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Venezuela: Iniciativas microeconómicas en apoyo a los más vulnerables para la recuperación de su sustento

Para Nohelis, el día comienza a las cuatro de la mañana, cuando aún ni un rayito de sol se cuela por las rendijas de las ventanas. Se levanta con sigilo para no despertar a sus hijos y, desde ese momento, comienza una faena que la mantiene despierta hasta pasadas las diez de la noche. Sabe del esfuerzo que necesita y muchas veces se siente cansada, pero mantiene la sonrisa iluminada, la mirada firme hacia adelante y unas ganas inmensas de convertir su pequeña panadería familiar en una empresa que pueda proveer a otros emprendedores y donde las personas de la comunidad encuentren no solo el pan para su familia, sino los alimentos necesarios para su día a día.

A las nueve de la mañana ya tiene lista la mezcla de las galletas, la masa para el pan dulce y las canillas (un tipo de pan muy común en Venezuela). El horno está a temperatura mientras sus manos y el resto de su cuerpo están llenos de harina, dejando huellas blancas por todos lados. Entre las nueve de la mañana y las doce del mediodía, va y viene desde la bodega en el frente de su casa hasta el horno y los mesones donde amasa sin cesar. Abre el horno con cuidado y revisa que el pan haya crecido, que las galletas no se pasen de cocción y que a las canillas les quede ese tono doradito que le gusta y que tanto le costó aprender a hacer. Cuando el reloj da las 12:30 ya todo está listo y Nohelis llena la exhibidora: pan dulce, pan canilla y galletas de vainilla y de coco. El olor a pan caliente empieza a atraer a los clientes de inmediato. Todo lo que hace en el día, se vende.

"Siempre me gustó cocinar, inventar con la comida del día y hacer mis tortas, aunque me quedaran torcidas, pero siempre quise aprender bien, quise saber cuál era el ingrediente exacto para que la torta me quedara perfecta y gustosa. Por eso empecé a hacer los cursos en la fundación, para tener un oficio lo antes posible y no llegar a los sesenta años con las manos vacías y dependiendo económicamente de mis hijos", cuenta emocionada.

Nohelis se convirtió en una alumna asidua en Fundacecasmar, una fundación en San Félix, estado Bolívar, que forma a personas de la comunidad en oficios tales como panadería, peluquería, costura y otros. Después de hacer los dos niveles de panadería, ya sabía cómo hacer para que los panes dulces le quedaran redonditos, algo que adora hacer y que considera el trabajo más fácil, y ya había encontrado la técnica para cortar la masa del pan canilla en partes iguales y que no se le torciera cuando lo metiera en el horno. "Completé en total ocho cursos, porque después hice los de repostería nivel uno y dos, ahora sé hacer cualquier tipo de pan", dice orgullosa. Por eso, cuando el CICR apoyó a través de Fundacecasmar a personas que quisieran emprender, Nohelis no dudó en postularse.

Después de llenar planillas y hacer pruebas, un día Nohelis recibió la llamada en la que le decían que el Comité Internacional de la Cruz Roja la había seleccionado para formarse en un emprendimiento y, posiblemente, recibir el aporte de un financiamiento inicial para el despegue de su negocio. "No lo podía creer, empecé a gritar de la alegría, los vecinos vinieron a ver qué pasaba y todos aquí nos alegramos mucho. Esa ayuda fue algo que nunca esperé y que lo cambió todo, de verdad. Desde ese día mi emprendimiento me cambió la vida".

Nohelis había empezado a hacer panes en su casa, pero no tenía un horno adecuado para panadería.

San Félix, en el estado Bolívar, es una comunidad que ha sido muy afectada por la violencia armada. Allí vive Nohelis, junto a sus dos hijos y su esposo. En su casa, había empezado a vender galletas a los vecinos y amigos. Luego había incursionado en la preparación de panes, pero de manera limitada porque solo contaba con un horno improvisado que su esposo le había hecho con una cocina vieja que les regalaron. Pero eso cambió luego de participar en la convocatoria y superar las etapas del proceso.

Junto a otros emprendedores, esta joven recibió formación en modelos de negocio, finanzas y sostenibilidad, para, como dice ella, "emprender y no quebrar en el intento". "Nos dieron unas clases espectaculares que nunca se me van a olvidar. Aprendí cuánto me costaba un pan a mí y cuánto podía costarle al cliente, cómo obtener el costo de la más mínima cucharada de azúcar que usaba y también, aprendí que el tiempo que yo invierto en el trabajo, vale. Para mí, ha sido una bendición. Fue un reto, porque cada día aprendíamos algo nuevo y demostrar que nuestro emprendimiento tenía futuro el día de la prueba final, no fue tarea fácil", señala Nohelis.

Las ganancias que obtiene a diario le han permitido ir comprando no solo materia prima para sus panes y galletas, sino también víveres, artículos de higiene personal y otros productos que ahora vende en su casa. Por eso, cada día ve su negocio más grande y próspero. Ella sueña con tener un abasto y vender panes al mayor a otras personas que salen a vender fuera de la comunidad.

"Yo no estaba trabajando, solo mi esposo lo hacía y a veces estábamos muy apretados con el dinero. Esta oportunidad ha sido para mí muy valiosa. Una bendición para toda mi familia, y me ha ayudado mucho a superar los obstáculos que tenía antes para tener mi negocio. Estoy muy agradecida con todos los que nos apoyaron" dice, con la mirada llena de esperanza.

Nohelis tiene una energía motivadora, es una mujer comprometida y con fe. En su discurso no habla de límites ni problemas, siempre se centra en las soluciones y oportunidades. Dice que quiere un mejor futuro para sus hijos. Se emociona cuando el pan le queda doradito, cuando la galleta le queda suavecita y cuando quienes llegan a comprar le dicen que su pan es buenísimo. Así es ella: sencilla, muy risueña y con muchas más metas por cumplir.

En 2021, el CICR apoyó a 11 emprendedores de zonas vulnerables en San Félix, estado Bolívar, a través de este proyecto piloto de iniciativas microeconómicas y la entrega de financiamiento para que estas personas pudieran fortalecer sus capacidades e iniciativas de negocio y recuperar así sus medios para obtener ingresos.