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Venezuela: el ingrediente más importante es el deseo de superarse

Los habitantes del populoso barrio El Cementerio, ubicado en la parroquia Santa Rosalía, en Caracas, saben lo difícil que es vivir allí cada día. Se parece más a una batalla por sobrevivir en medio de un contexto de altísima violencia armada y pocas oportunidades para salir adelante. Los atracos, robos de vehículos y tiroteos suceden de manera cotidiana en esta zona del sur de Caracas.

José Gregorio, un adolescente que nació y vive en El Cementerio, conoce bien esta situación. Es consciente de lo difícil que es salir adelante para alguien tan joven como él y con tantos sueños por cumplir. Muchas veces la soledad lo embarga, mucho más desde que su mamá dejó Venezuela. Él ahora vive con sus abuelos y tíos, junto a ellos y a Sarahit, una líder de la comunidad, pasa la mayor parte del tiempo.

A pesar de todos los obstáculos que debe enfrentar José Gregorio en su vida, este joven de 15 años ha continuado sus estudios, hace deporte, y ahora es parte de una capacitación laboral en panadería que el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) apoya, con la provisión de ingredientes y utensilios de cocina necesarios para su aprendizaje.

"Muchas veces me siento solo, mi futuro es tan incierto. Pero esto me ha ayudado a superarlo, y ya me siento más feliz", explica con voz apagada que poco a poco se ilumina cuando cuenta la oportunidad de aprender un oficio que le permitirá trabajar muy pronto. "Me gustaba la panadería, repostería y pastelería, pero no sabía cómo hacerlo y cuando me dijeron sobre el curso, hice todo lo posible por entrar", cuenta mientras comienza a amasar su primera galleta.

A José Gregorio le gustaría que sus amigos del barrio también aprendieran a ser panaderos porque ha visto a personas que han podido salir de los ambientes violentos en los que estaban y se han recuperado gracias a la oportunidad de aprender algún oficio que los ayude a cubrir sus necesidades y las de sus familias.

Durante varias semanas, estos 24 jóvenes aprendieron a hacer pasteles, panes y otros platillos de panadería y repostería.

Sarahit, con quien José Gregorio trabaja, se ha convertido en ejemplo para los jóvenes de la zona porque los mantiene motivados para que realicen actividades culturales y formativas como el curso de panadería. "Siempre digo que me gustaría que estos jóvenes pudieran formarse para ser voz multiplicadora para otros. Ayudarlos a transformar sus vidas a través de esta oportunidad me contenta mucho", explica.

Ler, otro de los compañeros de José Gregorio en el curso, forma parte del grupo de 24 jóvenes habitantes de la Parroquia El Cementerio, quienes han encontrado en la pastelería una oportunidad para aprender, superarse y plantearse nuevas metas. "Estamos aprendiendo a hacer merengue suizo, ponqué, pasteles y otras cosas..." explica Ler, quien también cuenta con orgullo que con apenas 20 años ya ha sido zapatero, barbero y ahora futuro repostero.

"Creo que con los aprendizajes de este curso más adelante puedo trabajar por mí mismo o en una panadería". Lo dice muy contento porque ahora puede enseñar a sus sobrinos a hacer dulces. Sueña con tener su casa, un negocio y trabajar muy duro para regalarle una casa a su hermana mayor, quien lo ha acompañado y cuidado desde que era pequeño.

Junto a Sarahit, estos jóvenes se han empeñado en demostrar que son capaces de aprovechar estas oportunidades para crecer y mejorar sus condiciones de vida. Al final de la jornada, ella narra con orgullo que "cada adolescente que está en el curso de panadería es uno menos que está metido en una banda delictiva. Los miembros de nuestra comunidad son testigos de esto que digo, porque ahora creen en nosotros y en que un cambio es posible". 

En las últimas semanas, los habitantes de la Cota 905, el Cementerio y zonas aledañas han sido afectadas por episodios de violencia armada que han cambiado su cotidianidad. El CICR ha mantenido el dialogo constante con ellos para entender y atender sus necesidades en áreas como seguridad económica, salud y protección; siempre trabajando bajo los principios de neutralidad e imparcialidad con el objetivo de ayudar a la población vulnerable de la zona.