Cine de animación en Bruselas aborda violencia sexual durante conflictos armados

Aunque los conflictos armados y otras situaciones de violencia afectan diversamente a mujeres, hombres y jóvenes de ambos sexos, la violencia sexual, un fenómeno generalizado en casi todos los conflictos contemporáneos, daña a todos por igual y sus consecuencias repercuten no solo en las víctimas, cualquiera sea su sexo o edad, sino también en sus familiares y en comunidades enteras.

En 2013, el CICR se comprometió a encarar el tema de la violencia sexual como uno de sus ejes institucionales prioritarios (2013-2016) a fin de robustecer e intensificar sus actividades de prevención de este flagelo y de socorro a las víctimas. Hoy, el CICR lanza en los cines de Bruselas una película de animación destinada a sensibilizar al público europeo acerca de la violencia sexual durante los conflictos armados.

¿Qué significa la violencia sexual?

El término "violencia sexual" alude a los actos de índole sexual cometidos contra mujeres, hombres y jóvenes de ambos sexos por la fuerza, por la amenaza de fuerza, o por la coerción que se ejerce mediante la amenaza de violencia, la coacción, la detención, la opresión psicológica o el abuso de poder. Este delito abarca, en forma no taxativa, la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada y el embarazo forzado. La violación y demás formas de violencia sexual están prohibidas por el derecho de los derechos humanos tanto en tiempo de paz como de guerra, como también por el derecho internacional humanitario en conflictos armados internacionales y no internacionales. Esta prohibición rige tanto para las fuerzas estatales como para los actores no estatales. La violación y otras formas graves de violencia sexual cometidas durante un conflicto armado y relacionadas con él constituyen crímenes de guerra y deben ser juzgadas. Fuera del ámbito de los conflictos armados, la legislación interna de cada país suele también prohibir expresamente la violencia sexual.

¿Dónde sucede y por qué? ¿Quiénes se ven afectados y cómo?

Contrariamente a lo que se suele creer, la violencia sexual no es una práctica limitada a una sola región o cultura. Ocurrió en todo tiempo y lugar, afectando a mujeres, hombres y jóvenes de ambos sexos, a civiles o detenidos, a personas desplazadas internamente, a migrantes y refugiados. La violencia sexual en los conflictos armados se relaciona a menudo con otras formas de violencia como el asesinato, el reclutamiento forzoso, la destrucción de bienes y el saqueo. Se la puede ejercer por diversos motivos, ya sea como una forma de represalia o de tortura, para aterrorizar o controlar a una población, o como estrategia de guerra.

Las consecuencias de la violencia sexual sobre las personas, sus familias y sus comunidades pueden ser físicas, psicológicas, sociales y económicas. Mientras que el daño físico puede implicar heridas y dolor, enfermedades e infecciones de transmisión sexual, el riesgo de infertilidad y embarazos no deseados, el trauma psicológico abarca la angustia, la vergüenza y el aislamiento, trastornos del sueño y de la alimentación y estados depresivos. Muchas veces, la estigmatización y el rechazo a que se ven sometidas las víctimas por parte de sus familiares y comunidades tiene fuertes repercusiones sociales y, en consecuencia, también económicas.

¿Qué hace el CICR para responder a las necesidades de las víctimas?

La característica principal de la violencia sexual es su invisibilidad, a menudo causada por sentimientos de culpa y vergüenza, por el temor a represalias o por tabúes culturales que impiden que la víctima acuda a pedir ayuda. Por ello, en 2013 el CICR adoptó una actitud proactiva y resolvió accionar con la suposición que existe efectivamente violencia sexual en todo conflicto armado y en otras situaciones de violencia, salvo comprobación en contrario tras una exhaustiva evaluación. En contextos de alta incidencia de violencia sexual, el CICR propone, cuando es posible, un abordaje multidisciplinario que abarca la ayuda psicológica y psicosocial, la atención médica y el apoyo material, según el caso. Además de implementar estas medidas, el CICR trabaja para reforzar las actividades de protección y prevención mediante el diálogo con los portadores de armas, campañas de sensibilización social y actividades conjuntas con las comunidades, a fin de desarrollar y fortalecer los mecanismos de protección conjuntos que ayuden a reducir la exposición a este riesgo.

En diciembre de 2015, la XXXII Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en su Resolución 3: Violencia sexual y por motivos de género: acción conjunta sobre la prevención y la intervención, alienta al CICR a fortalecer sus esfuerzos para la prevención de la violencia sexual y a brindar mayor protección y asistencia a las víctimas.

Este proyecto cuenta con el apoyo de la Comisión Europea. Producido por A Mad Production, 2016.