Asmahan, Maya y Julie son tres mujeres que pertenecen a la misma familia. Se habían visto forzadas a desplazarse de su hogar, juntas, y regresaron a principios de 2017. Hablan de los años que pasaron en refugios, así como del sueño, que tuvieron durante esos largos años de desplazamiento, de regresar a la seguridad y a la protección. Hoy, viven seguras en su casa en Baashiqa.
CC BY-NC-ND / CICR / Ibrahim Adnan Sherkhan
Muchos niños abandonaron Baashiqa a una edad muy temprana. Otros nacieron lejos de sus hogares. Hoy en día, más de 170 niños van al único jardín de infantes en el subdistrito y comienzan a vivir una vida normal lejos de los combates y del desplazamiento.
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Safwan no dejaba de contar los días cuando estaba lejos de su ciudad natal. Tres años después, tuvo la felicidad de regresar y encontrar su tienda intacta. Decidió reanudar su negocio y vender vestidos de novia, importados de Siria y de Turquía. “Cada vestido de novia que vendo profundiza mi creencia de que la vida debe avanzar, y de que nos merecemos alegría”, dijo Safwan.
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Después del sufrimiento durante años en refugios, Hassan y Hayat regresaron a Baashiqa en septiembre de 2017. Si bien su casa no sufrió muchos daños, se entristecieron profundamente al ver su ciudad devastada. Ahora, Hassan gestiona su negocio desde su casa, vendiendo café para ganarse la vida. Es uno más entre miles de personas en busca de oportunidades de subsistencia para sus familias.
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“Mi esposo no quería huir de nuestra casa en Baashiqa, pero nos vimos forzados a desplazarnos. Ahora, volvimos a nuestra ciudad y encontramos nuestra casa completamente destruida”, dijo Ezha. Actualmente, Ezha y su esposo viven en una casa alquilada y planean reconstruir su casa destruida durante la guerra. Están afligidos por la pérdida irreparable de sus seres queridos.
El subdistrito de Baashiqa, ubicado al noreste de la ciudad de Mosul en Irak, se vio afectado a raíz de años de lucha.
La mayoría de los residentes, forzados a desplazarse desde 2014, regresan y comienzan una nueva vida, luego de finalizada la batalla en Mosul. A su regreso, el desafío primordial consiste en la búsqueda de las principales fuentes de subsistencia. Los árboles en el área cultivada fueron incendiados durante los enfrentamientos, mientras que las fábricas quedaron destruidas. La asistencia humanitaria prestada a la población local también es esporádica.
El CICR se esfuerza para proporcionar la mayor cantidad posible de alimentos y artículos esenciales para el hogar, y trabaja en futuros proyectos de apoyo a la agricultura en la zona.
