Liquina Gimo Kariche (65 años) perdió la pierna derecha por encima de la rodilla como consecuencia del estallido de una mina antipersonal en 1987, tres años después de la muerte de su esposo, también a raíz de la explosión de una mina antipersonal. Sumida en la indigencia, perdió a nueve de sus once hijos como consecuencia de diversas enfermedades y dolencias.
Bonafacio Muazia (57 años) perdió la pierna izquierda a raíz de la explosión de una mina antipersonal en 1985 durante la guerra civil. Sin embargo, prosigue sus actividades agrícolas, tras haber desarrollado un equilibrio extraordinario. Cada día, se desplaza con dificultad hasta su huerta, 45 minutos de ida y de vuelta, junto a su esposa que lleva la azada.
La organización APOPO (dedicada al desarrollo de productos para la detección de minas antipersonal) entrena ratas gigantes africanas para que, mediante su agudo sentido del olfato, detecten minas terrestres que posteriormente son detonadas en el lugar por desminadores. El uso de ratas acelera significativamente el proceso de remoción de minas terrestres.
Un día de noviembre de 2013, Mirza Smajlovic (12 años), Denis Merdzanovic (12 años), Alen Konakovic (14 años) y Jasmin Sidran (12 años) (de izquierda a derecha) jugaban con su amigo Mirza Merdzanovic (10 años) (primo de Denis), cuando encontraron una bolsa con armas en un arroyo. Mirza ensambló una granada y la arrojó contra una pared. La explosión provocó su muerte e hirió a estos cuatro niños. Es frecuente encontrar restos explosivos de guerra en los Estados donde se ha producido un conflicto, como en Bosnia y Herzegovina.
Sabiha Hadzajlic (45 años) y su hija Merima (10 años) lloran en la tumba de Eldar, hermano de Merima. Un día de noviembre de 2013, ambos hermanos jugaban junto a un arroyo cuando Eldar encontró una granada de mano, que explotó cuando el niño la recogió. Como consecuencia, Eldar murió y su hermana resultó herida. Estos accidentes son habituales en el pueblo de Zunovnica, que se encuentra cerca de un antiguo cuartel militar.
Estos son dos ejemplos habituales de restos explosivos de guerra: una munición de tanque de 125 mm con alta potencia de fragmentación y un proyectil de artillería de alta potencia de 122 mm. Las partes de cobre del proyectil de artillería fueron recuperadas por chatarreros.
En enero de 2006, cuando Sajad Faleh tenía cuatro años y estaba con tres de sus hermanos, encontraron una bomba en racimo sin explotar. Los niños comenzaron a jugar con esta munición, que explotó y provocó la muerte de dos hermanos mayores de Sajad y laceró el estómago de su hermano menor, en tanto que Sajad perdió ambas piernas. En la foto, Sajad espera para ser atendido en un centro de rehabilitación física del CICR.
Tanto Maserieh Sahar (13 años) (izquierda) como su hermana Saeda (16 años) perdieron la pierna izquierda a raíz de la explosión de minas antipersonal. Con la ayuda de su madre (sentada detrás), están aprendiendo a caminar con sus nuevas prótesis en el centro de rehabilitación física del CICR en Erbil.
Un desminador iraquí del Centro de remoción de minas del Kurdistán iraquí trabaja en el campo minado de Zimbali Shekhi, que abarca 68 mil metros cuadrados. Las minas fueron colocadas en 1984.
Ounlar (61 años) perdió la visión y la mano izquierda en 1981, al recoger un artefacto sin estallar mientras realizaba actividades agrícolas.
Mek (9 años) sostiene el retrato de Somak Toe (12 años), uno de los tres niños fallecidos a raíz de la explosión de un artefacto sin estallar que llevaban a su casa en bicicleta. Entre 1963 y 1972, durante la Guerra de Vietnam, se arrojaron más de 270 millones de municiones en racimo.
El encargado del equipo de la Ayuda Popular Noruega da instrucciones a los trabajadores antes de que comiencen las operaciones de remoción de minas. En 2008 se adoptó la Convención sobre municiones en racimo, que firmó más de la mitad de las naciones del mundo, incluido Laos.
Emilio José Gómez Floriano (42 años) estaba cuidando sus vacas cuando pisó una mina antipersonal en 1991 y perdió la pierna derecha. Ahora trabaja como ceramista en el negocio familiar.
Benito Ribas Villalobos (49 años) estaba labrando su tierra cuando pisó una mina antipersonal en 1989 y perdió la pierna izquierda. Ahora vive con su esposa y cinco hijos en Somotillo y sigue cultivando sus tierras. Como mantiene la misma prótesis desde hace cinco años, concurrió al Hospital de Rehabilitación Aldo Chavarría en Managua para cambiarla por una nueva.
Carlos José Picado (52 años) perdió la pierna derecha a raíz de la explosión de una mina antipersonal durante el conflicto nicaragüense de 1981-1990 en el que participó. Ahora vive con su esposa e hija en las afueras de Managua y trabaja como guardia de seguridad en un hospital de esa ciudad.
El CICR envió a cinco fotógrafos a cinco países -Bosnia-Herzegovina, Irak, Laos, Mozambique y Nicaragua- para documentar el costo humano que dejan las minas terrestres y otros restos explosivos de guerra.