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República Democrática del Congo: las penurias de las familias que huyen de la violencia en Kasai

En la ciudad de Kikwit, en la provincia de Kwilu, al oeste de la República Democrática del Congo, más de 12.000 personas atraviesan una situación humanitaria alarmante.

Estas personas, en su mayoría mujeres y niños, han estado desplazándose desde marzo de este año, cuando se vieron obligadas a huir de los enfrentamientos extremadamente violentos entre la milicia local y las fuerzas de seguridad nacional, así como de las situaciones de violencia entre las etnias que afectan la vecina región de Kasai. Se han refugiado en casas de familias de acogida, en iglesias o en escuelas, donde su situación es aún sumamente precaria.

"Cuando llegaron aquí, esas familias que no tenían lugar donde alojarse se amontonaban en la orilla del río Kwilu o buscaban refugio en la puerta de las tiendas, y allí dormían en el suelo", explica Dudu Musway, presidente regional de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo. "Algunos padecían diarrea, fiebre tifoidea o problemas digestivos."

La intensidad del conflicto tomó por sorpresa a estos padres con sus hijos. Para huir de la violencia, tuvieron que recorrer prácticamente a pie más de 300 kilómetros durante dos o tres semanas. "Me partió el alma ver a una mujer y a su bebé de dos semanas sin ropa vagando por las calles en busca de comida", expresa Fortunat Osuth, docente de una escuela secundaria de Kagwa, uno de los principales establecimientos católicos de la ciudad. Fortunat fue uno de los residentes que alertó a las autoridades locales cuando comenzaron a llegar las primeras familias desde Kasai.

Encontrar refugio es muy difícil para las personas desplazadas. Muchas familias tienen que vivir hacinadas e, incluso, duermen en el suelo. CC BY-NC-ND / CICR

La Cruz Roja de la República Democrática del Congo y el CICR trabajaron en conjunto para prestar asistencia humanitaria en dos etapas: primero, mediante una distribución de emergencia de comidas calientes y, luego, mediante ayuda financiera para los distintos hogares, a fin de reforzar su resiliencia.

«Bajo la supervisión de voluntarios de la Cruz Roja, las personas desplazadas organizaron la preparación y la distribución de alimentos para unas 9.000 personas por día", señala Calvin Mastaki, jefe del equipo del CICR en Kikwit. "Los residentes fueron muy generosos al permitirnos instalar seis cocinas colectivas en sus tierras."

Dinero en efectivo como herramienta de autoabastecimiento

La prestación de asistencia financiera fue organizada por la filial local de un banco. Cada familia recibió una tarjeta de identidad que le permitía retirar dinero en efectivo.

"El objetivo de esta ayuda económica es proporcionar a las personas desplazadas los medios necesarios para satisfacer un gran porcentaje de sus necesidades básicas y, llegado el caso, ayudarlos a montar pequeños negocios que les permitan obtener alguna ganancia y, de esa manera, alcanzar cierto nivel de autonomía", explica Bruno Mesureur, coordinador del CICR a cargo de este programa.

Luzolo retira en el mostrador del banco dinero en efectivo aportado por el CICR. CC BY-NC-ND / CICR

Los problemas y la extrema violencia en la vecina región de Kasai obligaron a desplazarse a más de un millón de personas. En la actualidad, el CICR y la Cruz Roja de la República Democrática del Congo ayudan a 29.000 personas de las provincias de Kasai Central y Kwilu, y se disponen a prestar más asistencia a los desplazados y a quienes regresan a su hogar.