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Nigeria: personas desplazadas

Cuando las familias huyen de sus hogares, ya no pueden ocuparse de sus campos. Cuando se reduce la producción agrícola, el comercio se resiente y se produce una espiral económica descendente generalizada. Y, cuando las familias huyen de sus hogares, se separan. Muchas personas desplazadas son acogidas en pueblos y ciudades. Eso supone también una carga para esas comunidades.

En los últimos seis meses, Samuel Tizira ha abierto su casa en Yola a 50 personas, que viven junto con su esposa y sus seis hijos. Sus huéspedes huyeron de la violencia en Michika, el pueblo natal de Samuel, que fue atacado en septiembre pasado. Samuel perdió allí a ocho miembros de su familia.

"En Michika saben que vivo en Yola y empezaron a llegar a mi casa al día siguiente", señala Samuel. "No tenían dónde quedarse, y todos somos seres humanos. Tenemos que ayudarnos unos a otros en este mundo".

Vendi Kwaji, 72, is one of 50 people living with Tizira’s family. He survived a three-day walk without food, water or medicine until he reached a safe place and could take a truck to Yola.

Vendi Kwaji, de 72 años, es una de las 50 personas que viven con la familia de Tizira. Caminó tres días sin alimentos, agua ni medicamentos, hasta que llegó a un lugar seguro y pudo subirse a un camión que lo llevó a Yola. CC BY-NC-ND/CICR/Jesús Serrano Redondo

Samuel tiene 53 años y hace 34 que trabaja en Yola como cartógrafo para el Estado. La mayoría de las personas que se han alojado en su casa caminaron 60 kilómetros en tres días con poco que comer ni beber.

"Me enseñaron que debía cuidar la vida humana, cualesquiera sean los problemas de los demás", afirma Samuel, que gastó dinero de su propio bolsillo para asegurarse de que sus antiguos vecinos tuvieran algo para comer tres veces al día. También compró jabón, colchones adicionales, agua potable y mosquiteros.

Para Samuel, los inconvenientes en su casa no son nada comparados con lo que han tenido que soportar quienes huyen de los enfrentamientos. "Tuvieron que escapar con lo puesto. No tuvieron tiempo de llevarse siquiera un kobo (una moneda nigeriana) o sus documentos personales", señala.

Displaced women and a baby at an ICRC aid distribution in Maiduguri, Nigeria.

Mujeres desplazadas con un bebé, en un punto de distribución de ayuda del CICR en Maiduguri, Nigeria. CC BY-NC-ND/CICR/Jesús Serrano Redondo

"Estábamos preocupados porque los otros dos niños no estaban con nosotros. No sabíamos dónde estaban", explica Maria Sanusi, madre de cinco hijos y separada de dos de ellos desde que se empezaron a oír disparos en Gulak, Nigeria, el pasado septiembre.

Entrevista del CICR, Yola, Nigeria, abril de 2015