos del Proyecto Kuña Katupyry son su primera experiencia formal de aprendizaje de un oficio con el cual podrían obtener ingresos y mantenerse. Otras – que son profesionales o tenían alguna experiencia laboral – se acercan también a los talleres porque ven que la actividad artesanal es una fuente de ingresos mientras están en confinamiento.

Las mujeres participantes reciben un certificado oficial del Instituto de Artesanía Paraguayo (IPA), órgano del gobierno. CC BY-NC-ND /CICR/ L. Vera

Dalia* y Teresa* son madre e hija y están cumpliendo sus respectivas condenas en el Buen Pastor. Dalia tiene mucha experiencia, y es una de las modistas que más pedidos recibe. Para su hija Teresa, el proyecto también sirve de terapia. Asegura que ella y las demás beneficiarias del proyecto trabajan porque quieren un cambio en sus vidas, quieren vivir mejor. Madre e hija valoran el trabajo de las instituciones en penal porque, según explican, los proyectos que realizan parten de las necesidades de las beneficiarias. "Ellos nos preguntan qué necesitamos", y a partir de eso se planean las acciones.

*Nombre ficticios que se usan para preservar la intimidad de las personas que están cumpliendo una condena.

Revista Kuña Katupyry

Para marcar el Día Internacional de la Mujer y conmemorar los ocho años del proyecto, el CICR y la CRP lanzan la revista Kuña Katupyry. La publicación presenta los principales resultados y las historias de cambio de vida proporcionadas por Kuña Katupyry.

 

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Hechos & cifras

  • 300 mujeres capacitadas en el Buen Pastor en siete años
  • 62 beneficiarias que completaron uno o varios módulos en 2015
  • 16 nuevas artesanas con carnet en 2015
  • 7 subinstructoras de artesanía internas del penal
  • 64 socios de la cooperativa Kuña Katupyry

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