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Sudán del Sur: la esperanza y el miedo conviven en la región de Ecuatoria

Las chozas de paja cubiertas con lonas se ven como recién construidas. Se observan pocos artículos domésticos, como ollas, bidones y sillas plásticas. Este campamento improvisado surgió hace cuatro meses y se está convirtiendo en un poblado: el nuevo hogar para unas 400 familias desplazadas por el conflicto armado.

Las personas mayores del pueblo de Bangolo facilitaron parcelas de terreno a los recién llegados para que construyeran viviendas y cultivaran la tierra. "Compartimos todo lo que tenemos", dice el reverendo Monasseh Wajo, uno de los líderes comunitarios. "Pero las cosas no son fáciles para nosotros tampoco. El año pasado huimos de los enfrentamientos y pasamos cuatro meses escondidos en el bosque; mientras tanto, nuestros cultivos quedaban sin recolectar y se pudrían".

La región de los estados de Ecuatoria, en Sudán del Sur, conocida por su agricultura, solía ser relativamente estable en comparación con otras partes de este país devastado por la guerra. Sin embargo, a partir del último ciclo de enfrentamientos que estalló en Yuba en julio de 2016, la guerra civil se extendió en esta región también. Las rutas comerciales quedaron cortadas por las líneas del frente y miles de personas debieron desplazarse. Una tasa de inflación de 600 por ciento hizo que la vida de las personas se convirtiera en una lucha diaria por la supervivencia.

El año pasado, los habitantes de Mundri y Bangolo pasaron meses escondidos en un bosque, desplazados a raíz de los enfrentamientos; mientras, sus cultivos quedaban sin recolectar y se pudrían en los campos. CC BY-NC-ND / CICR / A. Synenko

"Los comerciantes de Mundri solían venir a comprar nuestros productos, lo que nos permitía tener suficiente dinero para comprar jabón, sal, aceite de cocina. Ahora estamos aislados y todas estas cosas están fuera de nuestro alcance", explica el reverendo.

David, un veterinario de la aldea vecina de Mundri, explica que pocas personas se animan a aventurarse fuera del poblado en estos días. "Antes, nos adentrábamos en el bosque para cazar y pescar. Muchas personas tenían sus granjas fuera de la zona urbana. Ahora, si alguien sale, no tiene certeza de poder regresar".

South Sudan people waiting to receive seeds and food assistance.

Las personas esperan recibir semillas y asistencia alimentaria. CC BY-NC-ND / CICR / A. Synenko

La principal fuente de ingresos familiar es la agricultura. "Nací en una granja y estoy acostumbrado a vivir de la tierra", dice David. En los buenos tiempos, las actividades en la granja aportaban suficiente dinero que les permitía cubrir todos los gastos y las cuotas escolares para sus cuatro hijos.

Pero, al igual que sus vecinos de Bangolo, los pobladores de Mundri perdieron las cosechas del año pasado. Después, debieron compartir lo poco que tienen con cientos de personas que se desplazaron allí en busca de seguridad, provenientes de otros lugares en los estados de Ecuatoria. Muchas familias que solían tener dos comidas al día, ahora sólo pueden costearse una. "Lo único que consigo para cocinarles a mis hijos son hojas de amaranto", explica Otilia, la esposa de David.

Quizás, lo que despierta más temor a la gente, todavía más que las dificultades materiales, es el hecho de vivir permanentemente con miedo. "Tememos que ocurra algo malo en cualquier momento", dice el reverendo Wajo. Aun así, la comunidad abriga la esperanza de que, gracias a cierta estabilidad en la región, su agricultura les permita atravesar los tiempos difíciles.

"Tenemos tanta tierra fértil... Todo lo que necesitamos es paz para que podamos cultivarla", dice Otilia.

Durante los meses de marzo y abril de 2017, cerca de 200.000 personas en diferentes regiones de Sudán del Sur reciben semillas y herramientas para la nueva temporada de siembra. CC BY-NC-ND / CICR / A. Synenko

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