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"Somos guerreros y seguimos pa’ lante”: Día internacional de las personas con discapacidad

Una decena de alambres unió su prótesis durante más de un mes. Este arreglo casero acompañó los pasos y jornadas de trabajo de Juan Daniel, un joven hondureño cuya vida dio un vuelco tras caer de un tren en México hace dos años. Anduvo así por la dificultad económica y de transporte para acudir a repararla o sustituirla; así estuvo para no perder la prótesis que le devolvió las ganas de vivir y salir adelante.

Cuando una persona pierde una extremidad la vida cambia para siempre; ésta es una realidad que viven cientos de personas víctimas de la violencia o que sufrieron un accidente en la ruta migratoria. Despertar en una camilla y saberse amputado es profundamente duro y triste. Toca conocerse de nuevo, levantarse, sacudirse y echar para adelante "como los grandes guerreros de corazón valiente que somos".

Estas son las voces de Juan, José, Rossman, Marlon, Osmán, Kenny y Amilkar, personas que en diferentes momentos tomaron la ruta hacia el norte del continente para huir de la violencia o buscar una vida más digna, pero que su viaje se vio trastocado por un accidente que derivó en una amputación.

Para ellos tener una prótesis es una nueva oportunidad de vida: les ayuda a facilitar la movilidad, superar obstáculos, conseguir trabajo y recuperar sus proyectos de vida. Sin embargo, acceder a ellas, darles mantenimiento y recibir rehabilitación física es prácticamente imposible para la mayoría, debido a los altos costos y a la falta de servicios especializados disponibles.

Rossman, por ejemplo, tarda cerca de tres horas en llegar a Fundación Vida Nueva en Choluteca, Honduras, donde le dieron su prótesis, y le preocupa mantenerla en buen estado "porque mi familia es muy baja de recursos".

En conjunto con las Sociedades Nacionales, sociedad civil –como Fundación Vida Nueva– y las autoridades consulares, migratorias y de salud, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en México y América Central, a través del Programa Regional de Rehabilitación Física, ha asistido a personas migrantes y víctimas de violencia amputadas.

Ana Langner/CICR

Antonio Herrera, voluntario de la Cruz Roja Mexicana, camina a lado de Osmán David Amaya y de Benny Eduardo Vidal en del Centro de Rehabilitación del Instituto Guanajuatense de Personas con Discapacidad (Ingudis), ubicado en Silao, Guanajuato.</h2>

En el Día internacional de las personas con discapacidad, el CICR destaca la obligación de los Estados de proteger a las personas migrantes y garantizar su acceso a la salud.

Particularmente, hace énfasis en la necesidad de priorizar a las personas en mayor situación de vulnerabilidad, garantizando el acceso a servicios de salud integrales, que incluyan la rehabilitación física, la provisión de prótesis u ortesis, y la atención integral –incluido el acompañamiento psicosocial– para que recuperen su autonomía, permitiéndoles reintegrarse en la sociedad, recobrar la autoestima y evitar problemas de salud a largo plazo.

El CICR ha ayudado a víctimas de violencia y migrantes con discapacidad desde 2014, beneficiando a 1,852 personas. Sin embargo, este número representa solo una fracción de la realidad.

Ana Langner/CICR

Gibrán Guzmán, protesista en Instituto Guanajuatense de Personas con Discapacidad (Ingudis), Guanajuato toma medidas a Osmán David Amaya.

"Es una nueva vida que tengo, la estoy empezando a conocer de nuevo; ver de qué estoy hecho y saber cuáles son mis habilidades. Lo estoy tomando como un aprendizaje. La prótesis te viene a facilitar la vida (...) es un recurso extra cuando estás amputado, viene a suplir esa pierna".

Ana Langner/CICR

Amilkar Ronaldo Murillo sentado en una banca del albergue migrante Casa Abba, ubicado en Celaya, Guanajuato

"La prótesis es una nueva oportunidad que se me está ofreciendo (...) gracias a ella puedo obtener una fuente de ingresos consiguiendo trabajo en alguna institución o empresa".

Benny Eduardo Vidal descansa en el patio del Ingudis, donde durante 2022 recibió terapias de rehabilitación física. Tras sufrir un accidente al tratar de tomar el tren en Tapachula, Chiapas, perdió una pierna.</h2>

"La prótesis trae emoción, alegría. Al tener esa prótesis la vida vuelve a darte una oportunidad".

Ana Langner/CICR

Osmán David Amaya reposa en un columpio del Ingudis. Es hondureño y perdió la pierna en un accidente en tren durante su trayecto en la ruta migratoria.

"Tener mi pierna fue devolver una sonrisa a esta cara, porque con esto nosotros hemos logrado volver a caminar, volver a ponernos de pie y volver a decirle al presente: aquí estamos; al futuro: aquí estamos. Somos guerreros, somos de espíritu fuerte y seguimos pa´ adelante".

Bianca Solórzano/CICR

Marlon García perdió su pierna hace más de 16 años tras caer del tren que recorre México. Desde Fundación Vida Nueva en Choluteca, Honduras, cuenta que en una silla de ruedas no se siente cómodo. </h2>

"Tras que pasé el accidente, mi vida ha sido muy difícil, lo que quería era morir. Con la prótesis me han devuelto la vida, porque yo creí que nunca iba a volver a caminar sin muletas. Si tú me ves, ando con un bastoncito, con ganas de caminar y seguir adelante."

Ana Langner/CIC

Juan Daniel Yáñez Ponce y Ofelia Quintanilla, responsable del Programa Regional de Rehabilitación Física del CICR, en Fundación Vida Nueva.

"Mi prótesis es mi otro pie. Me siento a nivel original. Los primeros días cuando pasó el accidente para mí era bien difícil. No creí que lograría estar en el nivel que ahora estoy con mi prótesis y me siento alegre. Uno tiene que echarle ganas, porque yo soy un guerrero".

Rossman Esteban Verde cayó del tren en 2018. Paulatinamente ha logrado adaptarse y reconocerse con su prótesis, que recibió en la Fundación Vida Nueva

"Cuando uno tiene este tipo de accidentes la vida te cambia. Uno se despierta en una camilla y es duro y es triste. Uno tiene que aprender a luchar y ya no solo con que es uno amputado, sino mentalmente, ya tiene que saber la realidad de cómo va a vivir".

Hace 14 años que José Nohel Álvarez Bonilla usa prótesis para poder caminar; perdió una parte de su pierna en un accidente de tren.

El CICR, fundado en 1863, ayuda a personas de todo el mundo afectadas por conflictos armados y otras situaciones de violencia, haciendo lo posible por proteger su dignidad y aliviar su sufrimiento, a menudo junto a sus asociados de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Además, la Institución procura prevenir el sufrimiento mediante la promoción y el fortalecimiento del derecho y de los principios humanitarios universales.

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