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Venezuela: alimentar la esperanza de quienes retornan al país

Ni Luis, ni Jorge, ni Lisseth nacieron en la ciudad de Santa Elena de Uairén, en el estado Bolívar, pero por diferentes circunstancias de la vida, la pandemia COVID-19 los tomó por sorpresa en ese lugar. Sin poder comprender muy bien la dimensión que iba a tomar la situación a nivel mundial, no les quedó otra alternativa que quedarse.

Santa Elena está localizada en el sureste de Venezuela, a solo 20 km de la frontera con Brasil. Está rodeada por una sabana y por mesetas conocidas como tepuyes, que antes de la pandemia atraían a turistas de todo el mundo. Allí viven sus 50.000 habitantes, una rica mezcla de culturas debido a la presencia de pueblos indígenas y la inmigración atraída por la minería y el turismo.

Esta cercanía con la frontera fue la que convirtió a Santa Elena de Uairén en la parada obligatoria de los viajeros que retornan al país durante la pandemia. Allí guardan cuarentena en los Puntos de Atención Social Integral (PASI) dispuestos por las autoridades venezolanas para descartar que no estén contagiados de COVID-19 y puedan dirigirse a su destino final en otras partes del territorio nacional.

Así fue como Luis, Jorge y Lisseth empezaron a trabajar juntos en el comedor de la Fundación del Niño, preparando desayunos, almuerzos y cenas para las más de 500 personas que se albergan en los PASI. Los tres madrugan diariamente para preparar los alimentos de sus connacionales.

"Nos levantamos a las 2 de la mañana los 7 días de la semana para empezar a cocinar 520 desayunos, 520 almuerzos y 520 cenas. Esto nos lleva todo el día. Terminamos entre las 10 y 11 de la noche, para descansar y volver al día siguiente con la misma rutina", relata Luis.

El ritmo es agotador, pero su voluntad de trabajo es más fuerte. "El cansancio lo domina a uno y hay momentos en que el cuerpo pide descanso", continúa Luis, mientras que Jorge agrega "con todo el cansancio y todo lo que he luchado me siento bien porque me gusta la cocina".

Lisseth no duda al contar cómo se siente tener un trabajo en el cual se ayuda a tantas personas: "Me gusta, a pesar de que el ritmo es bastante fuerte". Y es que este no solo es un trabajo exigente, sino que, además, conlleva una gran responsabilidad. El esfuerzo que ellos realizan en el centro es apoyado por el Comité Internacional de la Cruz Roja con la entrega de insumos de cocina, materiales de limpieza y capacitación sobre cloración de agua para el lavado de manos y desinfección de los insumos que manipulan; además de ofrecerles apoyo para la adquisición de los alimentos.

Contar con estos elementos hace que todo el trabajo que dedican a esta labor sea más eficiente, higiénico y seguro. "Si Dios me da la oportunidad de continuar, yo continúo" afirma Jorge, secundado por un "tenemos que seguir adelante, luchando", de Luis. En conjunto, estos esfuerzos seguirán impactando no solo a las más de 3.000 personas que ya han reingresado desde Brasil desde marzo de este año, sino a las que aún están por llegar.

Pero no solo quienes regresan a Venezuela reciben alivio gracias a cada plato de comida que se cocina en estos fogones: "también viene mucha gente de la zona que no tiene qué comer, niños de la calle, personas mayores y, bueno, aquí los apoyamos con lo que necesiten. Si es en la mañana se les da su desayuno, si es al mediodía, el almuerzo, pero, como sea tratamos de que puedan recibir una comida digna", cuenta Lisseth orgullosa de la diferencia que puede marcar con su esfuerzo aún en momentos difíciles como este.

 

Para hacer frente a la pandemia por COVID-19 en Santa Elena de Uairén, estado Bolívar, el CICR:

• Distribuyó 700 kits de higiene personal en los Puntos de Atención Social Integral (PASI).
• Distribuyó 1200 jabones y 300 tobos a los PASI y a personas vulnerables del pueblo de Santa Elena.
• Entregó 150 galones de cloro e insumos de higiene, desinfección y recolección de desechos sólidos en los PASI, el Centro de Diagnóstico Integral de Santa Elena, la brigada sanitaria, el hospital Rosario Vera Zurita, los comedores para alimentación de retornados y el hospital de campaña de Santa Elena de Uairén.
• Entregó mosquiteros, 506 elementos para desinfección y 720 pastillas potabilizadoras de agua a los PASI.
• Donó 10 kits de atención médica de emergencia para la atención 10.000 personas.
• Donó 10 bolsos de primeros auxilios y 10 camillas plegables.
• Instaló puntos de lavado de manos en el Centro de Diagnóstico Integral de Santa Elena y la Fundación del Niño.
• Entregó más de 1000 platos, vasos y envases a los PASI, al hospital Rosario Vera Zurita y a un comedor escolar que apoya a la comunidad indígena de Manak-krü.
• Entregó utensilios, ollas y 12 envases grandes a dos comedores, para facilitar el transporte de la comida a los PASI de una manera higiénica y segura.
• Realizó capacitaciones sobre cloración de agua para lavado de manos y desinfección a la brigada de higiene y al personal de los comedores.