Artículo

Armenia: a la espera de recuperar la salud y reencontrarse con su marido

Tatev Aristakesyan looks out of a window in a hospital and has her back to the camera.

“Estuve un mes en coma. Los médicos dijeron que no había esperanza y, finalmente, decidieron desconectarme del equipo de soporte vital. En ese preciso instante, abrí los ojos. No creo que sea una simple coincidencia. Creo que Dios me dio una segunda oportunidad de vivir”.

El marido de Tatev Aristakesyan desapareció luego de la escalada del conflicto armado en 2020. En octubre de ese año, la familia recibió la noticia de su desaparición, lo que causó graves problemas de salud a Tatev e hizo que entrara en coma.

Incluso después de salir de ese estado, Tatev siguió padeciendo problemas de salud. Debido a que le costaba mucho realizar actividades básicas como caminar, dependía de la ayuda de su madre. "Cuando fui recuperando poco a poco la movilidad, empecé a dormir totalmente vestida por si me llamaban para avisarme del regreso de mi marido. No quería perder ni un segundo cuando recibiera esa llamada", dice Tatev.

Sin embargo, con el tiempo, empezó a perder las esperanzas y a sentirse exhausta y desesperada. "Pero me di cuenta de que verme todo el tiempo agotada y con los ojos hinchados afectaba muchísimo a mis dos hijos. Y eso me impulsó a seguir adelante, por su bien", expresa Tatev.

Social event for the FOM

En la actualidad, mientras sigue en tratamiento, habla una vez más con la esperanza de que su marido regrese cuando ella esté recuperada por completo. Tatev sueña con el momento en que él la visite en el hospital, con un ramo de flores. Nos explica:

Es como si hubiera dos mitades de un cuerpo que tienen que reencontrarse. Aunque vengamos de familias diferentes, mi marido y yo nos parecemos mucho. Creo que él también estuvo al borde de la muerte y, así como yo volví del coma, él también está camino a casa.

Tatev participa del programa de acompañamiento que el CICR puso en marcha para los familiares de las personas desaparecidas a raíz de la escalada del conflicto armado, que comenzó a recrudecer hacia finales de 2020. El objetivo del programa es ayudar a las familias a obtener respuestas sobre qué ocurrió con sus seres queridos desaparecidos, mejorar su capacidad para hacer frente a las dificultades relacionadas con las desapariciones y atender las múltiples necesidades que tengan en ese contexto. Tatev señala que las sesiones grupales de Salud Mental y Apoyo Psicosocial han reducido considerablemente los síntomas de ansiedad y depresión que sufría, y la han ayudado mucho en la interacción con su entorno.

En la región afectada por el conflicto armado, han desaparecido aproximadamente 5.000 personas desde la década de 1990 y después de la escalada que se produjo entre 2020 y 2022. Detrás de cada persona desaparecida hay una familia que sufre la angustia de no saber qué le ha ocurrido a su ser querido y que debe afrontar las numerosas consecuencias de esta ambigüedad.