En 2021, el CICR trabajó con autoridades brasileñas para el mejoramiento de la gestión de personas fallecidas no identificadas, especialmente durante el auge de la pandemia de COVID-19
Uno de los principales retos de la pandemia de COVID-19 fue la gestión de los cuerpos de las personas que murieron a raíz de esta enfermedad. Especialmente durante los picos de decesos ocurridos en 2021, fue importante asegurar la correcta identificación y el entierro de las personas fallecidas. A fin de cuentas, la desaparición de cuerpos podría transformarse en otro grave problema humanitario, como explica el asesor forense de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, Frederico Mamede.
Como es natural, las autoridades de salud se centran en la preservación de la vida; por eso, fue importante entrar en contacto con ellas para transmitirles la importancia de la adecuada gestión de cadáveres a fin de sistematizar procedimientos que puedan asegurar la correcta identificación y el registro de personas fallecidas debido a la COVID-19, así como también el duelo de sus familiares
Este cuidado fue fundamental —especialmente antes de la vacunación— porque muchos familiares no pudieron realizar el reconocimiento visual de sus seres queridos y tuvieron un tiempo limitado para los velorios, debido al alto riesgo de contagio. En este contexto, era fundamental tener precisión y eficiencia en la gestión de los cuerpos para evitar el entierro de personas no identificadas.
"Cuando se hacen esas identificaciones de forma acelerada, naturalmente, disminuye la exactitud de la información. Una pandemia podría, de alguna manera, colapsar todo el sistema, que no estaba preparado para una gestión de proporciones tan grandes", considera.
Consciente del problema, la delegación realizó una intensa labor con autoridades para mejorar la gestión de personas fallecidas no identificadas durante todo el año 2021. Es más, esta fue la principal acción estratégica del programa forense en ese período en Brasil, cuyos resultados contribuyen al mejoramiento de la gestión.
Hoy existe un relevamiento completo de autoridades que dialogan sobre el tema con la delegación del CICR en forma bilateral. "Notamos que las autoridades conocen cada vez más nuestra labor y se abren al diálogo. Sin dudas, este posicionamiento [del programa forense] como un actor importante en cuestiones relacionadas con la gestión de personas fallecidas no identificadas fue uno de los principales logros del año pasado", evalúa Mamede.