Declaración

Armas nucleares: evitar una catástrofe mundial

Llamamiento a los Estados, los líderes mundiales y los ciudadanos. Por Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) hace un llamamiento a todos los Estados, los líderes mundiales y los ciudadanos a actuar sobre el riesgo creciente del empleo de armas nucleares.
El uso de armas nucleares causaría un desastre humanitario catastrófico e irreparable, tanto si se las empleara en una región específica o entre las principales potencias.

Si un conflicto nuclear tuviera lugar hoy, en el ámbito internacional no existe un plan ni la capacidad para responder de manera adecuada, incluso ante un empleo limitado de armas nucleares. Por lo tanto, el único curso de acción sensato es la prevención. Instamos a que se hagan esfuerzos urgentes para asegurar que nunca vuelvan a emplearse armas nucleares.

Para evitar una catástrofe nuclear mundial, se requiere la acción urgente de todos los Estados.

- Los Estados poseedores de armas nucleares y sus aliados deben adoptar medidas urgentes encaminadas a reducir y, en definitiva, eliminar el empleo de las armas nucleares. Todos los demás miembros de la comunidad internacional tienen un interés en juego en velar por que lo cumplan.

- Los Estados Partes en el Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP) deben valerse de la Conferencia de examen de 2020 y su Comité Preparatorio de abril de 2018 en Ginebra para cambiar el rumbo: alejarse de las amenazas del empleo y la modernización de los arsenales nucleares y dirigirse hacia el cumplimiento cabal de los compromisos que asumieron en 2010 y anteriormente, encaminados a reducir las armas nucleares, disminuir los riesgos, así como otras medidas eficaces en materia de desarme nuclear.

- Los Estados deben adoptar las medidas necesarias para adherirse al Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares de 1968, al Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares de 1996, al Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares de 2017, así como a otros tratados de desarme y de no proliferación nuclear en los cuales aún no sean parte y aplicar plenamente sus disposiciones.

El CICR hace este llamamiento con el trasfondo de un mundo donde el riesgo de que se empleen armas nucleares parece ir en aumento. En ese contexto, donde las restricciones previas disminuyen sostenidamente y las amenazas de emplear armas nucleares se incorporan al ámbito de la política general, observamos un cambio desde un enfoque centrado en la prohibición del uso y en la eliminación hacia la posibilidad o una mayor probabilidad de que se utilicen armas nucleares.

- Frente a los incidentes militares que, con la participación de los Estados nucleares y sus aliados, ocurren con una frecuencia inquietante, el peligro del empleo de armas nucleares puede ser mayor hoy que durante la guerra fría.

- El Secretario General de las Naciones Unidas alertó recientemente al Consejo de Seguridad acerca de que "la guerra fría ha vuelto... pero con una diferencia. Los mecanismos y salvaguardias para gestionar los riesgos de escalada que existían en el pasado ya no parecen estar presentes".

- Los Estados poseedores de armas nucleares tienen planes para adaptar las armas nucleares de tal manera que las vuelva aptas para su uso en una variedad más amplia de contextos. En paralelo, sus sistemas de comando y control se han vuelto más vulnerables a los ataques cibernéticos.

Para ser claros, el CICR comprende que todos los Estados y, en particular, los que participan en conflictos en zonas volátiles del mundo, afrontan problemas de seguridad complejos, incluidos los riesgos para su seguridad y la de sus aliados. Los conflictos regionales ahora se entrelazan con rivalidades mundiales. Una multitud de conflictos prolongados persisten sin soluciones políticas a la vista. Sin embargo, la introducción de las armas nucleares y las amenazas de su uso no hacen más que aumentar el peligro de esos conflictos y el riesgo de una conflagración mundial en la que gran parte de la humanidad sufrirá irreparablemente. En efecto, en algunos casos, la existencia de armas nucleares y los beneficios de "seguridad" que se les atribuyen son las causas intrínsecas de esas tensiones.

También reconocemos que en las últimas dos décadas, se han dado pasos significativos para reducir el número de armas nucleares respecto de los niveles de la Guerra Fría. Sin embargo, las reducciones por sí solas no disminuyen el riesgo de su uso a la luz de los hechos y peligros mencionados. Por consiguiente, se necesitan con suma urgencia medidas concertadas para reducir los riesgos nucleares. A los Estados poseedores de armas nucleares y a sus aliados les incumbe una responsabilidad particular. Esas medidas bien conocidas abarcan las siguientes:

- el compromiso inequívoco de nunca usar armas nucleares primero;

- la eliminación de armas nucleares en estado de alerta instantánea;

- la notificación previa de ejercicios militares que puedan suponer el lanzamiento de misiles o de otros sistemas relacionados con armas nucleares;

- el restablecimiento de centros conjuntos de alerta temprana para esclarecer, en tiempo real, los eventos inesperados y potencialmente desestabilizadores;

- medidas para reducir progresivamente el papel de las armas nucleares en las políticas de seguridad.

Este llamamiento radica en el conocimiento adquirido por el CICR gracias a su propia experiencia en Hiroshima y Nagasaki hace 73 años y a la de los hospitales de la Cruz Roja Japonesa que, aún hoy, siguen atendiendo a muchos miles de sobrevivientes de los bombardeos atómicos. A partir de esta experiencia y de los aprendizajes obtenidos mediante la cooperación con expertos ambientales, las Naciones Unidas y otras organizaciones, no caben dudas acerca de lo siguiente:

- las catastróficas consecuencias humanitarias del empleo de armas nucleares no pueden limitarse en el tiempo y el espacio: en los meses y los años posteriores a su uso, morirán más víctimas que en el momento de la detonación, por causas como envenenamiento por radiación, cáncer y otras enfermedades;

- a nivel internacional, todavía no existe la capacidad ni un plan que permitan proveer la respuesta adecuada en materia de asistencia humanitaria ante el empleo de armas nucleares;

- incluso el empleo de solo cien armas nucleares –que representan una fracción de los arsenales existentes– contra objetivos urbanos podría derivar en un enfriamiento de la temperatura a nivel mundial, una reducción de las temporadas de cultivo, la escasez de alimentos en gran parte del mundo y la muerte de más de mil millones de personas.

Este llamamiento del CICR también refleja las preocupaciones urgentes de todo el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, incluidos un millón de voluntarios y 191 Sociedades Nacionales en todo el mundo. En noviembre del año pasado, el Movimiento expresó su profunda alarma por el riesgo creciente de que las armas nucleares volvieran a emplearse y subrayó "que cualquier riesgo en el uso de armas nucleares es inadmisible, dadas sus catastróficas consecuencias humanitarias". Juntos, adoptamos un ambicioso plan de acción cuatrienal encaminado a velar por que las armas nucleares no vuelvan a emplearse jamás y sean eliminadas.

Hace tres años, ante la comunidad diplomática en Ginebra con miras a la Conferencia de Examen del TNP de 2015, concluí mi declaración sobre armas nucleares en estos términos: "Hoy más que nunca sabemos que los riesgos son demasiado grandes y los peligros demasiado reales. Es hora de que los Estados y todos los que podemos tener una influencia sobre ellos actuemos con urgencia y determinación para poner fin a la era de las armas nucleares".

Con demasiada frecuencia, la comunidad internacional ha sido incapaz de impedir crisis previsibles. Esta vez, es imperativo que evitemos una catástrofe nuclear que nos amenaza. Rara vez la acción colectiva para reducir los riesgos de las armas nucleares y avanzar hacia su eliminación ha revestido tanta urgencia.