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Colombia: los niños en Barbacoas quieren ‘tres golpes’ al día

Bultos, muchos bultos. Hombres y mujeres hacen una cadena para cargar y organizar los sacos de implementos agrícolas que pueden garantizarles la comida de todo un año. Los perros del pueblo se acercan ante tanta conmoción. Esto es Carcuel, una vereda de Barbacoas (Nariño), en la que, como dice la profesora Isabel Reinel, “muchos niños no tienen la posibilidad de comer los ‘tres golpes’ al día”.

(Comunicado de prensa: Ayuda para un millar de personas que sufren escasez de alimentos en Nariño)

Fueron necesarios 17 camiones para cargar las 170 toneladas de insumos agrícolas que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) entregó esta semana a cuatro comunidades rurales de Barbacoas. Con este apoyo, que culminó este viernes 25 de septiembre, resultaron beneficiadas cerca de mil personas, la mitad de ellas niños, niñas y adolescentes, que viven en esta zona del suroccidente de Colombia.

Melquisedec Otálvaro, líder de Carcuel, cuenta que recibió 10 gallinas, una carreta, abono, semillas y un machete. “Nosotros trabajamos con lo que da el campo, pero toca cargar todo desde lejos y a veces hay dificultades. Se pasa mucho trabajo para los niños que están estudiando, para tener las facilidades de alimentarnos”, afirma.

Si hay almuerzo, no hay cena

Le preguntamos a la profesora Isabel a qué se refiere con los “tres golpes”. Ella responde: “¿No ve que ellos no se alimentan bien? Eso afecta su rendimiento académico. La alimentación es un poco regular”. Junto con su colega, la profesora Marleny del Socorro Paí, son mujeres que no necesitan presentación. Ambas visten una camisa celeste que dice: ‘Docente. Municipio de Barbacoas’. Para Marleny, es preocupante ver que muchos de sus estudiantes se acuestan con la barriga vacía, pues solo comen el desayuno que se les da en la escuela. “Esta es una vereda golpeada por los conflictos armados y es una vereda muy pobre. Hay familias que almuerzan y no cenan. El trabajo es escaso por la problemática del conflicto”, afirma.

En Barbacoas y sus zonas rurales, los habitantes enfrentan desapariciones, desplazamientos forzados y afectaciones psicológicas debido a los traumas por el conflicto.

La ayuda humanitaria permitirá que unas 250 familias de Barbacoas tengan sus cultivos en zonas más cercanas a sus viviendas. Foto: CC BY-NC-ND/CICR/Patricia Rey

Cultivar lejos de casa es un peligro

Nathalia Estevam, delegada del CICR en Nariño, asegura que estos fenómenos ponen sobre la cuerda floja la seguridad alimentaria de la población: “Debido a la alta presencia de los actores armados y a los hostigamientos que ocurren cerca de las fincas, la población tiene restricción de movimiento. Muchas veces tienen que arriesgarse para llegar hasta su finca para recoger sus alimentos”.

Las familias habían perdido la posibilidad de cultivar o criar animales con tranquilidad y comían solo una o dos veces al día, según pudo constatar Giovanni Trambaiolo, jefe de la oficina del CICR en Pasto.

El objetivo de esta entrega es que estas familias puedan sembrar y acceder a los alimentos más cerca de sus hogares, sin tener que ponerse en peligro en zonas alejadas.

Junto con Carcuel, también se beneficiaron las veredas de Cruces, Jaboncillo y Tinajillas, muchas de las cuales ni siquiera aparecen en los mapas de Google.

Sembrar para cosechar

Los implementos entregados esta semana son solo el comienzo. Aún queda mucho trabajo por hacer en Barbacoas. Durante los próximos ocho meses, técnicos del CICR continuarán visitando la zona para capacitar a sus habitantes sobre la cría de los animales y buenos manejos de la agricultura. En definitiva, es la comunidad la encargada de ver los frutos de lo que siembren.

Marleny opina que con esta ayuda sí se va a solucionar parte de la problemática de la economía de esta vereda. “Con las gallinas, llegarán los huevos. Así van a tener un medio más para la alimentación de sus hijos”, dice. Ella espera que las notas de sus estudiantes aumenten al mismo nivel que el valor nutritivo de sus platos de comida. 

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