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Editorial Panamá "El Darién: una selva de esperanza, dolor e incertidumbre"

una piragua con dos personas del CICR

Esta editorial forma parte del Balance Humanitario 2024 

Por Alexandre Le Breton, jefe de Misión del Comité Internacional de la Cruz Roja en Panamá

 El Darién, región de densa y peligrosa selva en la frontera entre Panamá y Colombia, se presenta como un punto central de desafíos humanitarios: el "infierno verde", lo llaman algunos. En medio de la exuberante vegetación, se despliega un escenario de peligros y desesperación para aquellos que huyen de la violencia, la persecución o buscan un futuro mejor cruzando fronteras, llevando consigo esperanza y temor.

En 2023, más de 500.000 personas de alrededor de 30 nacionalidades cruzaron el implacable tapón del Darién, un número récord al que se llegó después de un incremento exponencial en los últimos años. En 2022, fueron la mitad –cerca de 250.000 personas– las que cruzaron esta región; hace menos de una década, esa cifra era de unos pocos miles.

El testimonio de Joel, un migrante venezolano, es espejo de la amenaza y angustia latentes que viven quienes cruzan el Darién:

Para decirle, amigo, será 80% de muerte y 20% de vida. No le voy a decir que es fácil, que se vengan todos. Si yo pude, ellos también, pero es súper riesgoso. Te lo juro, lo peor que puede pasar en mi vida, algo que nunca se me va a olvidar. Es algo horrible, feo, casi me ahogo, se me iba a ahogar mi hija. Si no es por el que me ayuda, me ahogo. En la selva al amigo mío le robaron el bolso con la plata, los teléfonos. Allí no hay nada, nada. Hasta que llegamos aquí solamente (comunidad de Bajo Chiquito), el resto para allá no hay nada, solo, pura agua, agua y monte.

Con frecuencia, nuestros equipos en el terreno escuchan testimonios de migrantes sobre el desgarrador hallazgo de cuerpos en el camino, en diversos estados de descomposición. Padres y madres han narrado que pasar junto a ellos, mientras sostienen a sus bebés en brazos, ha sido la etapa más difícil de su viaje. Algunos niños y niñas, afectados por la impactante experiencia visual y olfativa, se hunden en un silencio que puede durar días e incluso semanas. Mientras, las familiares de los migrantes que fallecieron o desaparecieron en su trayecto se quedan con la dolorosa incertidumbre de no saber qué les ocurrió ni dónde están.

Ante este panorama, trabajamos para prevenir las desapariciones y brindamos asesoría técnica forense a las autoridades para apoyarlas labores de recuperación de cuerpos de personas fallecidas, una difícil tarea por las condiciones físicas de la selva. Además, acompañamos a las instituciones para promover la gestión adecuada y digna de los cuerpos. Esos esfuerzos son cruciales para facilitar la identificación de las personas y su eventual restitución a sus seres queridos.

En conjunto con la Cruz Roja Panameña, apoyamos a las personas migrantes para comunicarse con sus familiares en caso de que no hayan podido mantener el contacto. Al salir del Darién, un sencillo mensaje se convierte en un verdadero alivio para aquellas familias que, durante varios días, no han tenido noticias de sus seres queridos. De esta forma, buscamos proteger los vínculos familiares y prevenir desapariciones.

La magnitud de la emergencia humanitaria –tanto por el número de personas como por la gravedad de los riesgos que enfrentan– acentúa la urgencia de coordinar una respuesta efectiva: es prioritario que los Estados de origen, tránsito y destino asignen los recursos necesarios a nivel nacional para prevenir y abordar el problema la desaparición y muerte de personas en movilidad, y que promuevan la cooperación internacional para facilitar búsquedas sistemáticas, eficaces y sin demora.

Instamos a reforzar la búsqueda, identificación y resguardo adecuado de los cuerpos de las personas migrantes fallecidas, que permitan una entrega digna a sus familiares mediante la coordinación con las autoridades de otros países.

Recordamos que es obligación y compromiso internacional de los Estados prevenir las muertes de personas migrantes, así como buscar, recuperar, identificar y gestionar de manera digna y profesional los cuerpos sin vida, conforme a las mejores prácticas forenses y las normas internacionalmente aceptadas. Cada vida perdida o persona desaparecida en el Darién es un recordatorio de este profundo desafío y del imperativo humanitario que implica proteger la existencia y dignidad de quienes migran.

2023 evidenció que las necesidades humanitarias de las personas migrantes son crecientes, por lo que es crucial mantener la atención centrada en la responsabilidad compartida de protegerlas y tratarlas con dignidad. Los desafíos humanitarios son enormes y solo mediante la colaboración de todos los actores involucrados podremos superarlos. Nos colocamos al lado de las víctimas y de las autoridades en nuestro compromiso de hacer frente a los complejos retos de la migración y contribuir a un trato humano, digno y seguro para cada persona.

 

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