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Colombia: demolición y reconstrucción de una escuela rural en Ituango

Ituango está en medio de montañas: su casco urbano, corregimientos, veredas, cultivos. La vida allí está en una pendiente y caminar de subida o bajada es algo normal para quienes habitan en esta población ubicada en el norte de Antioquia. Para los 58 estudiantes y profesores de la escuela rural La Pérez, ubicada en la vereda Bajo Inglés, estas condiciones no son la excepción.

Llegar a esta sede educativa requiere de más de una hora en vehículo desde el casco urbano. Sí, hay que bajar una montaña, transitar por el medio de dos al lado de un río y subir por otra de ellas. Luego se debe caminar unos 10 minutos más.

La comunidad del Bajo Inglés ha tenido que sobrevivir por años las consecuencias que generan los conflictos armados como el reclutamiento, los desplazamientos y varias otras. Por eso, a principios de 2022, esta comunidad le hizo un llamado al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para mejorar las condiciones estructurales del colegio y buscar, de esta manera, que los niños, niñas y adolescentes tuvieran la suficiente motivación para ir a estudiar y encontrar en su escuela un espacio protector.

Aunque era un desafío por las condiciones geográficas, el CICR asumió el reto de ampliar la capacidad de la escuela. Inicialmente, se pensó en construir otra planta, pero la estructura existente no soportaba otro piso, por lo que la decisión fue demoler y volver a construir. Esto era algo ambicioso que requería de buen presupuesto, desafíos técnicos y de un compromiso grande por parte de la comunidad.

Pero, casi después de un año, el sueño se hizo realidad. Esta reconstrucción requería de más de 240 toneladas de materiales y todo ese peso fue movilizado por la población del Bajo Inglés que, como ya se mencionó, queda en medio de la montaña, tras un camino de herradura. "Cuando asumimos este compromiso, pensé que quedábamos mal y mentiras, fuimos capaces de responder. Llegamos a mover 240 mil kilos y le digo que aportaron niños, niñas, mujeres, hombres, todo el que llegaba colaboraba", agregó Roberto Pérez, presidente de la Junta de Acción Comunal el Bajo Inglés.

Cada tonelada de material significó duplicar lo que esta sede rural de La Pérez tenía. De un piso se pasó a dos, de dos aulas a cuatro, de dos baños a cuatro. "Ya no tenemos que ver clases debajo de una carpa o en el restaurante escolar. Hay niños que llegan a sus casas a decirles a los papás que tienen baños pequeños para ellos, tengo compañeros que ya vienen con alegría a estudiar. Estamos muy felices con nuestro nuevo espacio", afirmó Salomé Correa, estudiante de La Pérez.

La intervención fue un poco más allá y a pocos metros de esta renovada sede, los estudiantes ahora cuentan con un cultivo de café y una cría de marranos aportados por el CICR, que ayudarán a garantizar su seguridad económica y alimentaria.

"Esto se trata de brindar un espacio seguro para los niños y niñas del Bajo Inglés y, sobre todo, un espacio de la comunidad que les pueda permitir mantenerse alejados y seguros de las situaciones que puedan representar los conflictos armados", afirmó Luis Gómez, delegado del CICR para el norte de Antioquia.

Ricardo Monsalve / CICR Colombia

Una marranera hace parte de los proyectos productivos que se entregaron a esta escuela rural.

Para el Comité Internacional de la Cruz Roja, la mejora de los entornos educativos en zonas donde los conflictos armados dejan múltiples consecuencias es uno de los principales objetivos. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir una educación digna para tener más oportunidades de alcanzar un futuro mejor.

Ricardo Monsalve / CICR Colombia

A pocos metros de la escuela también se entregó un cultivo de café, con el que se busca ayudar con la seguridad económica de la institución.