Comunicado de prensa

Afganistán: la guerra destruye cuerpos y almas. Cuatro décadas de guerra destruyen naciones.

Declaración de Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, al finalizar una visita de cuatro días a Afganistán.

Kabul (CICR) – Las cicatrices de la guerra perduran por generaciones. Un edificio dañado puede reconstruirse algún día, pero una extremidad amputada no podrá regenerarse. Los niños vuelven a vivir el trauma de los bombardeos mucho tiempo después de que han finalizado. Los familiares fallecidos dejan un vacío permanente.

La población de Afganistán ha vivido cuatro décadas de conflicto. En mis años como presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, he visto agonía, sufrimiento y desesperación en muchas zonas de guerra de diferentes partes del mundo. Pero no puedo siquiera comenzar a expresar la magnitud del daño que cuarenta años de guerra provocan a una nación.

Por eso, en Afganistán, los retos son gigantescos. La buena noticia es que la acción humanitaria ayuda a que la sociedad se estabilice. La compasión y la empatía ayudan a sanar las heridas de la guerra. Y con fondos para ofrecer atención médica, agua potable y educación, se puede ayudar a las familias afganas a salir de la profundidad de la miseria. Es imprescindible que la comunidad internacional encuentre soluciones, aunque sea temporarias, para que haya fondos disponibles en forma permanente. Las necesidades de las familias afganas no pueden esperar a que se decida un cambio político.

Para ser eficaz, la labor humanitaria debe ser inclusiva, de mujeres, niñas y minorías étnicas. Por ello, el CICR se asegura de que, en Afganistán, las mujeres tengan acceso a nuestros servicios, incluidos los de atención médica y rehabilitación, y para que en nuestros equipos haya mujeres médicas y especialistas en rehabilitación. Aliento a las autoridades a que sigan facilitando el acceso de las mujeres a la atención médica, pero también a la educación. Dado que, en Afganistán, solo el 50% de las mujeres da a luz en un centro de salud atendido por personal calificado, es sumamente importante que el país disponga de más parteras y médicas con la formación necesaria.

Durante mi visita a Afganistán, que se extendió por cuatro días, me reuní con Mullah Baradar y con otros dirigentes talibanes. Destaqué la acción humanitaria neutral, imparcial e independiente que lleva adelante el CICR. También señalé que, desde hace más de 30 años, prestamos asistencia a la población afgana afectada por el conflicto y que no dejaremos de hacerlo ahora.

Nuestra larga historia en el país nos dice que las víctimas de la guerra en Afganistán necesitarán años de asistencia y rehabilitación. Con solo mirar los últimos enfrentamientos, comprobamos que las consecuencias son devastadoras. Más de 41 000 personas con heridas de guerra fueron atendidas entre junio y agosto en las instalaciones de salud que reciben apoyo del CICR; esa cifra representa un aumento del 80 % en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Una de las principales preocupaciones de las familias afganas es recibir atención médica de calidad. El mes pasado, el CICR duplicó el número de instalaciones de salud a las que presta apoyo: pasó de 46 a 89 clínicas y equipos de salud móviles, sumados a dos hospitales, uno en Kandahar y otro en Kabul, que es dirigido por la Media Luna Roja Afgana. Queremos incrementar el acceso a la vacunación y a la atención primaria de la salud, en especial de las mujeres embarazadas. Lamentablemente, en las clínicas se ha registrado un aumento del número de niños con heridas causadas por minas sembradas recientemente. Se debe dar prioridad a las tareas de desminado, para proteger a todos los niños que, por curiosidad, podrían recoger una mina y perder una pierna, o la vida.

Los servicios de ortopedia del CICR han ayudado a más de 210 000 pacientes con discapacidades físicas desde que iniciamos nuestra labor en Afganistán en 1988. Atendemos unos 150 000 pacientes por año. Los ayudamos a volver a caminar y, lo que es muy importante, a reinsertarse en la sociedad de forma digna. Logré sonreír durante la visita a nuestro centro de Kabul, al ver cómo los pacientes, con orgullo y determinación, volvían a aprender a caminar o a usar un brazo protésico.
La COVID-19 suma otro problema de peso. En un contexto de bombardeos y disparos, las familias no pueden darse el lujo de preocuparse por las mascarillas o el distanciamiento físico. Pero la COVID se propaga de todos modos. Y el país no ha recibido las dosis suficientes de la vacuna. Insto a los gobiernos de todo el mundo a tomar las medidas necesarias para una distribución equitativa de la vacuna.

¿En qué situación se encuentran las familias afganas tras 40 años de guerra? Casi nueve de cada diez personas viven con menos de dos dólares estadounidenses por día. Unos diez millones de personas padecen un alto nivel de inseguridad alimentaria, según los últimos datos de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC). Numerosos menores quedaron separados de sus familiares a raíz de la aglomeración que se produjo en el aeropuerto de Kabul, problema que atenderán las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja para reunir al mayor número de familias posible.

Para el mundo, Afganistán es tierra de belleza, pero también de desolación. La guerra destruye cuerpos y almas. Cuatro décadas de guerra destruyen naciones. Ahora, mi mayor esperanza es que todos colaboremos para ayudar a sanar a las personas heridas, para que las familias puedan reencontrarse y para que, en cualquier enfrentamiento futuro, se proteja al mayor número de civiles posible.

Nota sobre vídeo: hoy publicaremos nuevas imágenes de la visita del presidente Maurer a Afganistán en nuestra sala de noticias.
Nota sobre Twitter: el presidente Maurer participará en una sesión de Twitter en vivo (en inglés) el jueves 9 de septiembre a las 16:30 hora de Ginebra (14:30 GMT). Podrán participar en la conversación haciendo clic aquí.

Más información:

Crystal Wells (inglés), CICR, Ginebra, cwells@icrc.org, tel.: +41 79 642 80 56
Florian Seriex (francés), CICR, Ginebra, fseriex@icrc.org, tel.: +41 79 574 06 36
Anita Dullard (inglés), CICR, Bangkok, adullard@icrc.org, tel.: +66 659 562 064