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Honduras: necesario proteger la salud mental y física del personal médico en tiempos de pandemia

A seis meses de la pandemia, el personal médico ha tenido que velar por el cuidado de la salud de miles de pacientes, dejando de lado su propia salud física y mental en medio de situaciones de discriminación, estrés y, muchas veces, falta de recursos para su protección personal.

Hospital Escuela, Tegucigalpa.

"¡Póngase la mascarilla, por favor!", le pide la Dra. Dulce Mejía a una paciente que está inquieta mientras espera el resultado de unas pruebas de laboratorio. La paciente, de unos de 23 años, está recostada entre las sillas del pasillo de la sala de triaje y urgencias, con una porta suero pegado a su brazo.

Mientras espera los resultados de la joven, Dulce acomoda su visera protectora y continúa con la asistencia a otros dos pacientes. Uno de ellos tiene síntomas sospechosos: fiebre de 39 grados, malestar general y dolor en la garganta.

Para el personal médico asistir a pacientes en medio de la pandemia de la COVID-19 es un enorme desafío. En Honduras, un país con un sistema de salud debilitado, en el que solo hay 9 médicos por 10.000 habitantes, los retos para asistir a todos los pacientes son aún mayores.

"No sé con qué me voy a encontrar a diario en las emergencias ni cómo vamos a responderles a los pacientes debido a la precaria situación del sistema de salud", expresa Dulce.
Ella es médico general de la Sala de Atención de Triaje y Urgencias (SATU) desde que comenzó a funcionar la nueva área hospitalaria donada por el CICR. También es voluntaria de urgencias dela Cruz Roja Hondureña. Por las mañanas asiste a todo tipo de pacientes que buscan asistencia en el Hospital Escuela, el mayor centro hospitalario del país. Al terminar su ronda, corre a asistir a pacientes COVID-19 en el seguro social hondureño.

La atención a pacientes se ha duplicado durante la pandemia y el proceso de desinfección y cambio de equipo de bioseguridad entre cada turno y hospital, le añade una carga extra.
"Hay veces que me siento cansada, frustrada y ansiosa porque no sabemos a lo que nos estamos enfrentando. Este es un enemigo invisible. Aun así, damos lo mejor de nosotros todos los días", resalta.

A Dulce también le ha tocado vivir la discriminación y estigma en su mismo vecindario.

"Al inicio de la pandemia en el país, tuve contacto directo con una paciente de COVID-19, la asistí y luego estuve en aislamiento durante 14 días. Durante ese tiempo, personal de la secretaría de salud vino a mi casa para evaluarme y mis vecinos tomaron fotos, las subieron a redes sociales y dejaron comentarios hirientes", lamenta.

Aunque no hay registros con el número de actos de discriminación y violencia hacia el personal médico en Honduras, se sabe de casos de amenazas de muerte contra enfermeras y de ocasiones en las que se les ha prohibido el ingreso a tiendas o supermercados solo por vestir la ropa médica. Aparte del estrés y el agotamiento con el que ya cargan fruto de la pandemia, este tipo de situaciones también impactan en la salud mental de los trabajadores de la salud.

Dra. Dulce Mejía, médica general de la Sala de Atención de Triaje y Urgencias del Hospital Escuela. CICR/Éter

Cuidado emocional

Para el CICR, cuidar de la salud mental y bienestar psicosocial de todas las personas en medio de la pandemia, se convirtió en una prioridad, en especial para quienes están en la primera línea de atención.

A través del programa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial (SMAPS) acompaña al departamento de salud mental del Hospital Escuela y de la Secretaría de Salud, por medio de formaciones virtuales a psicólogos, atenciones telefónicas y por videollamadas. También elaboró una guía de atención y acompañamiento en salud mental durante la COVID-19.

"A raíz de la emergencia por la pandemia COVID-19, las afectaciones de salud mental y psicosocial se han incrementado considerablemente en la población general y puesto en mayor vulnerabilidad a los beneficiarios del CICR. Hemos tenido que adaptarnos a la nueva realidad, identificando nuevas estrategias para brindar asistencia con el fin de mejorar la salud mental y bienestar psicosocial de nuestros beneficiarios y la población más vulnerable", detalla Víctor Aguilar, psicólogo del CICR.

A la fecha, más de 5.300 personas han recibido acompañamiento psicosocial durante la pandemia a través de las redes de apoyo psicosocial que respalda el CICR por medio de psicólogos voluntarios y de la Secretaría de Salud.

"En las intervenciones que realizamos con los prestadores de servicios de salud hacemos énfasis en que solo podemos hacer lo mejor con lo que tenemos. Si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. Y si no puedes consolar, acompaña. Todo esto sin olvidar el autocuidado. Pero sobre todo gracias por ser la humanidad en acción", finaliza Víctor.