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Somalia: para los detenidos, el agua es una necesidad especialmente urgente

En Somalia, la naturaleza y años de conflicto se han aliado para restringir el acceso al agua, que es la esencia de la vida. Para paliar el sufrimiento de los detenidos y los civiles afectados por el conflicto, el CICR se esfuerza por abastecerlos de agua y por mejorar sus instalaciones de saneamiento.

El clima seco de Somalia y la falta de lluvia hacen que la tarea de acceder al agua sea muy difícil para la población. Tras dos décadas de conflicto armado, las infraestructuras de saneamiento y de aprovisionamiento de agua están casi totalmente devastadas. Los centros de detención, como las cárceles y las comisarías de policía, no son inmunes a este persistente problema.

Sin embargo, el abastecimiento de agua en cantidad suficiente es uno de los servicios básicos que deben prestarse sin interrupción en cualquier lugar en el que haya personas detenidas. El agua es esencial para beber, preparar comidas y mantener la higiene personal, así como para la eliminación de aguas residuales. Como explica May Mousa, especialista en agua del CICR en Somalia, cada detenido necesita un mínimo de entre 10 y 15 litros de agua diarios para su hidratación e higiene y para la preparación de alimentos.

A fin de contribuir a paliar los problemas que causa la grave escasez de agua, el programa de Agua y Hábitat que el CICR conduce en Somalia se propone no solo abastecer de agua a los centros de detención, sino también satisfacer las necesidades de agua y saneamiento de casi 300.000 personas en todo el país.

Ciudad de Garowe, Puntland. En Somalia, el acceso al agua es un desafío, dado el clima seco y la falta de lluvias. Tras dos décadas de conflicto armado, los sistemas de agua y saneamiento casi no funcionan.

Asistencia para los detenidos

En la región de Puntland, los detenidos en la comisaría de policía de la ciudad de Garowe señalan: "Desde que los especialistas del CICR lograron construir letrinas bien equipadas y un tanque de agua grande, la situación mejoró radicalmente. Mírenos a nosotros y mire a nuestro alrededor. Podemos lavar la ropa, las celdas y su entorno están limpios y, lo que es más importante, la higiene nos permite estar sanos".

Al comentar la situación referente al agua antes de que el CICR comenzara a ayudar, un hombre detenido en una comisaría afirmó: "Aquí no teníamos agua disponible, nos la traían de fuera y, por lo tanto, en poca cantidad. Era muy difícil mantener una higiene digna".

Al hablar de la especial necesidad de garantizar el acceso al agua de las personas privadas de libertad, la señora Mousa explica: "El CICR trabaja para mejorar las condiciones de vida en los lugares de detención. Si estás libre, puedes desplazarte para buscar agua. Los detenidos no tienen esa posibilidad. La falta de agua y un sistema de saneamiento malo en los lugares de detención pronto afectan la salud de los reclusos. Las enfermedades transmitidas por el agua son una de las consecuencias de la falta de agua limpia y de un sistema de saneamiento adecuado".

Visitas a lugares de detención en todo el mundo

El CICR visita anualmente más de 2.500 lugares de detención, en los que se encuentran detenidas cerca de medio millón de personas en más de 70 países. Las visitas permiten a la Institución evaluar las necesidades en materia de agua, salud y saneamiento, y el CICR utiliza sus conclusiones como base para mejorar, si fuera necesario, las condiciones en que viven los detenidos y el trato que reciben.