Comunicado de prensa

Un año con COVID-19: la vacunación es esperanzadora, pero debe incluir a África

Bangui (CICR) - Palabras de Peter Maurer, presidente del CICR, en el marco de su visita a República Centroafricana, a un año del primer caso confirmado de COVID-19 en África:

Ha sido un año devastador para las comunidades a lo largo y a lo ancho de África. Millones de personas se vieron expuestas a las consecuencias sociales y económicas, tanto directas como indirectas, de la pandemia, que dejó en evidencia profundas debilidades de los sistemas sanitarios en todo el continente. Muchos tuvieron que sobrellevar la enfermedad y la muerte de seres queridos. Los niños perdieron tiempo de estar en el aula, y millones de personas se vieron sumidas aún más en la marginación a raíz de la recesión económica y el cierre de actividades.

Las dificultades relacionadas con el desarrollo a largo plazo, la pobreza, las guerras, la violencia y el impacto creciente del cambio climático se han exacerbado a partir de los efectos de la COVID-19. Hoy, las segundas olas y nuevas variantes del virus ponen de relieve la precariedad de la situación en todo el mundo. El hecho de que haya cada vez más vacunas eficaces es esperanzador, pero controlar el virus solo será posible si se incluye a todos en la vacunación.

Es una obligación moral que mejore radicalmente el acceso a las tan necesarias vacunas en África, pero también que las campañas de vacunación contra la COVID-19 no opaquen otras afecciones importantes. Los programas de inmunización contra otras enfermedades no deben interrumpirse. El rápido avance de la variante 501Y.V2 refleja la importancia de una frase que ya se ha hecho célebre: nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo. Dado el carácter mundial de esta pandemia, el acceso equitativo a esta vacuna es un paso fundamental hacia un acceso más equitativo a las vacunas en general.

Señalo tres motivos principales para que el mundo no deje a África de lado. Primero, el imperativo humanitario: todas las vidas son importantes. Segundo, el argumento epidemiológico: la existencia de focos de personas sin vacunar puede derivar en una replicación viral y el posible surgimiento de variantes no abarcadas por las vacunas. Y, en tercer lugar, el argumento económico: el impacto de la COVID-19 seguirá perjudicando a economías locales, nacionales, así como a la economía mundial. La vacunación de grupos vulnerables en todo el mundo tiene sentido en términos económicos.

A medida que los países obtengan más vacunas, es esencial que las autoridades también prioricen a las personas desplazadas, migrantes y refugiadas; quienes están en lugares de detención y quienes viven en zonas bajo control no gubernamental. Alrededor del 70% del territorio en República Centroafricana está fuera del control del Gobierno, por ejemplo. El CICR se pone a disposición para ayudar con los programas de vacunación, junto con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y otros socios.

Poner en marcha la vacunación en todas las comunidades de África será, sin lugar a duda, un gran desafío en cuanto a transporte, mantenimiento de la cadena de frío y falta de trabajadores de la salud capacitados. Este es el momento de reconocer que la COVID-19 representa una amenaza adicional a la salud de estas comunidades. Pero también representa una oportunidad: nuestros esfuerzos deben ser integrales y responder a las dificultades generales que padecen nuestras poblaciones en materia de salud. Y, ante todo, deben ser inclusivos. Si no escuchamos a las comunidades y no atendemos sus prioridades y necesidades vitales, habrá resistencia de su parte y no podremos lograr lo que esperamos.

 

Para más información:

Alyona Synenko, asynenko@icrc.org, +254 716 987 265

Jason Straziuso, jstraziuso@icrc.org, +41 79 949 3512