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75.o aniversario de los Convenios de Ginebra: Redescubrir y reavivar las tradiciones humanitarias africanas

Ilustración de varias personas con trajes africanos bajo un paragüas en una noche estrellada.

Con motivo del 75.o aniversario de los Convenios de Ginebra, tres expertos africanos nos recuerdan que existen tradiciones ancestrales que reivindican la humanidad en tiempos de conflicto. Estas tradiciones suelen ser cercanas y complementarias a las normas que dicta el derecho internacional humanitario (DIH) moderno. Si bien son comúnmente aceptadas y practicadas por los africanos, se transmiten oralmente, por lo cual cada vez menos jóvenes las conocen. Y, al igual que sucede con el DIH, su respeto se ve amenazado. Por lo tanto, es urgente reavivarlas.

Yolande Diallo es senegalesa. Tiene un doctorado en Derecho, es investigadora desde la década de 1970 y una de las principales expertas en tradiciones humanitarias africanas. En la entrevista que nos concedió, se lamenta porque “las personas parecen haber olvidado su pasado. Muchos jóvenes no conocen sus tradiciones, aunque solo haría falta recordárselas, porque todavía tienen padres, y ellos las conocen muy bien”.  

« El hombre es el remedio del hombre. ». 


Con ese proverbio, Diallo recuerda la vivacidad y la diversidad de las costumbres humanitarias ancestrales de África. Entre ellas, se encuentran, por ejemplo, las advertencias dirigidas a las personas civiles para incitarlas a dejar sus lugares si están siendo atacados, la protección de mujeres y niños, la prohibición de quemar los cultivos y de ingresar en lugares como los bosques sagrados o los criaderos de ganado de los peuls.
 

Estos principios humanitarios se transmiten oralmente de generación en generación y están muy extendidos en las comunidades. Pero no se los suele relacionar con el derecho humanitario. “Cuando dos niños se pelean o se van a las manos y hay que separarlos, si uno se está retirando, el otro no puede golpearlo por la espalda, porque es un deshonor. La tradición marca que hay que atacar solo de frente”, señala Diallo. Asimismo, no se puede golpear a alguien que está desarmado y “eso es algo que está instaurado en el comportamiento de las personas”.

Yolande Diallo

Escuche a Yolande Diallo, doctora en Derecho, experta en tradiciones humanitarias africanas (en francés).

Si nos remontamos al Imperio de Malí, en el siglo XIII, la Carta del Mandén va incluso más allá: “mata al enemigo, pero no lo humilles”, dice una de sus reglas. 

Mutoy Mubiala, profesor de Derecho Internacional y de Derechos Humanos en la Universidad de Kinshasa, escribió un artículo sobre este instrumento y su relación con el DIH contemporáneo. Nos explica esta antigua norma: “Se puede dar muerte en el marco de un conflicto cuando el objetivo es militar y legítimo, pero cuando este objetivo queda fuera de combate (combatiente herido, abatido o cautivo; nota del editor), hay que protegerlo, asistirlo y no acabar con él, humillarlo ni arrastrarlo por el suelo porque ha sido derrotado”. 

Las normas mencionadas datan de siete siglos antes de la adopción de los Convenios de Ginebra, pero la similitud es asombrosa.

Pr Mutoy Mubiala


Escuche al profesor Mutoy Mubiala de Derecho Internacional y de Derechos Humanos (en francés).

En toda África, estos valores son similares y están comúnmente aceptados. Sin embargo, pueden verse pisoteados cuando prevalece el odio. Por ejemplo, en 1994, en Ruanda, se violó la arraigada tradición de respeto a los lugares de culto. 

“Las personas se refugiaron en las iglesias porque sabían que son lugares de asilo”, explica Diallo. Sin embargo, muchas personas fueron asesinadas. 

También hay muchos puntos en común entre el DIH y varias normas religiosas sobre la guerra, tanto en África como en otros lugares.

Ayan Abdirashid Ali, una joven investigadora australiana de origen somalí, señala que existen valores profundamente arraigados en las sociedades musulmanas, que incitan a actuar con mesura y de forma proporcionada.

Un versículo del Corán advierte: “Vuestras transgresiones solo conciernen a vuestras propias almas”.

El derecho islámico, un régimen jurídico reconocido por unos veinte Estados, también contiene varias normas con objetivos similares a las del DIH, es decir, que establecen límites al comportamiento de las partes en conflicto. Por ejemplo, dispone la protección de mujeres y niños, así como de quienes están fuera de combate. Algunas de sus normas son incluso más amplias que las del DIH, por ejemplo, en relación con el trato humano a los detenidos.

En África, aquellos que lo conocen ven al DIH como un “derecho extranjero”, que surge de la colonización por parte de los países occidentales.

En 1949, muy pocos países africanos negociaron los términos de los Convenios de Ginebra. Ayan Abdirashid Ali estima que, desde entonces, “cuando las naciones asumieron su estado de independencia, se adhirieron a un régimen sobre el cual no habían tenido ni voz ni voto”.

Por ejemplo, en Somalia, “dominan la sharía y las tradiciones. Muchas personas piensan que no puede surgir nada bueno o valioso de Europa y, por lo tanto, dudan en aceptar e interiorizar los Convenios de Ginebra”.

Ayan Ali


Escuche a Ayan Abdirashid Ali, investigadora (en inglés).

Hoy en día, los Convenios de Ginebra han sido aceptados por la totalidad de los Estados en el mundo, y la mayoría de los Estados africanos han adoptado también los Protocolos adicionales de 1977. Es más, varios de ellos han tenido un papel importante en el desarrollo de tratados de DIH más recientes. Este continente es incluso el primero en tener una convención sobre la protección y la asistencia a personas desplazadas en África (Convención de Kampala). La tasa de ratificación de los tratados sobre armas convencionales, especialmente los tratados que prohíben las bombas de racimo y las minas antipersonal, es más alta que en otros continentes.

A pesar del claro compromiso de África con las reglas del DIH y las tradiciones humanitarias de origen consuetudinario o religioso, hoy en día su respeto es insuficiente. Todas estas reglas y tradiciones son poco conocidas entre el público en general y son infringidas con frecuencia durante los conflictos.

Por lo tanto, ¿qué se puede hacer para que los valores humanitarios sean más respetados? Para Diallo, “primero, los africanos deben recuperar sus tradiciones, hay que inculcárselas”. Ante comportamientos contrarios a estos principios, “hay que hacer que cada africano sepa en su interior que eso es algo que no se hace en su tradición”.

A pesar de todos los desafíos que surgen en su aplicación, el DIH moderno y las tradiciones humanitarias africanas tienden a reforzarse mutuamente.  

Hoy en día, solo resta alentar a los africanos influyentes y de buena voluntad a revivir este extraordinario legado de tradiciones humanitarias y a compartir sus valores lo más ampliamente posible, y sobre todo entre los jóvenes, para proteger con eficacia a los más vulnerables en la guerra.