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Perú: Mamá Angélica, símbolo de lucha y fortaleza

"El amor a mi hijo me dio valor, así como el dolor de tantas mujeres que buscamos a nuestros familiares desaparecidos", dice Mamá Angélica.

Con 86 años de edad, Angélica Mendoza, llamada por todos "Mamá Angélica", sigue fuerte y no descansa en la búsqueda de su hijo Arquímedes Ascarza Mendoza, desaparecido el 3 de julio 1983. Recuerda con dolor y detalle cómo su hijo fue sacado de su casa en esa madrugada, hace más de 32 años.

"Desde que se lo llevaron no dejé de buscarlo, fui a todos los lugares posibles, tantos años buscando y no encontramos a nuestros desaparecidos, ni muriendo podremos olvidar. ¿Cómo vamos a olvidar a nuestros hijos, a nuestros esposos, a nuestros padres? No se puede...", relata Mamá Angélica.

Mamá Angélica, en su casa en Huamanga, Ayacucho, muestra la foto de su hijo desaparecido cuando tenía 19 años. CC BY-NC-ND / CICR / G. Negro

Durante el periodo de violencia entre los años 1980 y 2000, las mujeres eran quienes venciendo el miedo buscaban sin detenerse a sus seres queridos. Los hombres corrían más peligro de desaparecer si preguntaban e indagaban.

Las mujeres de las zonas rurales, quechua hablantes que con dificultad se expresaban en español, eran las más vulnerables. Encontraron en Mamá Angélica a una representante para juntas seguir la búsqueda de sus seres queridos.

"Venían del campo, se avisaron entre ellas, y vinieron a verme, querían que hablara por ellas", relata Mamá Angélica.

"Yo les decía que juntas, no nos van a matar. Somos muchas mamás y juntas seremos fuertes."

"No tenía miedo entonces y no tengo miedo ahora". Es así que sobreponiéndose al dolor, no descansaron ni un día buscando en todos los parajes, preguntando a las autoridades y a todas las personas que podían.

Mamá Angélica ha recibido muchos reconocimientos por su búsqueda de las personas desaparecidas. Ella espera que se implementen las medidas necesarias para dar respuestas a los familiares. CC BY-NC-ND / CICR / G. Negro

El 2 de septiembre de 1983, dos meses después de que su hijo desapareciera, Mamá Angélica junto con otras cinco mujeres fundaron la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos (ANFASEP), que rápidamente fue congregando a más y más familiares que buscaban a sus seres queridos. Llegaron a ser 800 socios.

"Me he salvado de morir en varias oportunidades. Querían que no buscara a mi hijo, que no acompañe a las otras madres. Nada nos detuvo", comenta Mamá Angélica. "En medio de la violencia, quedaron tantos huérfanos, pobrecitos niños sin alimentos, sin sus padres. Nos organizamos en la Asociación para darles desayuno, comidas, buscábamos que tuvieran siquiera un juguetito y nos preocupábamos de que fuesen al colegio".

Las asociaciones de víctimas reciben asesoramiento y apoyo por parte del CICR para fortalecer sus capacidades de funcionamiento y mejorar la comunicación para dar a conocer sus necesidades. CC BY-NC-ND / CICR / G. Negro

Mamá Angélica es una mujer fuerte, el amor a su hijo, a su prójimo, le da las fuerzas necesarias para seguir adelante en la vida. "Muchas de las socias que pertenecen a ANFASEP se están muriendo sin saber qué pasó, por qué desaparecieron sus esposos e hijos, por qué se los llevaron. Yo seguiré hablando mientras pueda. Quiero preguntarles a los gobernantes por qué tanto dolor hasta ahora."

Mamá Angélica, en su casa en Huamanga, Ayacucho, muestra la foto de su hijo desaparecido cuando tenía 19 años. En Perú se estima que habría más de 15,000 personas desaparecidas en la época de la violencia armada (1980- 2000).

Mamá Angélica ha recibido muchos reconocimientos por su búsqueda de las personas desaparecidas. Ella espera que se implementen las medidas necesarias para dar respuestas a los familiares.

Las asociaciones de víctimas reciben asesoramiento y apoyo por parte del CICR para fortalecer sus capacidades de funcionamiento y mejorar la comunicación para dar a conocer sus necesidades.