El planeta lleva más de un año bajo una amenaza que traspasa fronteras, que ha cobrado la vida de más de 2 millones de personas y ha puesto a cientos de miles en una condición de doble vulnerabilidad. En zonas donde las tasas de violencia continúan imprimiendo sufrimiento a las personas, como en algunas áreas de México y América Central, el 2021 será un año de grandes retos para la respuesta humanitaria.
104 colectivos, organizaciones y comité de familiares de personas desaparecidas
192 personas que desaparecieron en contextos de migración, desastre y otras situaciones humanitarias
31.888 asistencias médicas a población migrante
66.000 personas migrantes
472 personas desplazadas por la violencia en El Salvador y Honduras
40.000 personas privadas de la libertad
La gran esperanza para atajar esta pandemia es, sin duda, la vacunación. Ahora que existen avances positivos en este campo, es vital que las vacunas sean distribuidas de manera universal, gratuita, sin discriminación y que, en primera medida, lleguen a los más vulnerables. Es fundamental que las vacunas sean asequibles para todos y que no generen nuevas desigualdades. Esto significa que dentro de los grupos vulnerables los gobiernos deberían contemplar y reafirmar la inclusión de las personas migrantes, desplazadas y a los privados de libertad
El CICR colabora estrechamente y coordina sus acciones con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de México y América Central. Las actividades principales de la institución persiguen prevenir el sufrimiento humano ocasionado por la violencia y se enfocan en dar respuesta a las necesidades de:
Las personas desaparecidas y sus familiares
Las personas migrantes y desplazadas
Las personas privadas de libertad
Las comunidades afectadas por la violencia armada
Países en los que la Delegación del CICR para México y América Central tiene presencia:
Datos más significativos de nuestra acción humanitaria en la región:
En Matamoros, Tamaulipas, donde la violencia es un obstáculo para el desarrollo de las actividades escolares, culminamos nuestro proyecto de educación Tejiendo Lazos Humanitarios.
CICR/Cruz Roja Mexicana
México
En México, el CICR trabaja de la mano de la Cruz Roja Mexicana para prestar asistencia y protección a la población migrante, acompañar a los familiares de las personas desaparecidas, fortalecer el tejido comunitario y el acceso a servicios básicos de comunidades afectadas por la violencia, visitar a personas privadas de libertad para verificar las condiciones de detención y promover ambientes más humanitarios a través de diálogos para prevenir violaciones a los derechos humanos y sensibilizar sobre estas temáticas.
El CICR fue testigo de cómo en contextos de pandemia, la falta de información, la incertidumbre y el miedo son caldo de cultivo para que el personal sanitario sea blanco de amenazas y ataques. Ello pone en especial estrés a los sistemas de salud y a las comunidades vulnerables que ven obstaculizado el acceso a los servicios médicos debido a la violencia armada
En El Salvador, la violencia, en la forma de homicidios, violaciones, desplazamientos, entre otras, no solo genera víctimas directas, también afecta a comunidades enteras que ven reducidas sus posibilidades de movilidad, esparcimiento, acceso a servicios y que, muchas veces, quedan acorraladas por el miedo y la zozobra. A toda esta problemática, durante 2020, se sumaron las tormentas Eta y Iota y la pandemia de COVID-19, que dificultaron la situación de miles de personas.
En El Salvador, la inagotable lucha de las familias, aunada a la nueva configuración de la Asamblea Legislativa, abren la oportunidad de avanzar juntos en la formulación de propuestas que contribuyan a la búsqueda y localización de las personas desaparecidas y permitan una atención integral de sus familiares.
<h2>Durante la pandemia, los familiares de personas desaparecidas de Guatemala no están solos. Hemos distribuido materiales informativos a más de 31 colectivos en 13 departamentos, incluyendo Quiché y Alta Verapaz, donde las familias de las etnias Ixil y Q'eqchi los han recibido y distribuido en sus comunidades.</h2>
En Guatemala durante 2020 nos esforzamos por atender a las necesidades humanitarias creadas por el impacto del COVID-19, las tormentas ETA e IOTA y las movilizaciones masivas de personas migrantes. Adaptamos nuestras acciones para seguir asistiendo a las comunidades afectadas por la violencia, a las personas heridas y enfermas, a familiares de personas desaparecidas, así como para abordar las consecuencias humanitarias de la migración y el desplazamiento, y garantizar los derechos de las personas privadas de libertad.
Guatemala, como país expulsor, pero también de tránsito, enfrenta importantes desafíos en estos ámbitos. Sin embargo, la desaparición de migrantes no es un asunto que atañe solo a este país, sino que tiene una dimensión regional. Así encontramos historias de personas migrantes guatemaltecas desaparecidas en México o Estados Unidos y, a la vez, relatos de migrantes hondureños, salvadoreños o de otras nacionalidades que pueden permanecer como no identificados en Guatemala.
<h2>Las tormentas Eta y Iota causaron severos daños en Honduras, incluyendo afectaciones a la salud mental sus habitantes. Para atender esta necesidad, nuestro equipo de salud mental, compuesto por personal de nuestra delegación regional en México y nuestra oficina en Honduras, prestó apoyo técnico a la Cruz Roja Hondureña y a la Secretaría de Salud de Honduras, y visitó los albergues temporales.</h2>
En Honduras, el CICR trabaja de la mano con la Cruz Roja Hondureña y otros actores para que las personas con mayores factores de riesgo y vulnerabilidad reciban protección y asistencia, se respeten sus derechos fundamentales y su dignidad, principalmente en la asistencia a personas migrantes y desplazadas internamente por la violencia, acompañamiento a los familiares de personas desaparecidas, acceso a servicios de salud a comunidades afectadas por situaciones de violencia, restablecimiento del contacto entre familiares, visitas a centros de detención para verificar las condiciones de detención de las personas privadas de libertad, diálogo con fuerzas armadas y de seguridad para la promoción y aplicación de estándares internacionales de derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Hablemos del elefante en la habitación: el uso de la fuerza en Honduras es un tema sensible pero imperioso de abordar. El cuestionamiento social sobre el actuar de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en recientes eventos demuestra la relevancia de regular el actuar de los cuerpos de seguridad en sus tareas diarias, a través de mecanismos legales y protocolos precisos.
<h2>El CICR y el Gobierno de Nicaragua firmaron un acuerdo que ayudó a que el Comité acompañara a personas liberadas por el Gobierno. Gracias a este acuerdo, doscientas personas fueron excarceladas. </h2>
En Nicaragua, pese a la coyuntura de la pandemia y a la necesidad de adaptar nuestras operaciones, pudimos beneficiar a más de 12.000 personas con nuestra acción humanitaria neutral, imparcial e independiente. En este país, el CICR realiza visitas a personas privadas de libertad y apoya la respuesta humanitaria de la Cruz Roja Nicaragüense.
El CICR se reúne indistintamente con las autoridades y las familias de las personas privadas de libertad, a la vez que visita centros de detención donde recoge testimonios de personas detenidas y verifica las condiciones de reclusión. Las visitas son de carácter exclusivamente humanitario y buscan contribuir a que las personas privadas de libertad gocen de un trato y condiciones de vida conformes al derecho internacional y a los estándares internacionalmente reconocidos, incluyendo el contacto con sus familiares.
