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“Por detrás de las mascarillas”: un fotolibro cuenta los desafíos vividos por profesionales esenciales durante la pandemia

Brasil se dirigía rumbo al primer pico de casos y muertes por COVID-19 en 2020, cuando el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) reunió a fotógrafos y periodistas de diferentes ciudades con la misión de registrar la rutina de la primera línea de respuesta a la pandemia en el país. En Duque de Caxias (Río de Janeiro), así como en Fortaleza (Ceará) y en San Pablo (San Pablo), lo que encontraron detrás de las mascarillas de esos trabajadores fue humanidad.

Sobre estas personas trata el libro "Por detrás de las mascarillas", un relato acerca de los desafíos que encontraron los profesionales esenciales en estos tiempos difíciles. Más que registros del momento, se presentan historias, los detrás de escena y las angustias de estos profesionales. La publicación forma parte de la campaña del CICR "Valora lo Esencial", que busca fomentar el respeto y el protagonismo de los profesionales de los servicios públicos esenciales.

DESCARGUE AQUÍ EL FOTOLIBRO "POR DETRÁS DE LAS MASCARILLAS"

Conozca las historias de los profesionales en la primera línea


 

Foto: Márcia Foletto/CICR

Elaine Correa

Elaine es kinesióloga del Centro de Terapia Intensiva, especialista en fisioterapia cardiorrespiratoria, en terapia intensiva e integrante de la primera línea de respuesta frente a la COVID-19 del Hospital Moacyr do Carmo, en Duque de Caxias.

Recuerda lo desafiante que fueron los primeros momentos de la pandemia, dado que todavía no había información suficiente sobre la enfermedad. Pero la dedicación supera las adversidades. "Existe el compromiso de mostrar amor por el paciente y mostrar que todo el equipo tiene el mismo objetivo: la cura", cuenta.

Foto: Márcia Foletto/CICR

Dr. Hilton Ribeiro

El médico Hilton Ribeiro es vicedirector del Hospital Municipal Dr. Moacyr do Carmo, en Duque de Caxias. Para él, responsable de administrar 350 camas de internación, la pandemia fue un reto considerable. Los profesionales fueron todos a la primera línea de respuesta frente a la COVID-19.

"A veces trabajamos con temor, pero la necesidad de ayudar, el juramento, el compromiso, son más fuertes", dice. "Salimos cansados, pero con la seguridad de haber cumplido con nuestro deber, pues todo el tiempo dimos lo mejor para la persona que necesitaba: el paciente".

Foto: Camila de Almeida/CICR

Ana Neri Dutra

Los papeles se invirtieron por primera vez en 26 años. Ana Neri Dutra e Silva, enfermera de la Terapia intensiva del Instituto Dr. José Frota (IJF) en Fortaleza, fue diagnosticada con COVID-19 y se transformó en paciente. Fue cuidada en el lugar donde durante tantos años fue responsable de curar. Pasó doce días entubada.

"No es fácil dirigir una Terapia intensiva en la pandemia. La cuestión de la humanización fue lo más importante. Fui cuidada por profesionales que trabajaban conmigo y, además podía ver la dedicación de todos. Me vi en esa situación y comencé a analizarme como profesional".

Foto: Camila de Almeida/CICR

Sâmia Ribeiro

Además de los síntomas ya conocidos de COVID-19, el padecimiento mental debido a las alteraciones en la rutina, al duelo y al miedo a infectarse han sido impactantes. Por eso, la psicóloga Sâmia Ribeiro, que desde hace 14 años trabaja en el Instituto Dr. José Frota de Fortaleza, estableció que la prioridad de su equipo fuera cuidar a los cuidadores.

"Ante una enfermedad nueva, los profesionales vivimos un profundo desamparo, sin poder siquiera encontrarnos con las personas importantes de nuestra vida para sentirnos contenidos".

Frente a las adversidades, Sâmia confía en la capacidad humana de adaptación. "Nunca extrañamos tanto al otro, que se transformó en una amenaza para nosotros. Pudimos ver la importancia de construir lazos sólidos para nuestra vida afectiva. Vamos a poder retomar nuestra vida dentro de las posibilidades, porque necesitamos resignificar este lugar. Esa es nuestra capacidad de adaptación".

Foto: Tiago Queiroz/CICR

Irineia Aparecida Pacheco

Irineia Aparecida Pacheco, con una carga horaria de 12 horas de trabajo por 36 de descanso, tiene 18 años de experiencia en higiene hospitalaria. "Estoy en el hospital Emilio Ribas hace cinco meses, pero trabajé en otros hospitales antes", explica. "Mi función es importante y hago las cosas con amor".

La pandemia del nuevo coronavirus implicó una mayor responsabilidad de todos los servicios relacionados con el ámbito de la salud. El número de equipos necesarios para la protección individual aumentó y los procedimiento se complejizaron. "En cada habitación que debe higienizarse, tenemos que ponernos anteojos, guantes, pantalla facial y el delantal. Antes, yo solo entraba con mascarilla y guantes. Eso es esencial, no podemos olvidarnos nada", dice.

Es necesario tener control emocional. Irineia explica que intenta no verse afectada por la rutina del hospital, pero no siempre es posible. "Hubo casos que me afectaron mucho. "Al estar aquí, terminamos viendo de todo", cuenta.

Foto: Tiago Queiroz/CICR

Cristiane Alves da Rocha

La asistente social Cristiane Alves da Rocha trabaja en el hospital de la Cruz Roja Brasileña (CRB) desde que se creó la Terapia intensiva. En sus 10 años de experiencia, es la primera vez que atiende el área de salud.

Los pacientes la esperan ansiosos, ya que se trata de uno de los momentos más felices del día: la hora de conversar con la familia. "Los pacientes están muy solos, yo bromeo y busco llevarles alegría y autoestima a todos, porque forma parte del proceso de recuperación", explica.

La rutina agitada de la profesional no se reduce solo a eso. "Trabajo con la psicóloga y con otra asistente social. Además de las videollamadas, entramos en contacto con familiares, ayudamos en las transferencias y búsqueda de camas, entre otras funciones".