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Serpientes, escorpiones y la ayuda a los necesitados: un desafío humanitario

Serpientes. Escorpiones. Agua potable sucia. Estos son los peligros que la delegada del terreno del CICR Aysha Michot afronta cuando viaja a aldeas remotas y aisladas en Sudán del Sur, una labor que ella misma buscó porque quería afrontar desafíos.

Es indudable que los afronta.

Esta delegada de terreno belga, de 32 años de edad, va de aldea en aldea con una tienda de campaña en la que se aloja y un teléfono satelital como único elemento para mantenerse conectada con el mundo exterior.

Aysha define su envío a pequeñas aldeas del este de Sudán del Sur como "preposicionamiento estratégico". Ella y su pequeño equipo primero establecen relaciones con la población local, que a menudo desconfía de ellos, mediante la realización de actividades de ayuda a las comunidades locales. Luego, tratan de hablar sobre derecho internacional humanitario y sobre primeros auxilios.

Los miembros de la etnia murle, con la que interactúan, son altos, delgados y atléticos. La mayoría de ellos tiene pocas pertenencias.

"Cuando aterrizas con el helicóptero del CICR, te recibe media aldea", señaló Aysha. "Las mujeres me adoran porque creen que estoy loca, por ir por ahí como un hombre aunque soy mujer."

Aysha quería trabajar para el CICR, en parte, por la diversidad de las actividades que lleva a cabo. Como delegada del terreno, Aysha habla con las autoridades locales y con los grupos armados. Entre sus tareas en Sudán del Sur, figuran también la distribución de semillas y la vacunación de ganado. Aysha contribuyó recientemente a coordinar las actividades en un hospital de campaña junto con Médicos sin Fronteras y 25 voluntarios de la Cruz Roja de Sudán del Sur que brindan asistencia a pacientes heridos y ayudan a las personas de la zona que se han separado de sus familiares a restablecer el contacto con ellos.

"Lo fascinante es ver las realidades de otras personas, y lo que eso significa desde mi propia perspectiva", afirmó Aysha, al explicar los desafíos y las experiencias positivas que afronta con su trabajo en Sudán del Sur. "Tienes contacto tanto con las autoridades locales como con los grupos armados. Sirve para entender muy bien la dinámica del país."

En Sudán del Sur, el CICR tiene desplegada su segunda operación de mayor magnitud, después de Siria. Desde que empezaron los enfrentamientos en Sudán del Sur en diciembre de 2013, el CICR ha incrementado muy significativamente las actividades de asistencia. Ha distribuido más de 1 millón de raciones de alimentos a la población local necesitada y realizado más de 5.500 cirugías en quince centros de salud. Asimismo, el CICR ha distribuido semillas y herramientas para plantar cultivos entre más de 430.000 personas y ha vacunado casi 600.000 cabezas de ganado.

Relato de Jason Straziuso, CICR